CAPITULO 2
“El perder a alguien, el ser traicionado, el ser abusado, el ser maltratado. Son experiencias que nunca olvidas y a su vez te cambian en diferentes ocasiones con diferentes formas, pero con una cosa es igual, es que todas te dejan una marca en el profundo de tu pecho que nunca podrás olvidarla”
Dos horas cabalgando sin descanso alguno, estuvimos viajando el hombre misterioso conmigo agarrado en su pecho.
Ah no tan lejos de nuestra parada se vio una cabaña de madera.
Viéndose vieja, empolvada, dañada pareciera que nunca hubieran vivido alguien ahí. Sin embargo, como dice el dicho que a veces los ojos pueden ser engañosos; sin dejarse fiar la portada de un libro.
El hombre sosteniéndome cargado entre su pecho, desde la parte donde regia el ombligo hasta los pies, mientras que la otra mitad estando pegada a su espalda.
Se veía como la imagen que iba cargando entre ellos un pequeño saco de papas.
El caballo fue llevado guardado en corral pequeño donde háyase tenía dos estándares de caballo.
No reaccionaba a ninguna cosa, pareciera un cuerpo sin alma.
Su mirada enterrada al suelo como la de un muerto. La pulsación de su corazón debilitada como si estuviera apagándose el mismo.
Ese rostro que andaba lleno de felicidad con aquella sonrisa de alegría que había mostrado al ser salvado por el hombre, se había convertido en tan solo un rostro triste e impotente.
El hombre adentro a la cabaña se paró enfrente de una puerta vieja de madera, giro de una manija empolvada llena de telarañas, abriendo de ella, dio paso para adelante entrando, cargando del pequeño.
Al entrar la cabaña la cosa fea, vieja, horrible que tenía telarañas por montón afuera.
Había totalmente desaparecido, y al contrario había un cuarto bellísimo. Una sala limpia y brillante, con el fondo de una cocina hecho de mármol y a la vez un estándar pequeño que indicaba la separación de la cocina con la mesa madera y un conteo de cinco sillas, donde se podía comer una familia entera.
Aquella mesa y sillas eran sencillas y simples, se veía que estaban hechas por un buen carpintero. Y en el centro de todo con unos ladrillos carmesí en forma de torre de dos metros por cada pata y de un largo de seis o siete metros estirándose hacia la parte superior del hogar, se ha yacía hecho una espléndida y hermosa chimenea.
Con el acompañado del costado de una cómodo y relajante sofá marrón claro.
El hombre que camina por el lugar me llevo cargado a un cuarto pequeño, sin hacer tanto ruido.
¿Dónde… estoy?
La persona que parecía como zombi, sin saber en que su mente andaba, veía a través de sus ojos muerto como avanzaba adentrándose a un cuarto.
El hombre al entrar al cuarto se veía reflejado que existía una cama, con una sábana blanca larga y con una sola almohada.
El hombre sutilmente lo sujeto entre sus brazos como aun pequeño bebe recién nacido. El pequeño que estuvo aun como un muerto fue llevado cargado hacia la cama.
Cuando el pequeño Kleiv sintió el rose del algodón suave y esponjoso de la almohada, sus ojos empezaron a pestañar y de caerse levemente, como si se quedara dormido. El hombre bajándole suave y levemente, dejándolo extendido recostado de cuerpo entero contra una cama esponjosa, agarro la larga y cómoda sábana blanca extendiéndola a los aires encima del pequeño, lo abrigo enteramente desde su cuello hasta sus pies, abrigándole del frio que corría de la noche.
En ese momento sentí el abrigo de larga sabana y el esponjado de la cama y de la almohada, así incitándome caer rendido muerto a un largo sueño.
El hombre al ver el pequeño rostro del joven Kleiv, se veía la imagen reflejada como la de un bebe dormido tranquilamente
Dio la vuelta y se dirigió directamente hacia la sala, sin hacer ni una pisca de ruido.
Estando en el hombre caminando se dirigió hacia la sala, saco un poco leña, lo tiro a la chimenea lo prendió, y se sentó en el sofá que estaba al lado de la chimenea.
Miro el ardo del fuego, viendo como las cenizas se espacian por los aires del tubo de extracción de la chimenea convirtiéndose en solo un humo negro, que desaparecían al subir por las brisas de los vientos de afuera.
Sentando con las manos juntas, y con una mirada pensante, viéndose preocupado.
Ese pequeño no creo que vuelva a ser el mismo. Me pedirá ahora que quiera a ser sé más fuerte. Que quiere vengar a los elfos. Otro más en esta cadena que no tiene fin. Maldición, si tan solo hubiera llegado antes.
Se levanto del sofá, y miro hacia afuera de la ventana viendo la oscura noche que cubría los cielos.
Bueno ahora me toca a mí.
Aquella noche profunda donde la oscuridad llenaba de horror al pueblo. Donde el fuego ardía en las casas y los cuerpos familiares. Donde se abrió otra herida mortal, que nunca podrá cerrarse.
Otro sacrificado había nacido. Otro descendiente a esta maldición que ha tenido torturando por años y años. Una maldición que aquel joven entrará será para el como una prueba de fuego en poder romperla. Esperar, poder vengarse y exterminar a los ‘Dark Elfos’ por faz de la tierra.
El nacimiento e inicio del nuevo “Monarca de las Sombras”
El anochecer se fue acabando con el pasar de las horas. La bella luna llena fue cambiada por un luminosa y deslumbrante luz solar que háyase aparecido por los horizontes de los cielos.
Con el acompañar de un enorme y riquísimo cielo azul, donde se veía aquellas esponjas nubes blancas.
«¿Yo? ¿Dónde…estoy?»
Me levante del recostado de la cama pestañea mis ojos suavemente, levantándome de un largo sueño, y viendo lo primero un techo de madera.
Moví mis ojos de lado a lado, mirando hacia alrededor del cuarto.
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caminos peligrosos, el acenso del ultimo monarca, lleno de dolor e impacto
Editado: 15.05.2021