Capítulo 11

Unos meses después de lo sucedido, del día en que Hoseok y Laia se habían declarado en unos baños, unos meses en los cuales los dos habían estado muy cariñosos pero, no eran nada, todavía.

Ambos se encontraban en la casa de Laia, felizmente tumbados en la cama de ella, sin decir ni hacer nada, solo agarrados de la mano.

— Seok –habló Laia por primera vez.

—¿Humm? –dijo Hoseok en tono de pregunta, tenía los ojos cerrados y se notaba que estaba cansado.

— ¿Qué somos? –le preguntó ella, los dos giraron su cabeza buscando sus miradas.

Hoseok solo sonrió y le dio un suave beso en los labios.

— Seok –volvió a repetir ella.

— Dime –dijo este.

— En serio, ¿qué somos? –le volvió a preguntar.

— Laia, seremos lo que tu quieres que seamos, si quieres que seamos amantes, seamos amantes, si quieres que seamos como Romeo y Julieta, seamos como ellos, si quieres que seamos un par de jóvenes enamorados, seamos un par de...

— Hoseok, ya me quedó claro –le respondió ella.

Después de eso y de un tierno beso, un silencio volvió a invadir la habitación, minutos más tarde, Laia volvió a hablar.

— Seok.

— Dime.

— ¿Qué quieres que seamos?

Este la miró y se echó a reir, ella sonrojada le dijo que olvidara lo que acababa de decir, pero, Hoseok rápidamente respondió:

— Quiero que seamos un par de adolescentes que se aman y que dure todo lo que tenga que durar, aunque espero que sea eterno. Espero que simplemente nos amemos y que un tú o yo pase a ser un nosotros, la gente lo conoce como una pareja, otros como una media naranja, quiero tenerte aquí, a mi lado, lo máximo posible, no te voy a prometer un para siempre porque nada es para siempre y mira que me gustaría decírtelo –paró por un momento, ella le miró y sonrió– quiero dedicarte mis canciones, mis suspiros, mis sonrojos, mis noches en vela, textos, todo lo posible. No se que haré para decirte y demostrarte que te quiero, pero cariño, sin duda demostraré que lo hago, te bajaré las estrellas si así crees que te amo.

Laia no sabía que decir, era mala con las palabras, así que solo le besó.

Un beso dice más que mil palabras; pensó.

— Se mi novia, empecemos desde cero, todo tiene su inicio y algunas cosas tienen final. Quiero que tú y yo tengamos un inicio, pero no un final.

Ella asintió con la cabeza.

Era el comienzo de una nueva historia de amor, de una que no tendría un final.