En medio de un pasillo hecho de ladrillo de piedra dentro del cuartel general se encontraban dos mujeres mirándose fijamente, aunque una era casi el doble de alta que la otra -¿Lograste hacer el contacto? –le pregunto Samara a la otra mujer.
-Así es –contesto la joven chica con el título de Santa –Hice lo que me pediste, voy a intentar orientarlo un poco mejor que esa bruja que lo está ayudando a entrenar, aunque pienso que para esto sería mejor que tú, su superiora y responsable directa, lo entrenara ¿No crees?
El título de Santo era uno que solo algunas personas podían tener ya que era una facultad que se obtenía al nacer y no algo a lo que se pudiera llegar. Un Santo era muchísimo más poderoso que todos los Beatos juntos, sin embargo, el título de Santo era dado por sus facultados de poder bruto mientras que el de Beato también era un rango en la Orden y OCCI. Por ese motivo la Beato era superior a la Santa y esta última debía obedecerle.
-Lo que sucede es que no quiero que desarrollemos un vínculo de confianza para que después no me vea como su líder –contesto la chica de baja estatura. Aunque eso se sumaba directamente al incidente de hace tiempo que involucraba la muerte de todos los miembros de la Iniciativa Oblivion anterior.
-Entiendo, cuando lo visité ayer a la noche me percaté de que está haciendo algo mal desde la base. Ahora debe estar llegando a la universidad, así que lo volveré a ver para corregir ese error. De ahí en adelante será mucho más fácil su camino.
Antes de que Paideia se fuera, fue detenida una vez más por su superior –Por cierto, recuerda que solo debes orientarlo para que pueda usar mejor ese grimorio. Nada más.
-Lo sé, lo tengo en mente- contesto, aunque ignoro esa orden en el pasado y la continuaría ignorando en el futuro. Ella podría seguir haciendo de las suyas mientras Samara no se diera cuenta.
-----O-----
Me baje de la parada del colectivo para comenzar a caminar por la vereda, aún era muy temprano por la mañana, por lo que el sol todavía se encontraba oculto detrás de las nubes. Una gran cantidad de personas se bajaron junto conmigo del colectivo, lograba reconocer algunas caras, mientras que las demás tenían mochilas y bolsas que me daban a entender que también eran estudiantes de la Universidad Nacional Consagrada.
Aunque parecía que caminaba tranquilo en la mañana nublada la verdad era que me encontraba nervioso, anoche me quede hasta muy tarde en la biblioteca del cuartel general y llegue tan cansado a mi casa que lo primero que hice fue tirarme a dormir; hoy me desperté muy temprano para venir aquí y en ningún momento tuve tiempo de hacer la tarea que tenía que presentar hoy <Ojala el profesor no pida la tarea> rogaba en mi mente, normalmente le hubiera suplicado a dios por su ayuda, pero con todo lo que pase ya no era capaz de hacer eso <De todas formas podría hacer la tarea apenas llegue> tenía que buscar alguna salida por mi propia cuenta, no quería comenzar a atrasarme con las materias y sacar malas notas, ya que si era posible podría promocionar todas las materias.
Saliendo de mis pensamientos para observar el camino delante de mí, me percaté que por algún motivo una gran cantidad de pétalos comenzaron a caer de los árboles plantados a un lado de la vereda, al principio eran pocos, aunque rápidamente comenzaron a caer más y más hasta que toda mi vista se vio cubierta por estos. Cuando todos dejaron de caer me percaté de que ya no había nadie más a mí alrededor, la calle a mi lado había desaparecido, no había rastro del camino de cemento que seguía y hasta los árboles se desvanecieron.
Todo el entorno que me rodeaba desapareció abruptamente para ser reemplazado por una infinita pradera verde llena de flores, con un sol que calentaba mi piel y un viento que movía mi cabello. Antes de que pudiera expresar la incertidumbre que sentía pronunciando alguna palabra, una figura femenina se materializo en frente de mí y me saco el aliento.
La hermosa mujer joven de cabello negro hasta la cintura me saludo con una sonrisa -Buenos días niño vinculado.
No podía recordar su nombre ya que era muy largo y complicado, así que solo me quede paralizado y observándola totalmente confundido –Ehm… ¿Hola?
-¿Qué estabas haciendo?
-Ehhh caminaba hasta la entrada de la universidad –ahora que ella me dio margen para hablar quería aprovechar la oportunidad. Me puse firme y dije –Disculpa, pero yo vengo aquí desde que comenzó el año y en ese tiempo me uní a OCCI, pero nunca te había visto en este mes y medio ¿Acaso te transfirieron aquí de otra universidad?
La chica que tenía lianas verdes enredadas en su largo cabello comenzó a reírse exageradamente –Ay que chistosos jajajajaja. No es nada de eso, solo que estaba muy ocupada y ya me desocupé, aunque creo que muy pronto me darán otro trabajo ya que estoy aquí.
-Ya…veo –conteste observándola confundido -¿Y quién se supone que eres?
Ella inclino ligeramente su cabeza con una sonrisa –Ya te había dicho que soy Paideia Virenti Natura.
Esta era la tercera vez que me decía su nombre y me sentía mal conmigo mismo por no poder recordar el nombre de una linda chica como ella. Con mi mano izquierda tome a mi brazo derecho del codo, eso era algo típico que hacía cuando estaba apenado o avergonzado –Lo siento mucho, me olvide tu nombre.
Riéndose otra vez con una dulce y tonta sonrisa me contesto –No te preocupes, si mi nombre te parece difícil de recordar solo llámame pai ¿Esta bien?
Me sorprendió mucho que ella tuviera un gran grado de confianza conmigo, aunque yo ni siquiera la conocía, pero ella era muy linda y parecía una agradable persona, por lo que me sentía en la obligación de corresponder esos sentimientos –Genial, entonces tu puedes decirme Dami. Así solía decirme mi mejor amiga de la secundaria -en respuesta ella se puso aún más feliz de lo que ya estaba, cosa que no pensé que era posible –Por cierto –continúe -¿Sucedió algo para que me buscaras ahora?
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Editado: 12.02.2022