08:30 am.
Narra Laira:
Salí de casa emocionada para poder ir a trabajar. En el camino iba recordando las preguntas que me hice anoche y me puse nerviosa. Todo a pasado muy rápido, antes de ayer estaba estudiando, ayer me aceptaron y hoy estaba por trabajar ¡Qué emoción!
Estaba tan metida en mis pensamientos que cuando miré, de la nada llegué al edificio. Luego recordé de que me fui caminando y mi casa queda a tres cuadras de aquí.
Hoy empieza una nueva vida, hoy será un nuevo comienzo.
Llego al último piso y me dirigí a la oficina de la jefa (así la llaman todos aquí).
Cuando entré me empezó a explicar todo, me decía las cosas serias y muy rápidas. Después me mostró la oficina en dónde yo iba a estar.
—Bueno esta es tu oficina, mucha suerte, no me decepciones —dice señalándome.
—Sí, muchas gracias.
Observé todo cómo es, una alfombra de color negro y las paredes de color carmín, un escritorio, una computadora, carpetas, muchos sellos. Al lado mío habían cuadros eran muy bonitos, muy rústico pero a la vez modernos, una buena combinación. Uno me llamó la atención "La mejor empresa de muebles de este año". Este está dentro de otro muy grande pero estaba vacío, capaz sea para dejar cuadros importantes.
Empecé a ordenar todo, unos minutos más tarde apareció una mujer; esta era bajita, con cabello negro y corto, sus ojos eran de color miel; su nombre era Catalina Rodríguez.
Me dio la bienvenida y me deseó suerte.
Cuando se fue, entró una chica muy alegre y divertida su nombre era Rosa. Una chica como de mi edad; blanca, ojos celestes y cabello rubio oscuro.
—Hola... —leyendo mi cartelito de mi campera—, señorita Laira Stone ¿Cómo estás hoy?
Su voz era algo aguda pero no desagradable.
—Hola, estoy bien gracias, y mejor decime Laira.
—Como digas, te voy a enseñar todo el lugar rápido.
Y a los empujones, me mostraba todo. Cada parte del edificio. Las oficinas, el salón donde descansamos, el salón de reuniones, la administración de la empresa y hasta... bueno no me van a creer... ¡hasta los baños! En ese momento casi exploto de risa, pero me tuve que contener.
Me enseñó también que a los "jóvenes" se los llama por sus nombres, mientras que a los que son más grandes y "experimentados" (por no decirles viejos) por sus apellidos.
—Bueno Laira, fue un gusto poder conocerte, te veo más tarde —toma mi mano estrenandola rápidamente.
En ese momento apareció Blanca.
—Hey que bueno ya se conocieron —dice sonriendo como si nada y yo aquí a punto de explotar con mis preguntas de nuevo.
—¿Blanca qué haces aquí?... perdón, hola ¿cómo estás? ¿Qué haces acá? —la miré bastante sorprendida.
—Hola bien. Bueno a ver si te explico: YO trabajo AQUÍ TAMBIÉN —remarca algunas palabras mirándome muy seria, pero cambia y ahora hace un ademán con la mano restándole importancia—. Hace tiempo.
—Si es verdad —afirma energética varias veces con la cabeza—. Por cierto, ¡Feliz cumpleaños Blanca!
—Ajá, ya entendí, y sí ¡Feliz cumpleaños!
—Hay muchas gracias chicas, vengo primero a verlas y segundo vengo a traerles unas invitaciones, festejo mi cumpleaños esta noche a las ocho de la noche en mi casa, espero que vengan.
—Obvio que iremos.
Estaba tan contenta y emocionada porque todo iba marchando bien, y también por la fiesta de esta noche.
No tengo a quién llevar así que sola solita iré.
16:30 pm; era hora del descanso, o para otros adelantar trabajo así se van temprano del trabajo.
Ese momento que me estaba yendo al salón, me topé con Carlos, nos entretuvimos hablando sobre nuestra vida y bueno... nos estábamos conociendo cada vez más, ya sentía que tenía otro mejor amigo. Él es tranquilo, o lo aparenta ser, pero muy simpático.
Después las horas pasaron rápidas y tranquilas.
19:50 pm.
Ya me estaba yendo y de repente me hablan por detrás y temerosa me doy vuelta.
—¿A dónde crees que vas?, aún tienes que trabajar —quedé sorprendida y confundida sobre lo que dijo.
—Sí, a vos te estoy hablando, ¿qué estás haciendo? —pregunta de vuelta ya que no ve alguna reacción mía, por lo que dijo.
—Disculpe me estoy por ir ya es hora de salida... bueno hasta mañana.
Aún no entiendo su comportamiento...
—¿Qué? ¡No! No, no, no, ¡No! Señorita creo que sus compañeros, o mejor dicho, mi secretaria, no le explicaron bien —¿a qué se refería?, y la verdad es que no me dijeron nada.
—Los empleados nuevos, por dos meses se quedan hasta las 23 pm. a trabajar, luego que termina de pasar ese tiempo recién podrán salir 19:50pm. —ahora se la veía un poco más tranquila.
¿Qué? Esto es raro pero es cierto, estoy en periodo de prueba aún.
—No sabía... ahora volveré a trabajar —me sentía muy mal, quedarme hasta tarde eso es injusto... pero bueno, no me queda remedio.
Pasaba las horas y yo ya no tenía que hacer. Adelanté demás así que sólo perderé tiempo.
Ay que vida.
En la planta de donde yo trabajo, sólo hay cinco más, tres que era su segundo mes y otro que también empezó hoy al igual que yo.
Cuando miré al chico, no lo podía creer es el que vi ayer en el aeropuerto. Pero me pregunto ¿Qué hace acá? ¿no se iba de viaje? Eso es extraño.
Me iba a acercar pero Carlos me llamó.
—Así que también te quedas, ya veo, a mí me pasa lo mismo, me queda un mes —me sonríe amable.
—No a mí me queda los dos meses. Esto es injusto -niego mirando a otra parte.
Pérdida de tiempo.
—Sí, lo mismo digo, pero bueno... — se me acerca un poco más metiendo las manos en los bolsillos de adelante del pantalón—. ¿Quieres que al salir vayamos a cenar? Hay un restaurante cerca, ¿te parece?
—Está bien —espero sea bueno—. Entonces nos vemos más tarde...
No les conté Carlos es de la planta de arriba de la que estoy, o sea, en el piso ocho. Pequeño dato que me había olvidado.
23:02pm.
—Bueno Laira, espero que ya hayas tomado consciencia y que no vuelva a pasar esto de nuevo —me observa de arriba abajo tratando de intimidarme, o eso creo.
—Si Jefa, no volverá a pasar. Hasta mañana —contesto algo burlona haciendo que ella me mire directo a los ojos expresando frialdad.
Cuando salí, estaba Carlos esperándome, al verme me sonrió y nos fuimos caminando al dichoso restaurante.
La fachada del lugar era muy formal, con adornos y el lugar en sí eran de colores verdes oscuros y gris oscuro. Las mesas tenían manteles de color blanco al igual que las sillas.
No me gustó mucho, no era mi estilo.
La pasamos muy lindo, hablábamos del trabajo, y lo que hacemos; nos reíamos a cada rato. En un momento estuvo nervioso y en sus ojos se veía ansiedad, parece que quería decir algo y no podía o no quería, no sé. Entre los dos hubo un incómodo silencio. Hasta que hablé, ya me molestaba.
—¿Estás bien Carlos? Estás muy nervioso —dejé la servilleta de tela y lo miré.
—Si estoy... bien... vamos, ya terminamos ¿Quieres que te acompañe a tu casa?
¡Hey hombre!
—No. Está bien, igual no es tan lejos. Entonces nos vemos mañana —una vez que él paga todo, tomo mis cosas y nos levantamos a la vez para irnos a la salida del lugar.
La verdad es que no sé qué reacción vayan a tener mis padres, si se enojarán o que piensen de que hice un nuevo amigo y que sólo me traerá problemas y no me dejará concentrarme. Realmente me estoy volviendo loca tendría que dejar de estar pensando en esto pero bueno... nunca se sabe hasta que punto lleguen tus padres, sí soy grande pero aún sigo siendo su hija y sigo viviendo con ellos así que no me queda opción, sólo decir NO.
—Pará por favor... —lo dijo medio brusco, alterado—. Tengo que decirte algo... pues yo... quería decirte que... que... —agita la cabeza y por fin logra decir bien una oración—. ¿Cómo me ves?
No sé si estaba jugando conmigo o ¿qué? ¿A qué se refiere?
—Te veo... bien... igual no estés nervioso amigo, si tienes algún problema o quieres mi ayuda, me dices y así te puedo ayudar —coloco mi mano en su brazo.
Menos mal que ya habíamos salido del lugar.
—¿Amigos? Nada más, ¿sólo amigos?
—Si, ¿qué quieres que te diga?
—Me ves sólo cómo tu amigo, no me ves como... de otra manera, o sea, yo te veo más que una amiga —mueve sus manos agitado—. Te voy a hacer sincero yo la verdad... —enserio que estoy más confundida de lo que ya estaba.
En ese momento, escuché un sonido, era mi teléfono sonando cuándo vi era Blanca que me estaba llamando. Interrumpí a Carlos y tuve que atender, al hacerlo, me cortó.
Miré la hora y me preocupé.
—Me encantaría seguir hablando pero ya me tengo que ir, hasta mañana mejor amigo —sólo agito mi mano en forma de saludo, y él lo hace también.
—Hasta... hasta mañana —en su rostro se podía ver la tristeza que tenía y su voz igual, pero no comprendía.
Al rato llegué a mi casa, cuando entré, mis padres estaban parados en las escaleras y sus rostros no decían nada bueno.
—Hola... perdón es que me demoré...
—¿Con quién estabas? —lo dijo rápido y molesto, creo que ahora si ya me metí en problemas, hubiera sido peor si Carlos me acompañaba.
—Es... —antes de continuar, ahora mi madre me interrumpe.
—¿Por qué saliste tan tarde? ¿Por qué saliste con él? —¿qué? no entendía nada... una cosa, ¿cómo es que sabían? A caso... ¡¿me espiaron?! ¡NO! Tendré que sacarles información.
—¿Cómo es que sabían que había salido con Carlos? —los dos me miraron sorprendidos.
—¿Quién? —dicen a la vez.
Damas y caballeros, el premio a la mejor metida de pata del año... es para mí.
Ya qué, soy grande así que no tengo que pedir tanto permiso o ¿sí?
—Sí, salí tarde del trabajo y Carlos me invitó a cenar —frunzo el ceño.
—Ahh... entonces... ¿cómo te lo pasaste? —lo dice más relajada pero sus ojos la traicionan dicen lo contrario está algo inquieta.
—Creímos que... nada, no importa, nos vamos a dormir, hasta mañana —algo enojado se va mi padre.
—Descansa —mi madre se acerca me da un beso en la cabeza y me sonríe.
—Igualmente.
¿Qué raro, qué pasó ahí? Ese cambio tan repentino, muy raro. En fin, no importa.
Estando en la cama no podía dormir, sólo recordaba una y otra vez lo que sucedió hoy. ¿A qué se quiso referir Carlos?; y a Blanca ¿qué le pasó? Me llamó, atendí y me cortó. ¡¿Qué es lo que sucede últimamente!?
Hoy si que fue un día loco.
En menos de lo pensado me quedé dormida.