Incompletos

Capitulo 1 "Años"

Cinco años más tarde me encontraba en mi casa, almorzando, junto a mi hija y una mujer que habia sido la unica que me habia apoyado en estos años cuando se entero de mi desdicha. Me enseñó y guió como ser un buen padre y acompañaba a mi hija, dandole esperanzas que yo iba perdiendo día tras día. La apreciaba bastante.

Hoy me habia acompañado el hospital, cosa poco recurrente, siempre que le pedia que cuidara a mi niña para poder ir tenia uan mirada un poco molesta, sabía la razón, pero preferia ser ignorante.

La sala donde se había mantenido casi cinco años en su cumpleaños se mantenia vacia, o al menos así habia sido en su ultimo año, las pocas personas que tenia la habian dejado de visitar, ella era hija unica y sus padres habian muerto antes de que nos casaramos, así que nunca los conocí, su familia era practica inexistente, y solo tenia una amiga que hace dos años se habia ido a otro pais para quedarse a vivir. Lo ultimo que me habia dicho era una pequeña confesión que solo me amargo ese día.

La sala era solitaria, tenia ese sentimiento comun de soledad y tristeza que odiaba, sin embargo nunca pude espetar, busqué dos asientos en la esquina de la habitación y le puse una a Gemma, al estar sentados nos mantuvimos en silencio por un largo rato, suspiré en secreto y me decidí por comenzar con los ejercicios musculares de María.

- ¿Cuanto tiempo ha sido? - Preguntó observando a María con una mirada compleja

- ¿Mmmm? - No había entedido su pregunta

- ¿Cúanto tiempo lleva así? - Volvió a preguntar, esta vez con el seño fruncido

- Dentro de un mes serán cinco años. - Conteste con tristeza, pues ya no tenia esperanzas de que despertara.

Abrió la boca para hablar, pero en cuestión de minutos cerró la boca y se levantó de su asiento. Me miró con una sonrisa incomoda antes de irse, detube los ejercios que le estaba haciendo a María y la seguí. Ella estaba una pequeña cafeteria que estaba en el primer piso del hospital, estaba pagado una botella de agua, al verme me relagó otra sonrisa incomoda.

- ¿Te sientes mal? - Pregunté con cierta preocupación.

- No... Solo Tenía sed

La conversación terminó así, no hablamos más, sentía que no debia hablar, que podia embarrar si abría la boca, por ello mejor caminamos en silencio hasta la habitacion donde estaba María. Sin embargo, cuando estuvimos frente a la puerta de la habitación y estaba por abrir la puerta.

- ¿No te sientes mal por esto? - Me preguntó de repente. La observé con uan cela levantada, esperando que me aclarara la pregunta - Ella ha estado cinco años en coma, ¿No crees que es tiempo de dejar de amarrarla a ti? Estás estancado... Y yo - No terminó, dejó de hablar de golpe.

- Gemma... - Dejé de hablar cuando ella quitó mi mano de la manija de la puerta y la abrió.

- Esta viviendo a la fuerza, y te aferras a ella aunque parece que has aceptado que no va a despertar - Habló con dureza acercandose a su asiento y sacando su celular, desde lejos pude observar que entraba a WhatsApp

- Es mi esposa

Esta vez no contesto, en cambio su celular timbró y se levantó para irse afuera y contestar la llamada. Yo continué con los ejercios en los brazos de María, pero aun así esa pequeña duda que Gemma habia plantado en mi interior no la podía dejar y esperar que se muriera o desaneciera en el olvido.

¿Me estaba aferrando a un ser muerto? ¿No la dejaba ir?

 

Tardé un mes en decidir que lo mejor era desconectarla, sentía culpa por mi hija, pero al decirle eso ella lo unico que dijo es "¿No va a despertar para jugar? Entonces, ¿Lo hará Tía Gemma?" Habia sido una pregunta inocente de una niña de seis años, pero aun así me hizo entender que lo mas cercano que tenia a una figura materna era Gemma... Y me dolia tanto que no pareciera triste, aunque tambien era bueno... pero aun así

Esa mañana me decidí por llamar al hospital y hacer todo el procedimiento para desconectarla despues de año nuevo, no queria interrumpir las festejaciones con el problema, pues seria un poco egoista a mi parecer. Fui el veinti tres fui por ultima vez al hospital, esperando conseguir paz, pues era la ultima vez que visitaria a María, así podia tratar de que no me afectara tanto su muerte.

Al menos eso me prometí, pero al llegar me encontré con María abriendo los ojos con pesadez, me miró con una sonrisa, en cambio yo estaba asustado, sin saber que hacer

- ¿María? - Murmuré su nombre con inseguridad, estando estatico en la puerta, sin saber si esto era un sueño, una pesadilla o una alucionación.

Y ella transformó su sonrisa vaga en una triste.

 



#2087 en Novela contemporánea
#9258 en Otros
#2839 en Relatos cortos

En el texto hay: nuevo amor, magia, navidad para recordar

Editado: 24.12.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.