Instagirl♡

01~ Un chico misterioso

—¿Ya viste la nueva publicación de @soy_taniawils?—

—Obviamente nena, ¡cómo la envidio! Ella dándose la buena vida en su yate, y yo aquí hablando contigo—

—¡Oye! ¿qué tiene de malo hablar conmigo?—

—Mejor olvídalo, equis—

 

Tania

Amo los viernes, es decir es un día muy popular para los jóvenes, ya sabes el inicio del finde, fiestas, alcohol y diversión, sobre todo para mi.

Me llamo Tania Wilson y soy la hija única de una empresaria billonaria, y no, no hablo de Kylie Jenner. Mi madre Kaitlyn Adams es una mujer viuda, pero sumamente rica y relativamente joven. Me hace sentir como si la vida fuera el mismo paraíso en tierra, ella me da todo lo que quiero, por supuesto, soy su adorada hija.

Ah, casi lo olvido, se puede decir que soy "famosa" en el instituto y en gran parte de la ciudad. Mi cuenta de insta tiene nada menos que 35.000 followers y muchísimos likes, nada mal para una chica de 16 años.

 

Hoy es de esos días en los que no sabes realmente que hacer, bueno en realidad si tengo cosas que hacer, miles de tareas del insti, nah, las copiaré de algún nerd el lunes en clase, por ahora, ¡voy a salir!

Elijo un vestido corto blanco, unas botas negras y el pelo lo llevo suelto. Salgo a la sala finalmente donde me encuentro con mi madre.

 

—Hola querida — dice mi madre.

—¡Hola má! — me le acerco por detrás y la cubro en un abrazo.

—Te ves hermosa, ¿a dónde vas? —

—Gracias, pues la verdad no sé, a donde me lleven los pies jaja —

—Donde te lleve tu coche querrás decir —

—Justo lo que quería decir — concuerdo. 

—Okay, no llegues muy tarde Tania, ¿entendido? —

—Claro má no te preocupes... ¡chao! —

—Bye —

 

Salí en mi mercedes y me dirijo al centro de la ciudad, donde hay más locales y lugares para divertirse, eran alrededor de las siete de la noche.

Entré a un nuevo centro comercial que recién había inaugurado hace un par de días.

Lo primero que hice fue entrar en un local de joyas, personalmente adoro los anillos de oro con detalles de piedras preciosas. Encontré algunos hermosos y me los lleve. Luego entré a un local de ropa y me probé mucha, el tiempo se fue rápido y ya eran las 9:30.

 

Me dió hambre y fui a la zona de comidas pero casi todo estaba cerrado, casi todo, pero no todo. Alcanzé pedir pollo frito y estaba más que contenta por eso, no quería volver a casa con el estómago vacío... fue entonces cuándo lo vi, había estado tan concentrada en mi comida que no lo había notado. 

Diagonal a mi mesa estaba sentado un chico que tenía una laptop encendida y parecía estar trabajando en ella, pero ese no es el punto, el punto es que estaba super-hot. Era blanco, ligeramente bronceado, tenía las facciones marcadas, la mandíbula cuadrada, cosa que me atrevería a decir, lo hacía ver más sexy y varonil.

Oh-por-Dios, ¡no puedo con tanto!

 

No sé cuánto tiempo duré observándolo, pero de alguna manera debió sentir mi mirada, porque noto mi presencia. Nuestras miradas se cruzaron y juro sentir que me sonrojaba. Trate de mostrar mi más coqueta sonrisa, a lo que él respondió con una risa burlona.

Espera... ¿qué? 

¿Qué es lo gracioso aquí?

Me sentí avergonzada, mi cara tornándose roja como un tomate, ¿qué, acaso ese sujeto no sabía quién era yo?

Indignada, me aleje de ese lugar lo más rápido que mis pies me lo permitieron. Estaba crispando en furia, ¿cómo se atrevía? Él, él...

—Bah, ¡lo que sea! — murmuré al llegar a una linda fuente del centro comercial, deteniéndome allí.

—¿Hablas sola? — dijo una voz masculina a mis espaldas.

No me giré y seguí mirando un punto fijo en la fuente, por alguna extraña razón se me erizó la piel al escuchar esa voz ronca desconocida.

—Tengo algo que creo que te pertenece — repitió.

Me giro para encontrarme con el mismo chico de la zona de comidas sosteniendo mi cartera, ¡diablos! Todas mis tarjetas estaban allí, debí haberla olvidado por lo molesta que estaba.

En un acto de reflejo le arrebato la cartera de las manos.

—Pues de nada, ¿no? — dice él.

—Lo siento fue un impulso — me disculpo.

—Esta bien —

Como me estoy cansando parada, me siento junto a la fuente, acto que el chico desconocido copia sentándose a mi lado.

—¿Cómo te llamas? — pregunta.

—Tania, mucho gusto ¿y tú? —

—Puedes llamarme Theo —me ofreció una sonrisa más o menos cálida.

Permanecí en silencio.

—Es un lugar agradable aquí, ¿no crees? —preguntó Theo.

—Pues... no está mal — respondí.

Mire la hora en mi celular y vi que eran las 10:10, ya iba siendo hora de salir de allí camino a casa.

—Ya me tengo que ir... oye, gracias por no robarme — dije sincera.

—Los modales hacen al caballero —

Me reí ante su comentario.

—Bueno supongo que esto es un adiós, o hasta que la vida decida juntarnos de nuevo — dijo él.

—Hasta luego — dije simplemente y me marché de allí con el recuerdo de sus lindos ojos en mi mente.

 

Llegué al parqueadero y encendí mi carro para ir de vuelta a casa, mi madre de seguro ya me estaba esperando.

Al llegar, ella se encontraba en la entrada de nuestra mansión fumando un cigarrillo.

—Me preguntaba dónde estabas — dijo.

—Lo siento, me distraje y no me dí cuenta de la hora — Me disculpe.

—No hay problema cariño, procura estar más pendiente la próxima vez —

Entré rápidamente a la casa, ya se sentía frío afuera. Oí los pasos de mi madre detrás.

—Ve a dormir pronto, mañana tendrás una sesión de fotos para una marca patrocinadora, les harás publicidad en tu instagram — mencionó.

—¿En serio? ... okay, lo hare — dije un poco sorprendida, acababa de tener una hace 3 días. Supongo que es por que mis followers siguen creciendo.

—Buenas noches — pronunció mi mamá.

—¡Buenas noches mami! —




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