Influencia

Bajar la guardia.

Se encontraban jugando un videojuego, uno en el que Nicole llevaba toda la delantera. En cambio James iba perdiendo sin ninguna posibilidad de ganar, sin embargo, se sentía completamente bien.

Miraba a su alrededor y todo era tan diferente a lo que estaba acostumbrado, sí, puede que en cuanto a lo material nada fuera muy diferente, en cambio el ambiente era completamente distinto.

Podía sentirse la calidez de aquello que realmente era un hogar, el silencio de las grandes paredes de su casa en Nueva York era intercambiado por las risas e incoherencias que provenían tanto del pelinegro como de la castaña a su lado.

Las enormes paredes no parecían volverse más estrechas cada vez, no parecían querer encerrarlo en la oscuridad. No parecía un sitio temible como lo solía ser su propia habitación, no estaban esas visiones de los monstruos que lo atormentaban con regularidad, sin embargo, sabía perfectamente que un par de días alejado de todo no los habían hecho desaparecer, aun se encontraban ahí, escondidos en la penumbra esperando a que bajara la guardia por completo, para así poder atacarlo con mas fuerza, aterrorizando por completo su ser, sin que pueda detenerlo, haciendo sangran su alma sin poder detener la hemorragia emocional que se avecinaba.

Pensar en eso era bastante deprimente a su parecer, le impedía poder disfrutar de ese tiempo como debería, el terror era mucho más grande de lo que creía, de pronto sintiéndose un alma débil que ha sido encerrada en su propia tormenta rodeada de nubes grises, no se sentía libre, el derecho a la libertad parecía ser un lujo demasiado caro como para comprar.

Los veía reír y bromear como si no existieran preocupaciones en sus vidas, como si todo el mundo fuera completamente perfecto, feliz. No se sentía de esa manera, sino que era todo lo contrario, ellos disfrutaban del momento, de tenerse el uno al otro, mientras que por otro lado James tomaba antidepresivos como una alternativa para hacerlo sentir mejor con las hormonas de la felicidad, endorfinas, oxitocina y dopamina corriendo en su sistema nervioso.

No sabia que era mas triste, sentir que, desde su punto de vista, estaba siendo drogado con medicamentos psiquiátricos para así poder sentirse mejor, o saber que sin importar cuantas veces los consuma no estaban funcionando en lo absoluto.

La sonrisa que anteriormente decoraba su rostro con esos profundos hoyuelos desapareció lenta y dolorosamente al pensar en lo vacía que era su vida en realidad, en lo poco que valía, no era mas que el heredero de los Kensley, quien mantendría los negocios de su padre, convirtiéndose en el jefe que estaba destinado a ser, no como Andrew, que vivía en Ciudad de México para escapar de su apellido, abriéndose paso por su cuenta, siendo un líder en su trabajo, admirado por ello, no como él, que a su edad ya era temido por varios.

Andrew era alguien en la vida, en cambio, James sentía como su vida no era nada, él no era nadie más que el hijo de Harry kensley. Tal vez esa era la razón de que su padre amara al pelinegro más de lo que amaba a su propio hijo. Convenciéndose de que todos esos insultos de su parte que iban disparados hacia su persona sin piedad no eran más que la verdad.

Estaba casi seguro de eso, de que en esta vida, en las anteriores y en las siguientes era un don nadie tal como su padre se lo aseguraba. El mayor dirijo su mirada hacia el castaño un segundo, regresando casi al instante al notar su repentino silencio.

Una notificación se escucho proveniente del celular del castaño, lo encendió ignorando la mirada del pelinegro, era un mensaje.

Mother: Tenemos que decirte algo, cariño. (enviado a las 2:00 p.m)

Harry: James, tenemos que hablar. (enviado a las 2:01 p.m)

Unió el entrecejo tras haber leído ambos mensajes, no sabia que estaba ocurriendo, pero estaba seguro de que no era nada bueno, o por lo menos no lo seria, no para él. Sin esperar mas entro a sus contactos para poder llamar a su padre olvidándose por completo de la presencia tanto como de Nicole como de Andrew, marco los números para después escuchar los tonos, respondió casi al segundo.

— No entiendo. — dijo al teléfono. — Wath's going on? (¿Qué está pasando?)

Ambos lo miraban con atención mientras el castaño únicamente escuchaba lo que se le informaba del otro lado. La expresión en su rostro se volvió indescriptible, sus ánimos parecían decaer conforme cada segundo pasaba, sus labios se abrieron como si quisiera decir algo pero su padre no se lo permitiera.

— Than? (¿Qué?) — su mirada se dirijo a Andrew un segundo en medio de la llamaba, su rostro reflejaba incredulidad confundiendo al mayor. — Wait. (espera)

— ¿Sucede algo? — Pregunto Andrew.

— I hope not, now I will return. (espero que no, ahora vuelvo) — Se detuvo al escuchar la voz del otro lado, rodando los ojos inconscientemente. — What's the difference, Harry? (¿cual es la diferencia, Harry? — Nuevamente se detuvo para escuchar el otro lado de la línea. — No. — Pudieron ver con su mandíbula se tensaba conforme escuchaba. — Discúlpame, Andrew, debí hablar en español por qué en México mi inglés es estúpido. — dijo entre dientes, se escuchaba la tensión en su voz, como estaba siendo forzado a decir aquello para que la persona al otro lado de la llamada pudiera escucharlo alto y claro. — Ahora vuelvo.

Se puso de pie, ambos lo miraban subir las escaleras confundidos por la llamada, sin saber que estaba ocurriendo. Su padre lo corregía constantemente cada vez que utilizaba su lengua materna cuando ya le había advertido que debía hablar su español con mucha mas frecuencia, siendo obligado a disculparse cada vez que no seguía eso que más que una simple petición era una orden de Harrison, quien era más su jefe que su padre.

Entro a su habitación cerrando la puerta detrás, asegurándose de tener privacidad a pesar de que estaba seguro que él no subiría a espiarlo.




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