Internado Lordwest

Capítulo 2: El dolor de una despedida

Habíamos llegado a la estación de trenes, mi padre me ayudó a cargar mis maletas, y yo me quedé observándolo todo, analizando lo que iba a suceder. Y esto era lo que iba a suceder: me iba a ir de casa para el internado Lordwest, iba a ir al internado donde mi hermana mayor se había quitado la vida. Iba a ir al Internado Lordwest con la única razón de querer descubrir qué había pasado con mi hermana, qué le habían echo para que ella se quitara la vida.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, lágrimas que no quería que mi padre viera así que las limpié al momento. Mi padre soltó un suspiro, a lo que yo me volteé a verlo. Sus ojos también se habían llenado de lágrimas.

---Mi niña... no puedo creer que te vayas.---Sonreí con tristeza.

---¿Me vas a obligar a quedarme, como mamá quería hacerlo, papá?---Pregunté, esperando que la respuesta fuera negativa. 

---No, cariño. Es tu decisión, a pesar de que yo no lo quiera. Pero quiero que tengas la libertad para decidir lo que quieres o no hacer.---Asentí.

---Solo espero que no me odies como mi madre debe hacerlo ahora, papá.---Él abrió sus brazos y yo me lancé a ellos, mi padre siempre tenía los brazos abiertos para mi y para mi hermana. Claro, cuando ella estaba viva.

---Sabes que ella no te odia, Kate... Es solo que ella... está enferma, y lo sabes.---Asentí, y lágrimas ya habían caído de mis ojos al recordar lo que mi madre tenía.

Una historia para contar luego.

---Lo sé, papá...---Suspiré, y con mi labio inferior temblando escuché cómo llamaban el número de mi tren. Me separé de su lado y me limpié las lágrimas.---Te extrañaré, papá. Y dile a mamá que la quiero por mi, ¿vale?---Él asintió y apoyó el dorso de su mano en mi mejilla.

---No pierdas tu tren, mi niña. Y se lo diré.---Sonreí triste, él era la persona que hacía el hogar a esa gran mansión. Por él es que mi hermana y yo no le decíamos casa sino hogar.---Anda.---Asentí, tomé mis maletas y salí corriendo con mis maletas a cada mano. 

Al ver que la mayoría de personas me observában, al voltear en una esquina dejé de correr para caminar rápido, así pasaba desapersivida. Una chica rubia con un par de maletas yendo hacia un tren con destino a las afueras de la ciudad donde quedaba el internado no debía ser demasiado vista y llamativa. O por lo menos eso era lo que menos quería. No quería llamar la atención y nunca lo quise.

Llegué al tren y estaban a punto de cerrar las puertas, pero detuve al guardia y le enseñé mi voleto. Abrió de nuevo la puerta y me dejó pasar. Al pasar él cerró la puerta tras de sí y me ayudó a encontrar el puesto que mi padre me había comprado. No era uno de esos caros en la sala de ejecutivos, ya que mi padre creía que habían demasiadas reuniones y no quería que me aburriera escuchándolos hablar. Él lo sabía porque era uno de ellos, y siempre se aburría al sentarse a su lado ya que actuaban como si fueran de clases sociales altas y tuvieran algo qué demostrar.

Dejé mis maletas arriba de mi asiento, dejando mi libro favorito afuera para no aburrirme en el viaje, junto con mis audífonos y mi teléfono. Me senté al lado de un chico, el cual tenía un sombrero de color negro con una cinta blanca sobre su rostro, así que no podría describirlo. Me coloqué ambos audífonos en mis oídos para luego conectarlos en mi teléfono y comenzar mi lista de reproducción para viajes. El primero en la lista era When I'm Gone, de Eminem, una de mis canciones favoritas. Saqué mi libro y comencé a leer el capítulo donde lo había dejado.

Llegué a leer dos capítulos, cuando sentí dos toquesitos en mi hombro derecho. Aparté la mirada de mi libro, el cual era Alicia en el País de las Maravillas, y volteé a ver a la persona que había llamado mi atención.

El chico con el sombrero en su rostro. Se lo había puesto como debía y dejaba ver su rostro. Era guapo, no puedo mentir. Tenía cabello oscuro y sus ojos eran avellana, sus labios gruesos y carnosos eran de color rosado y se extendían en una bonita sonrisa, tenía pestañas negras largas y curvas, las cuales hacían ver hermosos sus ojos. Simplemente, era demasiado guapo como para describirlo. 

---¿Estabas analizandome?---Abrí mis ojos, y sentí mis mejillas arder, para luego negar con la cabeza.

---No, claro que no.---Mentí. En realidad si estaba tratando de descifrarlo, pero me había tomado desprevenida.

---Bueno, la verdad es que yo te estaba analizando desde que abriste Alicia en el País de las Maravillas.---Levanté mis cejas y sonreí burlona.

---¿Descubriste algo?---Pregunté, irónica. Él simplemente negó con la cabeza.

---Pero me pregunto qué hace una chica vintage como tú en un vagón de tren con dirección a la ciudad.---Entrecerró sus ojos, intentando descubrirlo, pero yo se lo dije sin ningún problema. Era un chico desconocido al cual quizá nunca volvería a ver, ¿por qué no contárselo?



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En el texto hay: investigar, romance, suicidio

Editado: 31.03.2019

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