¡juguemos!

Amigas

De alguna manera,  después del momento incómodo logramos volver a la atmósfera relajada y cordial que habíamos compartido antes de sus comentarios crípticos. 

Terminamos nuestro café y volvimos a casa.

En general podríamos decir que habíamos cumplido nuestra misión, vi la exposición, me divertí y sin usar una sola palabra le gritamos al mundo que estamos juntos y, como nadie cuestiona nunca las imágenes que ve en PhB, lo aceptaron sin más como la verdad. 

Y,  sin embargo,  no había recibido la menor reacción de la única persona cuya opinión respecto a las fotos me importaba. 

En vista de que mi teléfono iba a volverse loco de tantas notificaciones que me tenían sin el menor cuidado y que revisarlo cada que sonaba sólo para decepcionarme al ver que no era quién yo esperaba se estaba volviendo realmente frustrante decidí ponerlo en modo avión y recurrí a Streamfix para olvidarme del bendito aparato. 

Y así fue,  debo decir que tengo un talento muy particular para abstraerme en una serie y mandar completamente al diablo todo lo que pasa fuera de la pantalla cuando hay algo en mi vida con lo que me cuesta trabajo lidiar. 

Para cuando me quede dormida al fin eran aproximadamente las 9:00 am del domingo y no me duró mucho el gusto,  porque a medio día más o menos me despertaron los gritos histéricos de mi madre, furiosa conmigo por no despertarme a horas razonables. 

Luego de "desayunar" recordé mi teléfono y decidí que no podía tenerlo así por siempre,  revisaría mis notificaciones, respondería lo que tenía que responder y probablemente cambiaría mi configuración para evitar que mi celular me volviera loca si a Damián se le ocurría postear otra cosa. 

Pasaba de notificación en notification sin prestar mucha atención hasta que encontré una que hizo que se revolviera mi estómago de una forma más literal de la que me hubiera gustado. 

"Hola,  soy Elisa.  Le pedí a Aarón que me diera tu número no hay problema ¿Verdad? Sé que pasaron muchas cosas y que ha pasado mucho tiempo,  pero de verdad te extraño mucho y me gustaría tomarme un café contigo, tengo mucho que contarte. Te quiero, ojalá nos veamos pronto"

Tal vez este sea un buen momento para explicar quién es Elisa y qué tiene que ver en todo este pequeño drama. 

Elisa y yo éramos mejores amigas,  muy unidas supuestamente, y gracias a ella conocí a Aarón. 

Cuando nos presentó ya llevaban un buen rato de conocerse,  aunque a decir verdad lo mencionaba muy poco, sin embargo yo me enamoré de él como estúpida desde la primera vez que lo vi. 

Estaba tan entusiasmada como sólo una adolescente puede estarlo por conocer a un muchacho.  Tenía cabello castaño un poco largo, ojos color avellana imposiblemente hermosos, una sonrisa tímida y dulce que te robaba el corazón de inmediato y  por su puesto su personalidad no podía quedarse atrás: Inteligente, atento, noble… 

En resumen,  no era mi tipo precisamente,  pero eso no impidió que acabara loca por él y había cierta química entre nosotros,  nos complementabamos tan bien que estaba completamente segura de que había encontrado a mi alma gemela,  pero esa era sólo mi opinión. 

Él también estaba seguro de haber encontrado al amor de su vida, excepto que no era yo,  sino mi adorada mejor amiga, Elisa. 

Y por sí crees que la situación no es lo suficientemente jodida,  déjame decirte que yo estúpidamente le había confesado a mi amiga que me gustaba el chico despistado que me había presentado,  o mejor dicho ella lo había notado y me había hecho admitirlo con un interrogatorio digno del FBI. 

Pensé que lo peor de todo iba a ser la vergüenza que eso implicaba,  así que me limité a decirle a mi amiga que lo olvidara y no se lo dijera a nadie,  que era algo sin la menor importancia, y listo, creí que ahí iba a parar todo, pero eso no acabó ahí. 

Resulta que unos días más tarde Elisa terminó por tercera o cuarta vez con el idiota con el que andaba y desde luego Aarón fue el primero en correr a su lado para consolarla y dos semanas después se hicieron novios. 

Lindo,  ¿No? Mi mejor amiga decidió usar al chico que sabía que me gustaba como el "otro clavo" para olvidar al imbécil de su ex novio. 

¿Y qué hice yo?  Pues nada, absolutamente nada,  me limité a poner mi mejor sonrisa hipócrita y fingir que me alegraba por ellos. 

Para ese punto, Aarón y yo ya éramos tan cercanos como alguna vez lo fuí con Eli,  así que los veía juntos todos los días y aprendí a sufrir en silencio. 

Y no,  no es que me guste jugar a la mártir o que lo haya hecho pensando en ellos,  simplemente era una cobarde que no sabía de qué otra forma proteger la dignidad que le quedaba además de pretender que nada estaba pasando y disimular lo mejor posible la posición tan patética en la que se encontraba. 

No estoy segura de cuánto tiempo más hubiera sido capaz de soportarlo,  pero esa tortura no duró mucho, las cosas dieron otro giro para peor. 

Unos cuantos meses después, el ex novio de Eli la buscó de nuevo y ella simplemente le confesó a Aarón que nunca estuvo enamorada de él,  que lo aceptó porque necesitaba desesperadamente amor y compañía, pero en el fondo siempre estuvo Caleb su corazón y lo dejó. 

Decir que estaba furiosa era poco. 

Así que la muy zorra no sólo había decidido salir con el chico que le gustaba a su mejor amiga,  sino que sólo planeaba utilizarlo y luego lo desechó sin mayores contemplaciones. 

Oh,  pero, como siempre,  la que lloraba sin parar y aseguraba estar sufriendo más que nadie con ese giro de los acontecimientos era ella. 

Sin embargo,  nunca tuve la oportunidad de armarme de valor y expresarle mi enojo,  porque ese mismo fin de semana tomó un vuelo a Costa Rica con Caleb para empezar de nuevo lejos de todo y sin molestarse en limpiar su desastre antes de irse. 



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En el texto hay: celos, romance, mentira

Editado: 25.08.2019

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