Influencer por accidente. La anti-romantica.

Entrevista.

Camila caminaba por la acera con paso rápido, como si el pavimento pudiera reconocerla. La peluca rubia, recién llegada por delivery hace unos días atrás, se movía con el viento como una cortina de anonimato.
Llevaba lentes oscuros, y una gorra que parecía decir “No soy yo, pero aquí ando"
Todo para evitar que alguien la señalara y dijera:

“¡Mira, la anti-romántica!”

Desde que el video se volvió viral, salir a la calle se había convertido en una misión de espionaje. Una vez en la panadería, sintió que el cajero la miró dos segundos más de lo normal. Luego fue en farmatodo donde una señora le preguntó si era “la chama que hablaba bonito pero con rabia”. Y como olvidar aquel día en el mercado de la cecosesola, un niño le pidió una foto “porque mi mamá te ama más que a mi papá”.

Camila llegó a casa de Sofía con el corazón acelerado y la peluca medio torcida.

—Esto es insostenible. No puedo ni comprar queso sin sentir que me van a pedir consejos de anti amor, creo que a estas alturas, de seguro soy el primer enemigo del señor cupido.

Sofía la recibió con una sonrisa y una taza de café.

—Pero ya aceptaste la entrevista. ¡Eso es un paso!

Camila se dejó caer en el sofá.

—Sí, un paso hacia el abismo. ¿Y si me reconocen mientras voy camino a la radio? ¿Y si me preguntan por mi ex? ¿Y si me da un ataque de sinceridad y digo que el amor es una estafa emocional con buena publicidad?

Sofía se sentó a su lado.
—Entonces dilo. Pero dilo tú. Con tu voz. Con tu sarcasmo. Con tu peluca, si quieres.

Camila suspiró.
—Capaz sí, pero capaz no hago la entrevista.

—No señora, nada de eso. Usted ya acepto, prohibido echarse pa' tras.

—Esta bien, iré a esa bendita entrevista en la radio, el día domingo.

—Siii —Sofía saltó como niña pequeña, luego levantó su taza y una enorme sonrisa se dibujo en su rostro.

—Brindo por eso. Por la era de Camila, la anti-romántica con peluca y poder de edición.

Camila sonrió, se quitó la peluca y la lanzó en el bolso.

—Que se preparen. Porque creo que estoy lista para incomodar y con estilo.

—Bueno, empecemos el ensayo para tu entrevista.

—No tengo ánimos para eso.

—Claro que si, arriba esos ánimos, porque te recuerdo que hoy es sábado señora anti romántica.

Y así al día siguiente Camila se miraba en el espejo del baño de la emisora, mientras sentía como tenía las manos sudadas.

—Esto es una locura —murmuró—. Yo debería de haber venido para hablar de diseño gráfico, no a convertirme en la gurú del despecho.

Sofía, detrás de ella, le ajustó el cuello de la camisa y le dio una palmada en la espalda.
—Respira. Solo sé tú. La tú que se volvió viral sin querer. La tú que dijo que el amor es una mentira bien maquillada y ahora tiene a medio Barquisimeto diciendo lo mismo.

Camila tragó saliva.

—Recuerda que no solo es una ciudad, es casi que a medio mundo. Si me da un ataque de pánico, tú hablas por mí.

—Si te da un ataque de pánico, yo grabo y lo subo. ¡Eso sí se viraliza!

—¡Sofia!

—Ok, ok, te ayudare.

Luego ambas entraron al estudio. El locutor la recibió con una sonrisa y un micrófono que parecía más intimidante que cualquier cita fallida.
—Bienvenida, Camila. La famosa Anti-Romántica. ¿Lista para contarle al mundo cómo empezó todo?

Camila se sentó, respiró hondo y dijo:

—Si, todo empezó con una empanada y una amiga metiche.

Y el estudio estalló en risas.

Durante la entrevista, habló de su vida como diseñadora freelance, de sus citas fallidas, de cómo el video se volvió viral sin su permiso, y de lo que realmente piensa del amor moderno.

No dio consejos.
No prometió soluciones.
Solo fue honesta.
Y eso bastó para que los oyentes la amaran aún más.

Al salir, Sofía la abrazó.

—¡Lo hiciste!

Camila sonrió, aún temblando.
—Y no morí. Aunque el micrófono me miraba feo.

Caminaron hasta la plaza, se sentaron con helado en mano y empezaron a planear.

—¿Y si hacemos más videos? —preguntó Sofía—. Pero esta vez tú decides qué decir, cómo decirlo, y cuándo subirlo.

Camila pensó en Piolín, en sus diseños, en su caos emocional.

—Está bien. Pero nada de frases cursis. Nada de “cree en ti”. Y esta vez, cada video lo voy a decidir yo. Nada de subir contenido sin mi consentimiento.

—Obvio amiga. Solo verdades incómodas con fondo musical y subtítulos.

Camila levantó su helado.
—Entonces que empiece la era de la Anti-Romántica. Pero con estilo. Y con filtro… solo si es vintage.

—ja, ja, ja.

Ambas rieron carcajadas.




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