Prólogo

Hace doscientos años, una guerra asoló el reino de Serimia, el reino de Fetz se alzó contra sus reinos vecinos, sistemáticamente destruyó todas las ciudades que lo componían. Atacaron sin piedad destruyendo todo a su paso, mataban, violaban y quemaban las ciudades sin piedad. A los niños y jóvenes se los llevaban como esclavos. Lo mismo hicieron con los magos y las criaturas mágicas que convivían en el reino Sillgas, con ellos se cebaron todavía más si cabe, los torturaban una y otra vez hasta que absorbían su magia y sus mentes quedando sólo de sus cuerpos cenizas, buscando algo a lo que llamaban K'lisn.

Nadie sabía lo que era.
 

Humanos, magos y criaturas mágicas al ver que no podrían vencer al enemigo se agruparon en la fortaleza de poder de las montañas encantadas, utilizaron magia, encantamientos y hechizos para hacer una barrera para detener al enemigo.

Ni así pudieron detenerlos.

La barrera de magia no podría aguantar la fuerza destructiva durante mucho tiempo, los magos y todos los que poseían una pizca de poder en su interior se sacrificaron en la noche de Myor, abandonaron sus cuerpos para entregar su alma y su magia a la barrera cayendo muertos cubriendo el suelo cómo las hojas en otoño. Consiguieron su objetivo, el enemigo no podía atravesar la barrera, pero el reino y sus habitantes perdieron algo a cambio, la magia.

En la actualidad la magia no existe en Phoenix, el reino formado después de la destrucción de Serimia y Sillgas.
Protegidos por la barrera de magia en él viven los descendientes de los supervivientes de la gran guerra.

El enemigo, el reino de Fetz, sigue buscando el K'lisn, nadie sabe que es, lo único que se sabe con seguridad es que si lo consiguen será la perdición de Phoenix y los demás reinos.