Nicholas.
Espero que no estés a punto de hacer una estupidez, Nicholas Stevens. De ser así ten por seguro que iré por tu trasero y George enojado quedará pequeño ante mí.
Bufé enojado sabiendo que luego de mi mensaje a Verónica temprano esta mañana, tendría que dar explicaciones que no quería. Sin embargo, si quería mantener a Emma alejada de aquí por lo menos por una hora, es lo que tendría que hacer.
Miré mi reloj comprobando la hora. 08:15 a.m. Mi trasero sí que iba a verse jodido, pero no gracias a Verónica enojada, sino que el entrenador acabaría con la poca integridad física que me quedaba luego de hacerme pagar por no asistir al entrenamiento de hoy. Bueno, no era como si nunca hubiese aguantado su furia luego de mis numeritos con los paparazis acosándome más de lo necesario, pero esta vez era distinto, la temporada estaba a nada de comenzar y tendría que hacer el triple de entrenamiento mañana.
Si Lucas me dejaba ausentarme al entrenamiento por nada y decidía no venir, su cara estaría en mi saco de boxeo mañana y probablemente mi puño acabaría al final del día estampado en la cara real. Si bien anoche me había dicho que estaría aquí a las ocho, ahora luego de sacar a Emma a las ocho menos cuarto, tenía mis dudas sobre si vendría o no.
Nunca he sido un ser humano paciente y por mucho que me gustaría intentarlo ahora, no lo sería con Stark. Emma probablemente no se daba cuenta, pero en los ojos de Lucas se reflejaba protección cada que posaba sus ojos sobre mi chica.
George "dolor en el culo" O'Brien: ¿Dónde estás, Stevens?
Observé mi teléfono sabiendo que tendría que buscar la excusa perfecta para que el castigo del entrenador no fuese tan cruel como sabía que sería, y tal vez si al terminar de hablar con Lucas aún tenía mi cabeza en el juego, podría ir e inventarle algo a George O'Brien para que no jodiera cada parte de mí ser corriendo el campo o en las barras.
El sonido de golpes en la puerta me sacó un suspiro de alivio y tal vez de incertidumbre por lo que vendría. Caminando hasta la puerta, tomé el pomo y rápidamente la abrí dejando el puño de Lucas al aire al intentar tocar de nuevo. Sus ojos azules me observaron con detenimiento desde el umbral.
—Hay un timbre, ¿sabías? —hablé devolviéndole la mirada sin dar un paso atrás para que pasara.
Su mirada viajó más allá de mí probablemente sabiendo que Emma no estaba aquí debido a nuestra plática. Mi mensaje anoche fue claro. Esperé a que Emma se durmiera entre mis brazos para tomar mi celular y enviarlo. Cómo sabía que pasaría, la respuesta de Stark no tardó en llegar y debido a ello tampoco pude dormir mucho.
—Buenos días a ti también, Stevens —saludó. Olvidaba lo educado que era este hombre. Un dolor en el trasero en algunas ocasiones, pero también imposible de odiar. Ese era el efecto Stark y sucedía a menudo con la mayoría de los del equipo. Erick y él habían chocado al principio y fue cuestión de días antes de que ese par se volvieran buenos amigos.
—Pasa.
Suspiré apartándome de la puerta y permitiéndole el ingreso a mí casa. Su sonrisa apareció haciéndome saber que él sabía que no estaba del todo confiado de él estando en mi casa.
—No me jodas, Stark.
Girándose hacia mí alzó sus brazos en señal de rendición, pero aun reía.
—Debo admitir que demoraste menos del tiempo que había estipulado para enviar ese mensaje —exclamó tomando asiento en el sofá, cómodo con mi incomodidad.
Sacudiendo la cabeza cerré la puerta y caminé hasta él sentándome en el mueble de al lado. Necesitaba poner distancia entre él y yo por si en algún momento quería lanzar un golpe poder evitarlo.
— ¿Debo estar agradecido por el voto de confianza? —hablé sarcástico tomando la botella de agua en la mesa y llevándola a mí boca.
— ¿Vas a estar a la defensiva toda la conversación? —se burló recostándose en su lugar y colocando su pie derecho sobre su pierna izquierda. Lucía tan cómodo y sereno que me hizo pensar que él estaba teniendo el control de la conversación y no debería ser así.
—¿Hablaremos mediante preguntas todo el rato?
Frustrado observé cómo reía mientras sacaba su celular.
—¿Sabe Emma que fui llamado a la oficina del director?
Tensándome, dejé la botella sobre la mesa. Sus ojos sonrieron escaneando mis movimientos. Esto era lo que hacíamos, vivíamos de esto, y no iba a dejar que me ganara en mi territorio.
—No, y tú no le dirás. —Enarcó una ceja, pero permaneció en silencio—. Tú y yo sabemos cuál fue la razón por la cual te pedí que vinieras, Stark. Así que vayamos al grano —hablé rápidamente queriendo salir de esto. Esperaba que Verónica cumpliera su palabra e impidiera que Emma volviera a casa pronto.
— ¿Íbamos a hablar de algo serio? Pensé que me habías invitado para tomar el té —dijo con diversión mientras sacudía la cabeza. Al ver mi expresión enojada suspiró. —Pensé que eras uno de los graciosos del equipo, Nick.
— Esto es importante, Lucas —casi nunca lo llamaba por otro nombre que no fuese su apellido y esta vez tuvo la decencia de permanecer en silencio y escuchar. —¿Qué quieres con Emma?
—Directo a la yugular —murmuró con su rostro impasible. Este era el Lucas que todos conocíamos. Serio. Determinado. Directo al punto. Y era el que yo necesitaba ahora o terminaría por golpear al Lucas chistoso.
—Solo responde —dije intentando mantener la calma a pesar de que me moría de ganas por saber la repuesta.
—Emma es como una hermana para mí como ya te lo dije cuando hablamos. —Bufé sin creerle haciéndolo reír—. Oh vamos, Nick. No todos tenemos los ojos en Emma para algo más como los tienes tú.
Se detuvo, pero tomando un poco de aire dijo segundos después:
—No voy a darte explicaciones de lo que pasó entre Emma y yo.
—Y créeme yo tampoco las quiero. Te pedí que vinieras porque necesito saber si te vas a meter en lo que Emma y yo tenemos, porque de ser así las cosas para ti y para mí no van a terminar bien, Stark.
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Editado: 02.04.2024