Emma.
Terminé de vestirme a sabiendas de que faltaban apenas unos cuantos minutos antes de que Alaia despertara, aunque teniendo en cuenta que anoche la pobre cayó rendida luego de que Nicholas corriese con ella por toda la casa, dudaba un poco que su reloj habitual estuviera encendido.
La pequeña estrella entretuvo a Verónica y a Sam durante toda la tarde sin querer dormir. Verónica fue clara al traerla cuando dijo que Alaia había dormido un par de horas por la tarde y que lo más probable era que se durmiera tarde. Lo que ella no sabía era que Alaia no tenía hora fija de sueño y si la pequeña estrella quería dormir, así lo haría. Y eso sucedió anoche. Nicholas intentó mantenerla despierta para que no abriera los ojos en toda la noche, pero solo pudo con ella durante una hora, luego de eso la pequeña cayó en mi regazo en el sofá y se durmió a pesar de la cantidad de ropa que traía encima.
—La perdimos, ¿verdad?
Esas fueron las palabras que Nicholas lanzó en mi dirección al verla enterrar su cabecita en mi pecho queriendo dormir. A pesar de que tenía a Alaia sobre mí, no pude hacer más que reírme por su reacción. Alaia amaba a su padre, pero su hora de dormir era demasiado importante para ella, ni todo el amor hacia él la haría ponerse en pie.
Esperando que el monitor me avisara que la bebé estaba despertando, miré la tarjeta en mis manos con recelo y nerviosismo, detallando con calma el número de Lucas Stark. Si salía con él, lo más probable era que mis hermanos supieran de ello, pero si no llamaba quedaría como una mala persona por faltar a mí palabra y además, quería verlo.
Nerviosa marqué el número en mi celular esperando que tal vez, me enviara directo al buzón. Para mí suerte, contestó al tercer timbre, su respiración sonando entrecortada.
—Stark —atendió.
Rodé los ojos ante su habitual manera de responder.
—Hay cosas que nunca cambian, ¿no es así? —bromeé. Al otro lado de la línea escuché su risa.
—Emma Brown, pensé que ya no llamarías —murmuró mientras su risa disminuía.
—Cumplo mi palabra, Lucas —fingí enojo. Escuché el bullicio tras de él—. ¿Ocupado? Si quieres puedo llamar otro día.
—Acabo de salir del gimnasio. Iba rumbo a casa.
Eso sonó como Lucas. Era un hombre de casa, enfocado en su familia, pero que se divertía de vez en cuando. A sus dieciocho Lucas decidió tomar el dinero de la herencia de su abuelo y mudarse al otro lado de la ciudad, lejos del escrutinio de sus padres. Eso no le funcionó tan bien como creía.
—¿Mantienes ese viejo departamento con agujeros en el techo? —pregunté graciosa y a la vez curiosa. Lucas no era muy apegado al dinero como el resto de su familia y a decir verdad el hombre amaba su lugar. O por lo menos así era cuando él y mis hermanos eran inseparables.
—Lo hago —habló con orgullo—. Pero no vivo allí. Simplemente no pude deshacerme esa cajita de fósforos. Lo arreglé con los años y ahora lo uso para algunas... —se detuvo, notando el giro de sus palabras— cosas —finalizó.
Él no tenía necesidad de explicarse con respecto a eso. Era el modus operandi de mis hermanos también. Elijah tenía una habitación en uno de sus hoteles que era su picadero, y Edward a pesar de ser el correcto de la familia, jamás había llevado a una mujer a su casa, compró un departamento para sus citas en su lugar. Así las llamaba frente a mí, él a diferencia de Elijah era más sutil y suave cuando hablaba de estas cosas al estar yo presente.
—Ustedes no cambian definitivamente, Stark.
—No puedes culpar a un hombre por eso, Emma. —Ya lo podía imaginar sonriendo—. ¿Qué harás mañana? —maldije por lo bajo cuando recordé que iría a casa de Verónica mañana como despedida para Sam. Ayer había murmurado a mí oído que tenía algunas cosas planeadas y que Nicholas no podía enterarse. Al verme confundida simplemente se burló y se fue.
—Iré con Verónica, pero podría ser un rato en la mañana, ¿no?
—Seguro.
Una vez lo escuché vacilar, fruncí el ceño.
—Ayer hablé con Ed. Está preocupado, Emma.
La tristeza me invadió. Había rechazado sus últimas llamadas y evitado responder sus mensajes. Incluso los del buzón de voz fueron eliminados sin ser escuchados.
—Lo sé, pero no estoy lista para decirle todo lo que pasó, y es cuestión de tiempo antes de que me saque las cosas de la boca una vez hable con él.
Amaba a mí hermano, pero no iba a ceder. Mis planes serían mantener esto por cuatro meses más y luego cuando tuviera el dinero suficiente para avanzar, le diría. Además, por lo que me dijo Elijah, papá estaba pensando seriamente en cederle el control total de Brown Enterprise a Ed. No podía decirle y provocar que todo por lo que había trabajado se fuera a la basura.
—Es cuestión de tiempo antes de que te encuentre Emma, y las cosas no irán bien a partir de allí, sobre todo cuando se entere de lo que Nicholas y tú tienen.
Miré el teléfono, confundida por sus palabras.
—¿Lo que Nicholas y yo qué?
¿Cómo demonios se enteró?
—No soy estúpido, Emma. —A pesar del giro que había tomado la conversación sonreí—. No sé qué se traen ustedes dos, pero maneja las cosas con cuidado. Nicholas es complicado y tú eres demasiado buena para tu propio bien. Estás por tu cuenta y eres una mujer adulta, pero sabes perfectamente que Elijah y Edward no dudaran ni un segundo en romper sus huesos si te hace daño, e incluso si eso no sucede tus hermanos son unas jodidas bestias cuando se trata de ti.
Mordí nerviosa mi labio inferior porque sabía que tenía razón.
—Hablaré con Edward, pero no le diré ni una palabra de las cosas con Nicholas. Quiero esperar —dije, insegura.
—Respeto tu decisión. Sólo ten cuidado, Emma. Ya no eres la niña pequeña que nosotros solíamos cuidar, pero tampoco eres la mujer adulta que nosotros esperábamos que fueras —su voz disminuyó conforme habló.
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Editado: 02.04.2024