Capitulo 13
Las cosas en la escuela seguían agitadas, los alumnos estaban molestos por las nuevas medidas, incluida su hija Karla
- Ya te dije Karla que no puedo hacer nada, esas normas están des la fundación del colegio Santa Clara
- Son muy estrictas – se quejaba la joven
- Por lo visto no tanto, a ti no te afectan en nada
- Porque no deje que esa vieja me tocara, pero a mis compañeros les soltó la falta y les quito sus accesorios y no se que mas cosas
- Karla, mejor hablamos en casa, y recuérdale a tus compañeros que son los reglamentos del colegio, no pueden hacer nada, solo acatar las normas
- Como quieras mami, pero te lo advierto, mis compañeros no se van a quedar así de tranquilos – Se fue dejando a Débora un poco preocupada, los compañeros de sus hijas solían ser bastante revoltosos, algo era seguro, no se iban a quedar quietos. Su secretaria entro
- Disculpe señora Débora, la busca el comandante Martínez – Débora sintió que su corazón se aceleraba, cerro los ojos, ese estúpido policía nuevamente
- ¿Lo hago pasar? – Débora abrió los ojos
- …si, si, hágalo pasar – la secretaria salió, al instante entro el policía
- Señora, Buenos días
- Buenos días Comandante Martínez. Al parecer me he vuelto su prioridad
- Vine por los informes de las cuentas y negocios del señor Alberto Villagran
- Señor Mendoza, lo lamento muchísimo, he estado tan ocupada, no se si ya se entero pero tuvimos un accidente en nuestra hacienda con una de las maestras de la escuela y no he tenido tiempo, pero le aseguro que la otra semana
- Señora Alcántara, comprendo su situación pero le informo que esto es algo serio
- Le aseguro que he tomado esto con toda la seriedad del caso, la otra semana le suministro toda la información que ha solicitado
- Eso espero, no le quito mas tiempo, que tenga feliz día
- Igualmente
- Feliz día – repitió irónicamente - estúpido policía, tiene que arruinarlo todo
Débora caminaba de lado a lado en su oficina el estúpido policía lo estaba arruinando, tenía que buscar la forma de sacarlo de la ecuación al igual que al cretino de Alfonso.
Alfonso estaba pensando igual que Débora, ya este jueguito lo estaba cansando, quería terminarlo de una vez por todas, se dio cuenta que el comandante Martínez salía de la oficina de Débora, se le acerco
- Comandante Martínez ¿Cómo esta?
- Muy bien profesor ¿Y usted?
- Excelente, ¿Cómo va lo de la investigación de la muerte del señor Villagran?
- Avanzando muy lentamente, pero con paso firme
- Me alegro mucho, espero se aclare todo muy pronto
- Espero lo mismo, que tenga feliz día – el policía se fue
Todo acabara pronto, muy pronto, de eso se iba a encargar el.
Como lo había pronosticado Karla, los alumnos no se quedaron quietos, armaron un plan para hacer una gran revolución se dividieron en grupos y buscaron información que los pudiera ayudar en el complot, uno de los cabecillas era Mauricio, quería encontrar alguna información de la nueva coordinadora de disciplina, pero no pudo conseguir nada con la secretaria a pesar que había desplegado todos sus encantos incluyendo tratar de sobornarla, pero ella no había caído en ninguno de sus trucos.
Mauricio estaba aburrido, sumado a todo eso estaba Ana Milena que no quería hablarle y decirle que le estaba pasando, y el supuesto embarazo de Karla, en el fondo sabia que se metía en tantos problemas en el colegio para olvidar su patética vida, enamorado de la prima de la mujer que tenia embarazada, cuando la señora Alcántara se enterara seguro que lo obligaría casarse con su hija, y por Dios que quería esa criatura pero no deseaba atarse de por vida a una mujer que no amaba, se dio un golpe mental por ser tan idiota, como había se le había ocurrido tener relaciones con Karla sin protección, el juraba que ella se cuidaba, sacudió su cabeza y Siguió organizando la revolución, recordó que su compañero de clases Daniel era el hermano de la secretaria, lo localizo y armo el plan con el, el le iba a conseguir la llave del colegio y se metería en la noche a revisar los expedientes, solo tenia que convencer a unos cuantos de sus compañeros para que lo acompañaran en su travesía, estaba seguro que Sebastián lo haría sin chistar, estaba igual de loco que el y nunca le decía que no a sus planes, sonrió, esta noche tenia mucho que hacer.
Débora estaba en su despacho, seguía pensando como burlar la petición del policía, Alfonso se negaba a devolverle el dinero que le había girado, busco en sus documentos a ver que propiedad tenía a su nombre que pudiera vender rápidamente y reponer el dinero que había sacado de las cuentas de Alberto, sintió que alguien entraba a su oficina, cerro los documentos rápidamente, era Alfonso
- Hola Débora – Saludo Alfonso
- Hola mi amor ¿me traes el dinero?
- No seas tan ilusa, yo no te voy a dar ese dinero – Débora hervía por dentro
- ¿Piensas que lo que te dije es mentira? Te puedo matar Alfonso
- No lo creo
- ¿Quieres ver que si?
- No lo harás, hay otra persona que sabe que tu eres la asesina de Alberto, si me sucede algo a mi, esa persona no dudara en acusarte – Débora lo miro asustada
- ¿Quién es? Tu no me habías dicho nada de eso
- ¿Me crees igual de estúpido que tu? Jamás te voy a decir de quien se trata – Débora se acercó a el algo melosa
- Por favor Alfonso ayúdame, estoy desesperada, el imbécil del policía no me deja en paz
- ¿Ahora me pides ayuda? Si no estoy mal me ibas a matar – Ella se aleja de el enojada
- Si no me vas a devolver el dinero ¿Qué haces aquí?
- Quiero saber de donde sacaste a la psicóloga y a la nueva coordinadora de disciplina
- La profesora Mariana me recomendó a la psicóloga ¿Por qué lo preguntas?
- Simple curiosidad, ¿Qué has sabido de Mariana?
- No hay novedad, sigue igual
- Pobre chica, quiera Dios que salga de esta
- Es el deseo de todos