"Dicen que las tormentas sirven para limpiar."
Capítulo 7: Te odio...
Quiero salir de esta casa. Son las 6 de la mañana y yo no estuviera aquí si ayer no me hubiera quedado dormida después de la estúpida discusión con Daven.
Al levantarme del sillón, no aguantaba mi cuerpo. Además, estaba de mal humor, quería darme una ducha y lo peor era que moría del hambre.
—Kelsey. —Dijo Nathan rompiendo el silencio y sacándome de mis pensamientos.
—¿Ah? —Lo miré haciendo una mueca.
—¿Estás bien? —Pregunta.
Odia que me pregunten eso cuando sé que no lo estoy.
—Sí, ¿Por qué no lo estaría?
—Tu cara no dice lo mismo.
Intenté sonreír, pero fue más como una mueca.
—Solo quiero irme y ya.
—Pronto nos vendrán a recoger a mi hermano y a mí, ¿Quieres que te dejemos cerca de tu casa?
—Sí, eso sería...
—Yo la llevaré.
Y justo en ese momento me atragante con el jugo de uva que estaba tomando.
—¿Tú? —Dije después de mi ataque de tos.
—Sí.
—¿Qué te hace pensar que aceptaré? —Alcé una ceja.
—¿Tienes otra opción? —Dijo con ironía—. Además, yo te dejaré en la puerta de tu casa.
¿Por qué de un pronto a otro se porta de una "buena" manera conmigo?
Después de estar debatiendo en irme o no con él, me levantó de la silla y me despido de todos.
—¿Por qué eres tan bipolar? —Digo mientras no dirigimos al auto.
—Tan solo te estoy haciendo un favor, Kelsey. —Sonrió cínicamente.
¿Qué demonios quiere decir con eso?
(...)
Al llegar a mi casa, mis padres ni tan siquiera se habían percatado de que no estuve, lo cual no es una sorpresa para mí.
—Hija, ¿Cómo te ha ido en la nueva universidad? —Preguntó mi madre.
—Bien. —Respondí cortante.
Todavía sigo molesta con mi madre, porque cuando mi padre me pega, nunca hace nada al respecto. De hecho, un día hasta lo defendió diciendo que era mi culpa por "haberlo hecho enojar".
—No le respondas así a tu madre. —Replicó mi padre.
—¿Cómo? No entiendo a lo que te refieres. —Me hice la desentendida mirando mi comida.
Sí, estábamos cenando.
—No me vengas con eso, Kelsey, sabes a lo que me refiero.
—No, no lo sé, padre. Adelante, dime, ¿A qué te refieres? —Hablé mientras lo miraba con mala cara.
—Deja de ser tan inmadura y compórtate.
—Y tú deja de ser tan mal padre y aprende a respetar.
Veo como mi padre se levanta de la silla y se dirige hacia mí, pero mi madre lo detiene y pasa algo que jamás pensé que sucedería.
¡Golpeó a mi madre!
—¡MALDITO! ¡¿QUÉ CREES QUE HACES?! —Grito dirigiéndome hacia él.
—Tranquila, hija, todo está bien. Solo fue un momento de ira por parte de tu padre ya pasó.
No puedo creer que haya dicho eso. ¿Lo acaba de justificar?
—¡No puedo creer que lo justifiques! ¿Qué demonios ha pasado contigo, mamá? ¡Tú no eres así! —Elevo mi tono de voz con lágrimas acumuladas en mis ojos—. Necesito tomar aire.
Y como si nada, me levanté y salí de mi casa tirando la puerta.
No puedo creer que hayamos llegado a esto, que mi madre haya caído tan bajo.
Sé que cualquier hija ayudaría a su madre, pero sé que no hará caso, ya lo he intentado. Ya he intentado persuadirla y siempre prefiere defender y justificar a mi padre.
Después de caminar por 10 minutos, caigo en cuenta de que he caminado demasiado sin dirección alguna, por lo tanto estoy un poco pérdida. Además, muero de frío y todo está muy oscuro.
De repente, veo como una camioneta se coloca en frente de mí, lo cual causa que entre en pánico y decida correr, pero al parecer es muy tarde, ya que siento como me agarran fuertemente de los brazos y colocan un paño en mi nariz.
No, mierda, no.
Poco a poco empiezo a sentir que mis párpados pesan y como mi cuerpo deja de luchar.
Dios, por favor, esto no me puede estar pasando a mí, no a mí.
(...)
Siento una superficie muy suave en mi espalda y a abrir mis ojos caigo en cuenta que esta no es mi habitación.
¿Dónde demonios estoy? ¿Qué ha pasado conmigo?
Y ahí vuelvo a caer en cuenta que lo que sucedió no fue una pesadilla.
Rápidamente me levanto y me dirijo a la puerta, al abrirla puedo ver los largos pasillos y lo primero que hago es salir corriendo en busca de poder salir de aquí.
Al llegar al final se pasillo, veo que esta casa es enorme, hay una escaleras en cada lado y al fondo se encuentra la puerta principal.
¡Puerta principal!
Vuelvo a correr y esta vez me dirijo a la puerta principal. Al llegar una voz me interrumpe y hace que quede petrificada.