Iuvenis | #3 |

Capítulo 16. No tenéis ni idea

¿Cadáver?, ¿irse? Esas palabras retumbaban en la cabeza de María sin dejar que pudiese concentrarse. ¿Es que no le estaban escuchando? ¡Ella podía solucionar todo eso! Podía volver el tiempo atrás, podía hacer que su madre volviese a estar viva y que todos huyesen juntos sin tener que lamentar ninguna perdida, ¿por qué no le hacían caso?, ¿por qué todos insistían en dejar las cosas como estaban? en dar a su madre por muerta... Ella y su familia se habían sacrificado por todos sin pedir nada a cambio, ni siquiera una explicación... Y ahora que era ella la que los necesitaba ¿le iban a dar la espalda?

—Puedo hacerlo —dijo ella sin mirar a Mateo.

Este retiro en seguida su mano del hombro de la joven. la temperatura corporal de esta había comenzado a subir y sabía lo que eso significaba.

—¿Qué puedes hacer? —preguntó Bruno confuso.

No entendía a qué se refería. Sabía que en ese preciso instante su novia estaría destrozada, rota, que su mente sería un caos, pero parecía tan convencida de que podía hacer algo, que el joven no sabía qué hacer.

—¡Salvarla, puedo salvarla como lo hice contigo y con tu hermana!

Bruno y Nicky se miraron sin terminar de entender a qué se refería. ¿Sería a esa vez en el internado cuando mintió a los repudiados para salvar a Nicky y después se colocó entre el fuego de la salamandra y Nate y Bruno? Era cierto que los había salvado, pero eso había sido diferente, no estaban muertos...

—Sí, nos salvaste, pero era diferente. Estábamos vivos, aún se podía hacer algo —respondió Bruno con la mayor delicadeza posible.

—¡No!, ¡Nicky estaba muerta y yo la salve! —Tomó aire por la boca, estaba exhausta y las lágrimas y los mocos le dificultaban mucho seguir respirando—. ¡Y tú también!, ¡con el dragón! —Comenzó a toser—. ¡Yo te salvé!

Todos, a excepción de Mateo, la miraron como si estuviese delirando. ¿Cuándo había muerto Nicky?, ¿a qué dragón se refería la ignis? Sin duda, la situación la había sobrepasado y estaba desvariando.

—Tenemos que irnos, María —insistió Bruno acercandose a ella, pero estonces pequeñas llamas comenzaron a brotar de su pelo.

—¡No! Yo volví el tiempo atrás cuando Nicky clavó su cuello en el pico de la estirge, y también lo hice cuando tú escogiste un aliento de fuego para tu conexión y él te chamuscó.

La joven estaba perdiendo la paciencia. ¿Por qué no le dejaban en paz?, ¿por qué no querían creerla y le dejaban que salvase a su madre de una vez?

Bruno y Nicky se quedaron en silencio. No recordaban esos momentos, pero sí que tenían de vez en cuando momentos fugaces de haber querido tomar esas decisiones y de que justo, en el momento preciso, María había hecho algo para interponerse y para evitar que tomasen esa elección. pero no tenía ningún sentido...

La mente de Nathaniel, sin embargo, comenzaba a funcionar muy deprisa. Diferentes situaciones comenzaban a entrelazarse y a coger sentido. Sobre todo si las unías a antiguas leyendas y a escritos que él mismo había estado curioseando desde que se enteró de que María era una Ignis. ¿Podría ser cierto?

Bruno fue a coger a María para moverla del sitio, pero Mateo lo frenó bruscamente. La ignis estaba furiosa y había comenzado el cambio ya. Su poder estaba siendo incrementado por el feniz y por la muerte de su madre que hacía que toda la magia que poseía saliese por cada poro de su cuerpo. No era el momento de tocarla.

—María, es tarde —dijo el anciano con voz firme—. Ese poder solo funciona en el momento. Si no lo has activado ya, es imposible que puedas llegar a retroceder hasta ese momento. Como mucho quedarías viviendo en bucle el momento en el que el kraken saca atu madre del lago y la verías morir una y otra vez.

Las palabras de Mateo, aunque fuesen ciertas y elegidas con tacto, sonaban demasiado crudas. Todos lo miraban atónito. ¿En verdad él estaba creyendo lo del poder o lo hacían tan solo por seguirle la corriente y lograr que la chica se moviese?

—¡Hay que irse ya! —dijo Óscar desesperado.

La reacción no se hizo esperar, María estaba furiosa con todo, pero sobre todo consigo misma por no poder salvar a su madre. Su cuerpo comenzó a cambiar y su ropa y carne se fundieron en una enorme llamarada que escupía bolas de fuego a diestro y siniestro. 

Mateo trató de poner a los jóvenes a salvo, mientras los demás adultos trataban de controlar ese poder, pero les era imposible. Lo más factible era entre todos contener ese poder en un espacio reducido para que nada saliese al exterior, por lo que crearon barreras de agua, pero nada parecía suficiente.

Bruno echó a correr hacia María. Sabía que era peligroso, pero no podía dejarla así, en esa situación, debía estar con ella, así que atravesó una de las barreras y se acercó a ella. Bueno, a lo que quedaba de ella. Bajo las llamas se podía inturir su figura, se veían sus ojos tras el fuego, pero no parecía ella. Y entonces todo ocurrió en cuestión de segundos. Una de las llamaradas tomó su dirección; su padre lo empujó con fuerza y el impacto le dio de lleno a él. Después solo silencio y la más terrorífica de las calmas. Bruno estaba inmovil en el suelo. No era capaz de mover ni un solo músculo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.