Indagando su oscuridad

Capítulo 24. Nunca te encuentras en un estado neutro, todo es desmesurado

Eiren:

—Por lo menos no te quedaste congelada cuando más necesitabas moverte —deduzco, encogiéndome de hombros.

—sí, quería incrustar el cuchillo en otra parte pero bueno, de tanto moverme he intentar lanzarme al piso ocasionó que no diera con su cometido. Ahí fue cuando grité y Joshua corrió hasta mi habitación. Mi tía Elsie no dejaba de llorar, cuando entró al cuarto siquiera miró a Nehemiah, solo se apresuró a llegar a donde me ubicaba y localizar el área de dónde provenía tanta sangre.

— ¿y la señora Carol? —No quiero ni pensar en lo que pudo sentir su madre al ver a su hija en un estado como ese porque, a pesar de que no es directamente su culpa, debió pensar en el bienestar de Leia al dejarla tanto tiempo a solas con su primo.

—sin exagerar, casi se desmaya. Me imagino que el remordimiento después la carcomía porque cuando llegué a la clínica no dejaba de llorar mientras me pedía perdón.

—por lo menos tus tíos fueron justos y llamaron a la policía para que se hicieran cargo de su hijo y las consecuencias de sus acciones. —Suspiro y me remuevo en la camilla.

Leia realiza una mueca con desánimo y sus ojos se cristalizan nuevamente.

—sí, pero aún me cuesta pensar que un familiar pudo haber abusado de mí. Ya estoy más que traumada con eso.

—Es comprensible —contesto sutilmente al verla tan afligida.

Se recuesta sobre el colchón y deja caer su cabeza sobre la almohada. Cierra sus ojos con pesadez para proseguir a tomar largas y lentas respiraciones.

—de cierto modo me alivia.

Frunzo el ceño.

— ¿a qué te refieres?

—es que, cuando pensaba en lo que él pudo haberme hecho hace años me daba rabia saber que no pagó nada, solo recibió los golpes de su padre y listo. En cambio, ahorita va a aprender por las malas que los planes que quería llevar a cabo son catastróficos.

—quien sabe lo que le espera allá.

—mañana tengo que ir para responder a todo lo que necesiten para llevarlo a las celdas como tal y mis tíos tendrán que hacer lo mismo.

— ¿quieres que este ahí contigo? Incluso, estaba pensando en dormir en tu casa hoy —le comento.

—no es por despreciar tu propuesta pero, no tienes que preocuparte por esto. —Sonríe —cuando salga de la clínica iré directo a la casa a dormir, no tengo ya ni ganas de hablar. Aparte, tienes que hacer tu meditación nocturna para tolerar a Cassandra mañana.

Ruedo los ojos.

—ya ni me acordaba que me toca cita.

—paciencia Janit, ella está para ayudarte.

—Sobre todo eso —farfullo con sarcasmo.

Leia bufa con mero fastidio, ya son muchas las ocasiones en las que nuestras conversaciones toman rumbo hacia aquella vía y siempre tienen un mismo final… Molestas por las diferentes formas de pensar que tenemos ante ese tema.

—No quiero pelear contigo por eso —dice para luego soltar una pequeña carcajada que posteriormente se convierte en un gemido quejumbroso —mierda, me duele todo.

—trata de no hacer movimientos bruscos.

— ¿viniste con tu mamá? —pregunta, removiéndose sobre la cama para buscar una posición adecuada. Reacciono sorprendida al recordar que Jarel se encuentra en la zona de espera mientras ya se me había olvidado su existencia.

—Jarel me trajo y está ahí afuera. —Mi amiga, con su mejor drama, tapa su boca para ahogar un grito que quiso soltar.

— ¡se me había olvidado lo de Jarel y Keitan! ¡Joder! ¡Cuenta! ¿Cómo te fue? Que estrés, quería estar ahí para ver la cara de tu amorcito al ver a su hermano ahí en tu casa.

—no entiendo por qué te emocionas, fue súper incómodo. Quería desaparecer. Yo estaba en los brazos de Morfeo, se me había olvidado que ellos iban a venir, de lo contrario hubiera salido de la casa para no estar en ese preciso momento. Jarel llegó primero y luego Keitan venía caminando por la acera para llegar a la entrada.

—me imagino las caras que pusieron. —Suelta una risotada para luego lamentarse por las puntadas que la toman desprevenida.

— ¿qué te acabo de decir?

—cállate. Aja ¿Qué se dijeron? ¿Qué hiciste?

—Pareces una vieja chismosa —bromeo —Bueno, Jarel se tensó y la risa que cargaba su hermano mayor se esfumó, luego estaba yo, ahí, bien gracias. —Sonrío carente de humor —se pusieron a discutir algo que me dejó confundida y bueno, Keitan se fue.

—Pobrecito, eso es para que entienda que su lugar es a mi lado —comenta esperanzada.

—Qué mala eres —declaro con disgusto. Literalmente, jamás me gustaría estar en el lugar que tuvo Kei en aquel instante, la incomodidad que sentí dudo que haya estado en el mismo escalón que la que el sintió.

—con mayor razón Eiren Janit, usted me va a hacer el favor y va a venir, pararse de esta cama donde yace su mejor amiga en las peores condiciones existentes y salir para irse con el amor de su vida.

—si lo dices así, suena peor.

—Nah, estoy bromeando, solo quiero que aproveches porque por lo que he visto y me has contado, él nunca se ha comportado de esta manera contigo.

—en realidad. —Resoplo.

—párate y vete.

—Mañana iré a verte antes de ir a la universidad —le explico mientras me bajo de la cama.

—cuando prefieres perder una clase para verme es como demuestras tu amor por mí, gracias —se burla.

—hasta en estas condiciones eres insoportable.

—nunca hay que perder el toque.

Me despido de ella con un beso en la mejilla y doy la vuelta para salir de la habitación. Las personas que se hallan fuera del cuarto fijan su mirada en mí, captando cada uno de mis gestos.

— ¿habló bastante contigo? —pregunta la señora Carol con inquietud.

—Es lo que más hizo —contesto sonriente. Asiente, dejando salir un suspiro nervioso.

Atisbo de reojo a los tíos de Leia y estos dejan de divisarme ya que ambos se colocan cabizbajos. Mi vista se desplaza hacia Jarel quien tiene sus grisáceos puestos en mis facciones sin alguna expresión aparente.



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En el texto hay: tristeza, amor, suspenso

Editado: 12.03.2021

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