Mi nombre es Vanessa Jones, tengo diecisiete años y toda mi vida se ha basado en aguantar toda clase de insultos, ¿por qué?, porque soy gorda y las gordas no encajan en este mundo.
Los estereotipos en el mundo son una porquería. Si no luces como ellos, te critican y te ven como a un ser de otro planeta, porque para la mayoría el físico perfecto y “normal”, es lucir un cuerpo delgado, con cintura de avispa, con mucho trasero y unas lindas tetas.
Durante los últimos años o al menos desde que me di cuenta que los niños empezaban a gustarme, que la ropa y todo lo que tenga que ver con mi físico empezó a importarme, he querido saber que se siente tener a uno que me ame y que esté a mi lado sin importarle lo que los demás piensen, saber que se siente tener una amiga que no se avergüence de mí y que las demás personas sientan interés en hablar conmigo, pero no he podido, porque para todos ellos soy la última opción, la opción que nunca desearían llegar a usar.
Ojo, no es que quiera que normalicen la obesidad y el sobrepeso, no, nada de eso. Lo único que quiero es que me respeten, que respeten mi físico, que me traten como a cualquier otra persona y sobre todo, que dejen de burlarse de mí a cada momento del día.
No saben lo difícil que es entrar a algún lugar y que todos me miren con asco, que se burlen y hablen cosas malas a mis espaldas, es tan verdaderamente difícil, pero al final de cuentas por más doloroso que sea uno siempre se viene acostumbrando a toda esa mierda.
Yo me considero una chica bonita, con un rostro bello, mis facciones son muy lindas gracias a los genes de mi madre y de mi padre, pero mi cuerpo es un asco, es grande, tengo estrías en las piernas y en el trasero, mis brazos son gordos y mi barriga ni se diga, ¿quién se fijaría en eso?, absolutamente nadie.
Es decepcionante darme cuenta que estoy por cumplir dieciocho años y que no he tenido un novio ni he besado a alguien sabiendo que la mayoría de las chicas lo han hecho desde los trece o incluso antes.
Y ya dejando a un lado el tema de los chicos y poniéndome a pensar en general, la verdad que lucir como yo hoy en día, es una total desgracia, es tan horrible sentir el desprecio de todos y soportar que piensen que por ser gorda ya soy menos que ellos o que no merezco el mismo respeto. Una mierda total.
En estos momentos estoy cursando el último año de preparatoria y me llena de felicidad saber que el infierno pronto acabará, pero no es tan fácil como parece, porque inicié en un instituto completamente nuevo y todo cambió drásticamente.
Antes de Glimmer y del instituto Yael yo era distinta y mi vida era más tranquila, no voy a decir que ser nueva y cambiar de aires es una total desgracia, no, al contrario, me trajo cosas grandiosas y cosas que jamás me habían pasado, pero tampoco fue la gran maravilla.
Todo dio un giro de trescientos sesenta grados y yo ni siquiera lo veía venir, ahora no te puedo decir con claridad qué cosas fueron las que sucedieron, pero te aseguro que pronto lo sabrás y no te arrepentirás.
-Alexia Cadena.