Me dolía demasiado la cabeza de tanto pensar, trataba de recordar mi pasado con todas mis fuerzas pero era frustrante. Las palabras de Ethan retumbaban en mi mente pero era como si hablara de otra persona y no de mi misma. Cuando me habló sobre mi hijo algunas imágenes vinieron a mi cabeza en ese momento y un fuerte sentimiento de ternura, dolor y nostalgia se apoderó de mi ser y esa sensación persistía aún ahora. Cuando pensé en el nombre de Meily imágenes de mi niñez a su lado vinieron a mi mente, mi preciosa y querida hermanita, como fui capaz de olvidar s la persona que me acompañó durante toda mi infancia. Sí, recordé a mi hermana, al menos una parte de nuestra vida juntas, una muy importante. Pero cuando pensé en Marcus me atacó este insoportable dolor de cabeza. Sentí miedo, dolor, ansiedad y desesperación al tratar de pensar en ese hombre y recordar mi pasado con él pero solo me invadieron estos sentimientos negativos y dolorosos. No podía recordar mada sobre él, definitivamente no. Era como si mi mente se negara a hacerlo por algún motivo..., pero algo si me quedó claro, no quería acercarme a ese hombre, mi cuerpo se estremeció completo.
Traté de dejar mi mente en blanco. Tanto esfuerzo me estaba causando daño. Un recuerdo inesperado vino a mi mente, estaba en una habitación inmensa y en una cuna había un precioso bebe. Mi alma se llenó de infinita ternura y calidez al recordar su imagen.
Recuerdos de hace 2 años antes:
Tocaron a la puerta.
—Un momento—contesté.
Me quedé asombrada y confundida al ver de quién se trataba al abrir la puerta.
—¿Qué haces aquí?—pregunté con asombro y timidez.
—Vine a ver a mi sobrino, puedo pasar?
—Sí, adelante, está en la cuna.
Me aparte para cederle el paso.
Fue hacia la cuna y se quedó observando al bebé con atención y deleite. Se veía tan conmovedor.
—¿Que tiene?—Preguntó alarmado de pronto y me sobresalté.
—No es nada, necesito cambiarlo.
Me moví hacia la cuna.
—Ustedes las madres tienen un toque especial, parece magia lo que acabas de hacer.
Expresó con administración.
—Es instinto maternal, las madres sabemos lo que necesita nuestro bebé solo con verlo o escucharlo.
Sentía su mirada penetrante pero mi atención estaba en ese bebé que había vuelto a la tranquilidad después de cambiar su pañal.
—¿Estás bien?
—Sí...—contesté vacilante, su inesperada pregunta hizo que me tensara.
No, no lo estaba, pero no quería demostrarlo y menos a él.
Traté de profundizar el porqué estaba mal en ese momento pero nada llegó a mi mente.
—Si necesitas ayuda cuenta conmigo, puedes confiar en mí.
Ofreció sincero. Parecía preocupado, su cara reflejaba lo mucho que le importaba.
—¿Ayuda...? ¿Para qué? Estoy en mi casa, con mi esposo y mi hijo, qué más puedo pedir?
—¿Segura que estás bien aquí?
Insistió.
—Fui yo la que escogió esta vida, no tengo derecho a arrepentirme.
Era capaz de recordar la conversación que tuvimos pero no de saber porqué motivo daba esas respuestas.
—Nadie está obligado a soportar maltratos, no tienes porqué aguantar agravios porque seas esposa y tengas hijos...
—¿Quién te dijo que a mí me maltratan?
Recuerdo que contesté alterada pero no sé porqué motivo.
—Es solo una hipótesis, no te molestes, únicamente quería decirte que puedes contar conmigo, sea lo que sea que me pidas te ayudaré. Puedes contar conmigo sin ningún tipo de interés, lo hago porque me siento identificado contigo, esta familia es muy complicada y difícil. Entiendo si no te sientes bien, tu semblante no luce bien.
Expresó con vehemencia y luego me abrazó.
Lo acepté, se que lo hice y más que eso, hundí mi cara en su pecho y sollocé.
Pude sentir que estaba sufriendo demasiado en ese momento. Su abrazo fue tan gratificante y reconfortante.
Cuando me sentí más calmada se calmada llevé mis palmas a la altura de su pecho y lo empujé suavemente.
—¿Ahora sí vas ha aceptar mi ayuda? Si es así tienes que decirlo ahora, hoy me voy de viaje pero lo puedo posponer por ti.
Me impresionó.
—No lo hagas, estoy bien. Mi hijo necesita a sus padres. Marcus lo quiere mucho. Estoy sentimental es verdad, lo admito; pero seguro es secuela del embarazo y la lactancia, mis hormonas están inestables. El bebé no me deja dormir mucho, es por eso las ojeras.
Expliqué pero tengo la sensación de que me estaba engañado a mi misma.
—¿Segura que es por eso, no te pasa nada más?
Insistió.
—Sí, segura, no te preocupes y gracias por ofrecer tu ayuda.
—Préstame tu móvil.
Pidió de pronto. Lo miré extrañada pero igual lo busqué sin hacer comentarios.
—Este es mi número, puedes llamarme en cualquier momento, por favor si me necesitas no dudes en llamarme. Guarda el número como si fuera de tu hermana, es mejor que Marcos no sepa que tienes mi número. ¿De acuerdo?
Asentí solamente.
—Me tengo que ir, no me queda mucho tiempo, mi vuelo sale a las 11.00am.
El se acercó demasiado a mí pero por instinto o por nerviosismo moví la cabeza en ese preciso momento y nuestros labios chocaron por accidente. Mi asombro fue enorme, me quedé tiesa. La realidad fue que por x o por y ninguno de los dos se apartó. Nos quedamos no sé si mucho o poco tiempo en esa posición. Sentí que el tiempo se detuvo.
Mis sentimientos no me podían engañar, amaba a Ethan desde antes, estaba segura de que lo que sentía en ese momento era amor verdadero. ¿Cuando comencé a amarlo?, pues no lo sé, solo lo sabría cuando recuperara por completo la memoria.
—Lo siento mucho, fue un accidente.
Yo continué paralizada.
—¡Nayely!, ¿estás bien?
Entonces reaccioné, lo miré con timidez y fuego en la piel.
—Sí, puedes irte.—le mostré la puerta cuando en verdad quería gritarle que me llevara con él pero un bebé recién nacido me detuvo.
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Editado: 11.05.2022