Jugamos, Katherine ?

¿Jugamos?

La noche arribaba en los suburbios de Londres, en el siglo XX, era una noche como cualquier otra, en los pequeños hogares, las madres preparaban la cena mientras que los esposos en su mayoría descansaban. Los niños, como era común en aquellas zonas, salían a correr en las calles una vez que habían terminado sus deberes, algunos se ensuciaban jugando canicas, otros no podían salir de sus casas, nunca faltaba el grupo de amigos que hablaba con la madre de algún chico castigado para que le dieran permiso de salir.   

En uno de esos hogares, descansaba Katherine, una niña de doce años cuyo rostro reflejaba inocencia, un rostro delicado, de piel muy clara que dejaba relucir pecas en sus mejillas, con su cabello abundante color castaño claro, el cual siempre estaba cepillado y largo, no muy liso, tampoco crespo, de mediana estatura. Katherine terminaba su lectura mientras descansaba en la cama del cuarto, una cama de dos pisos que compartía con su padre y su madre. Su padre dormía en la cama de arriba, Katherine esperaba con ansias la cena cuando el ruido de una piedra estrellándose en la ventana interrumpió su lectura. Katherine ignoró el acontecimiento y siguió con su lectura cuando otra pequeña piedra se estrelló de nuevo en la ventana, Katherine observó cómo su padre parecía despertar, así que dejó su libro y se dirigió a la ventana, al abrirla observó a sus amigos, del otro lado de la cerca que divide el pequeño patio de la casa con la calle.

Los chicos le hacían ademanes para decirle que iban a jugar, Katherine se volvió a su padre, y después de asegurarse de que él estaba dormido, Katherine salió por la ventana y silenciosamente corrió hasta llegar a la cerca. Del otro lado se encontraban sus amigos, un grupo de cinco chicos, entre ellos se encontraban Tobías, quien era el chico que organizaba los juegos, el líder, de cabello color rojizo muy crespo, Nicolas, un chico moreno con cabello corto y alta estatura con respecto a su edad de trece años, Ángel era el mejor amigo de Katherine, un chico de cabello corto y liso color negro, delgado y con ojos color azul cielo, era el chico más prolijo del grupo, sus padres eran de clase media, a diferencia de los demás, este chico tenía más amistades de diferentes clases, iba a una mejor escuela y se había mudado recientemente. Los otros chicos eran menos apegados al grupo, George y Michael eran más unidos entre ellos que con el grupo, a diferencia de Ángel, quien era el mejor amigo de Nicolas y de Katherine.

 - Sal de la casa, vamos a jugar - dijo Tobías.

 - Tengo que hablar con mi madre y todavía no hemos cenado - respondió Katherine.

 - ¡Vamos a jugar a las escondidas! Aprovechemos que dejaron salir a Ángel - reiteró Tobías.

 - Está bien, veré qué puedo hacer - respondió Katherine.

Antes de volver a la casa, Katherine se despidió de Ángel y de Nicolas con un ademán.

Al entrar al cuarto, Katherine terminó rápidamente su lectura y se cambió la vestimenta por una más cómoda, momentos después, su madre tocó la puerta, Katherine fue a su encuentro.

 - ¿Y ese atuendo? - preguntó Verónica, al ver a su hija.

 - Ya terminé mi lectura madre, quería pedirte permiso para ir a jugar con los chicos después de comer.

Verónica dirigió su atención a su esposo, quien dormía profundamente.

 - ¡Lucas, la comida! - dijo Verónica.

 - Ya voy - respondió Lucas a duras penas.

 - ¿Madre? - preguntó Katherine.

 - Está bien, pero te quiero aquí a más tardar ocho de la noche y te tienen que venir a traer, también te tienen que venir a dejar, esas son las condiciones - respondió Verónica.

Verónica y Katherine se encontraban en la mesa, esperando a que Lucas llegara para cenar, momentos después, Katherine se levantó de la mesa y se dirigió hacia la puerta de entrada, la abrió y miró a los chicos, quienes todavía estaban esperando del otro lado de la cerca, Katherine salió y fue a su encuentro para abrirles.

 - Tienen que pedirle permiso a mi madre, que lo haga Ángel - les dijo Katherine.

 - ¿Yo? - preguntó Ángel.

 - Sí, tú, le caes mejor a mi madre -  respondió Katherine mientras los otros chicos reían.

Katherine y los chicos entraron a la casa, Ángel dio un paso más al frente para hablar con Verónica.

Una vez que terminaron de conversar, Verónica se dirigió a Katherine - ¿No vas a cenar hija?

 - No tengo hambre madre, al regreso puedo calentar la comida - respondió Katherine.

Seguido de esta acción, se dieron un beso en las mejillas y luego Katherine partió con su grupo de amigos.

 

***

Una mansión se encontraba del otro lado de aquella pista, una cuya estructura parecía estar abandonada, con árboles y grandes pastos que rodeaban sus grandes verjas, como si una familia millonaria la hubiera abandonado hace ya muchos años.




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