Emma.
Noté la mirada de mis hermanos y mi padre puesta sobre mí, sus ojos dándome distintas expresiones bajo el escrutinio de todos a nuestro alrededor. Elijah lucía listo para atacar en cualquier momento, y sabía que, a pesar del agarre firme de Nicholas como medio de protección, solo haría falta un mínimo movimiento antes de que explotara y se llevara a mi padre con él, sus ojos no dejando de analizar cualquier indicio de molestia en el hombre junto a mis hermanos.
Edward no era estúpido, y sabía que se dio cuenta de la tensión en el ambiente, al igual que de la forma en que Nicholas me protegía, sus ojos grises vacilando entre nosotros.
El entrenador estaba confundido junto a mi padre, absorto en cualquier idea que estuviera pasando por su cabeza que explicara el motivo por el cual el ambiente cambió de repente, y al mismo tiempo, su pose era de alerta al notar los ojos furiosos de uno de sus muchachos en su nuevo patrocinador.
Le di un ligero pero firme apretón a Nicholas en su pecho para que supiera que tenía que calmarse, lo menos que quería era un espectáculo que involucrara a mi familia y al hombre con el que estaba saliendo, sobre todo porque sabía que mi padre no estaría contento con ello, y no quería que Nick se viera perjudicado de ninguna forma.
Por primera vez desde que habían hecho acto de presencia junto a nosotros, le sostuve la mirada a Miles Brown, sus ojos idénticos a los míos luciendo fríos, furiosos y determinados mientras me observaba.
Tal vez para otros pasara desapercibida la advertencia que tras su mirada amenazante se escondía, pero ni para mis hermanos ni para mí lo hizo. Lo conocíamos lo suficientemente bien como para saber qué quería tener la última palabra y no iba a ser nada lindo cuando eso sucediera. Cuando esté hombre quería algo, lo conseguía. Y si no lo lograba, se vengaba de la forma más cruel que podía, usando su poder para bajar a cualquiera que lo hubiese rechazado. Y dadas las circunstancias, yo no era precisamente de su agrado ahora, sobre todo, luego de que colgara su llamada y me negase a casarme con el mayor de los hermanos Campbell para que el pudiera cerrar su estúpido negocio.
—Emma. —La voz gruesa de mi hermano alertó a Nicholas.
Edward dio un paso en mi dirección poniendo una sonrisa en su rostro, pero sabía que, por dentro, estaba listo para detener lo que viniera. Él conocía a papá incluso más que Elijah y yo, años de tratar con él lo habían llevado a conocer cada uno de sus movimientos y reacciones.
La mano de mi padre voló a su brazo haciéndolo detenerse. Suspiré nerviosa escuchando las sillas al rodarse tras nosotros. Esto no sería lindo. Los hombres dieron un paso al frente al ver la postura del jefe de la familia Brown.
—Ni siquiera lo pienses, Edward —le advirtió a mi hermano, el cual observó con un atisbo de furia en sus ojos la mano de nuestro padre sobre su brazo, mirándolo más del tiempo necesario para que la apartara.
Sus ojos viajaron a los míos observándome con duda e inquietud en ellos, la pregunta no pronunciada brillando allí.
Pasando de Ed, los ojos de papá pasaron a Elijah quien lucía completamente aburrido con la situación, no queriendo demostrarle nada más a nadie. Nuestro padre lanzó una advertencia hacia él consciente de que el más volátil si algo pasaba sería él. Lo que él no sabía era que Elijah estaba enterado de todo e iría contra él si hacía algo, no tendría su respaldo tal y como creía.
—Emma. —Giré mi rostro para encontrarme con la mirada confusa del entrenador, sus ojos rogando por una explicación ante todo esto—. ¿Sucede algo, querida?
Mi padre se giró, indignado y furioso, ante las palabras del hombre, quién sólo lo observó con fiereza plasmada en sus ojos marrones, claramente advirtiéndole que no iba a aceptar ningún tipo de juegos ni artimañas contra alguno de nosotros.
—Stevens. —Al ver qué permanecí en silencio, sus palabras fueron en dirección al hombre sosteniéndome.
Nicholas gruñó furioso mirando a mí padre atrayendo la atención de mis hermanos. Elijah soltó una carcajada completamente inapropiada teniendo en cuenta la situación que estábamos pasando.
—Emma, vamos a hablar —no había señal alguna de petición en el tono firme y furioso de papá, al contrario, era una orden cortesía de Miles Brown que no tenía oportunidad de declinar.
Nicholas me soltó dando un paso en la dirección a mí padre mientras que mis hermanos alertados se irguieron en su lugar. Tras de mí, sentí una mano tomando la mía y tirando de ella, mis ojos se encontraron con los de Verónica luciendo completamente preocupados mientras me sostenía.
— Nicholas, detente. ¿Qué demonios sucede aquí? —bramó el entrenador cambiando su postura y tomando a Nick del brazo poniéndole un alto. —Stevens. —mi hombre permaneció en silencio mientras lanzaba dagas con los ojos a mí padre.
—Emma, te di una orden. —Me encogí en los brazos de Verónica ante el tono de mi padre.
Elijah dio un paso en mi dirección siendo detenido como lo fue Edward, pero al contrario de nuestro hermano mayor, E lo observó con furia mientras alejaba bruscamente su mano de su cuerpo.
—¿Qué demonios piensas que haces, Elijah? —Los ojos de mi hermano brillaron con furia mientras lo observaba—. Haz lo que te digo.
Cada palabra fue pronunciada con determinación y fuerza, y tal vez cualquier otra persona pudo haberse encogido ante el todo y la amenaza de Miles Brown, pero no mi hermano, no el hijo que tanto había luchado por no tener relación alguna con él.
—Vete a la mierda —espetó, enojado.
Mi padre retrocedió más furioso que sorprendido por la osadía de mi hermano. Edward observaba confundido a Elijah por sus palabras mientras que al otro lado casi pude jurar que escuché la risa de Bradley por lo bajo.
—¿Quieres personas que hagan lo que dices? Pues consigue un par de títeres más para tu colección.
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Editado: 02.04.2024