Iniciativa Oblivion: Sobrenatural

Archivo Alfa 2

Cuando mi cuerpo sintió que ya había descansado suficiente simplemente sentí la necesidad de levantarme, me encontraba cómodo tapado por las sabanas de mi cama. Observe el reloj despertador en la mesa de noche a mi lado y este marcaba las 09:12 AM.

Lo que más llamó mi atención fue escuchar un sonido a un lado de mis piernas, se trataba de un ronroneo y era mi gata quien había pasado la noche durmiendo junto a mí –Buenos días –la salude para seguido bostezar aun con remanentes de sueño.

Como era de esperarse ella ni siquiera se volteo para mirar, quizás yo no era digno o no quería que nadie la molestara tan temprano. Me quede estático unos segundos observando su belleza cuando repentinamente un pensamiento llegó a mi cerebro como una bombilla que se enciende –Tu alimento –recordé.

Pero algo era extraño, si yo no le compre alimento anoche entonces ella no cenó y por lo tanto estaría muy molesta intentando llamar mi atención para que le diera de comer. Sin embargo esa no era la situación.

Otro recuerdo llegó de golpe y pasó ante mis ojos: el baldío estaba completamente oscuro y la bolsa de alimento sabor pescado que le compre a mi gata se me cayó al suelo, eso fue debido a que quede hipnotizado con una luz azul blanquecina flotando en frente de mí. Después de que acabara ese recuerdo un fuerte dolor palpitante apareció en mi cabeza –Que extraño, no recuerdo nada de anoche. Pero siento que eso que me paso fue solo un sueño, si, sin duda. No puede haber sido algo real.

Utilizando mis piernas empuje suavemente a mi gata hasta que ella entendió la indirecta y de un salto bajo de mi cama, corrí mis sabanas a un lado y me puse de pie cuando una extraña sensación se apodero de mis extremidades. Lleve mi vista a mi brazo derecho y parecía estar perfectamente normal, aunque podía sentir un extraño cosquilleo debajo de la piel o más precisamente era como si hubiera pequeños gusanitos deslizándose dentro de mi cuerpo.

Un escalofrió me recorrió de arriba a abajo y el fuerte dolor en mi cabeza aumentó, pero esta vez no fue solo eso. Coloque mi mano sobre la frente y estaba ardiendo –Espero no haber agarrado un resfriado –me dije a mi mismo sacando una remera y pantalón de mi placar –O al menos que sea una leve, este es mi último fin de semana antes de entrar a mi primer año de universidad y no quiero perdérmelo.

Soportando los extraños dolores que atormentaban mi cuerpo abrí la puerta de mi habitación y junto a la gata bajamos las escaleras –Por la hora imagino que mis padres ya deben haberse ido a trabajar. Me pregunto cuando tardara en contestarme mama si le pregunto qué puedo tomar para un resfriado.

Una vez en el primer piso me dirige a la cocina pero me detuve de golpe al percatarme que alguien más se encontraba allí, analizando la figura de la persona desde el marco de la puerta vi que se trataba de…mi hermana menor.

-Ouh Sofía, buenos días.

En frente de la mesada se encontraba ella, era cinco años menor a mí y estaba cortando una tira de pan para untarle dulce de leche mientras tenía una taza de café al lado – Asi que parece que recuperaste tu lengua, bien por ti –ni siquiera se molestó en saludarme y simplemente contestó con sarcasmo.

Entre a la cocina junto a ella –Que rico ¿Lo hiciste para mí? – quise molestarla acercándome a su lado y robándole su plato con pan y dulce de leche.

-¡Oye no! –reaccionó al instante sacándome el plato de la mano y colocándolo a su lado –Ash siempre tan molesto ¿Por qué mejor no sigues actuando como ayer a la noche?

Quede descolocado ante esa extraña pregunta –No entiendo a qué te refieres.

-No te hagas el tonto Mateo –respondió blanqueando los ojos –Actuabas como un maniquí sin alma, ignoraste a nuestros padres y a mi toda la noche. Ni viniste a cenar.

-Pero no recuerdo haber hecho nada de eso, en general no tengo recuerdos de nada relacionado a anoche.

La expresión apática que mi hermana menor tenía hacia mi cambio abruptamente, ella dejó lo que estaba haciendo para analizarme completamente como si intentara entender una pintura abstracta –Sera posible que quizás ¿Te hayan abducido los ovnis? –aunque para alguien normal pareciera que lo decía en broma en realidad mi pequeña hermana era muy seria al respecto.

Sofía tenía unos mechones de su frente teñidos de un rosa fuerte mientras el resto de su cabello era castaño oscuro al igual que el mío y a pesar de su edad había logrado convencer a mis padres de dejarla hacer el tatuaje de un pequeño planeta Júpiter en el cuello. Ella creía firmemente en todas las teorías conspiranoicas de internet, por más absurdas que fueran y como no tenía muchas amigas siempre era a mí a quien le contaba todas esas cosas; pero no me molestaba del todo ya que era una buena forma de pasar tiempo juntos y relacionarnos sumado a que después de escucharla ella actuaba más gentil y menos molesta o apática.

Todavía con mi fuerte dolor de cabeza y extraña sensación de gusanos moviéndose debajo de mi piel intente no incomodarme ante los ojos que ponía mi hermanita –Realmente no estoy seguro, tengo la vaga idea de haber salido anoche para algo y ahí se corta todo.

-Todo cuadra, cuando regresaste de comprarle alimento a Nina fue que actuaste tan extrañamente.

-¿Acaso tienes alguna hipótesis?

-¿Sabías que la actividad ovni ha aumentado un 25% en el último mes. Ten cuidado hermano, nuestro barrio está ubicado en la cima de un cerro y es por donde más pasen los alienígenas.

-Okey…

Después de eso su interés en mi situación desapareció casi tan rápido como apareció, Sofía tomó su plato con pan y taza con café para darme la espalda –Intervendré si veo que estas al borde de la muerte –habló como una sabelotodo que tendría la cura exacta para mi condición –Y además no me molestes, tampoco puedes usar Netflix, ni HBO Max o Disney Plus. En general no usas nada que me consuma mucho internet.




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