— No puede ser- Zoe niega con la cabeza- ¿Dices que llevas semanas recuperada y no me has dicho nada?- levanta la voz- ¿Pero cómo has podido hacernos esto? ¿Sabes lo preocupados que todos estábamos por tí? Fill ha recorrido el país entero en busca de una cura. Padre incluso se humilló ante el gobernador de Marfek para que te recibiera el gran maestro sanador. Y...- se queda dudando si decir el nombre de la persona que iba a decir, no hace falta que lo diga, Ivy lo sabe, se refiere a Greyn- todos, hemos intentado ayudarte- se deja caer en una silla.
Va a intentar explicar sus motivos cuando se escucha un fuerte carraspeo.
- ¿Y tú quién eres?- pregunta Zoe a la maga-doncella con malos modos.
- Soy Maest, la nueva doncella, señora— hace una reverencia.
- ¿Qué quieres?- le grita, está muy alterada por lo sucedido.
- Bueno, yo...- se mira los zapatos como si tuviera miedo- no sé si decirlo, Lady Ivy se enfadará mucho conmigo y me despedirá si se lo digo.
- No te preocupes Maest, ella ha perdido todos sus derechos y privilegios desde que nos ha mentido y engañado. No tengas miedo, no te ocurrirá nada, dime.
- Cuando creía que no la estaba viendo tiró algo por la ventana, me parece que iba a huir- no levanta la mirada de los zapatos.
- Dime que no es verdad- Zoe zarandea a su hermana muy enfadada - Jay, mira a ver .
- Si, es cierto- por fin habla Ivy- déjame explicarme, no paras de gritar y no me dejas ni hablar- ahora es Ivy quien levanta la voz harta de escuchar sus reproches.
- ¿De verdad te ibas a ir?- la voz calmada de Zoe hace que la chica empiece a asustarse más que si siguiera gritando.
- No es lo que tú crees, ¡Calla de una vez y escúchame!- le grita a la cara a Zoe.
- ¡No le hables así a tu hermana!- salta Jay.
- ¿Y tú quién te crees que eres para hablarme así?- si Zoe es terrible cuando está enfadada, peor es su hermana.
La cara de Jay muestra dolor y sorpresa, al instante Ivy se arrepiente de haberlas dicho. Maest, que permanece detrás de ellos casi no puede contener la risa. Ivy furiosa rodea a su hermana y a Jay y se planta delante de la insoportable maga.
- ¿Y tú de qué te ríes? ¿Porqué no les dices lo que eres realmente? Sólo me causas problemas...
- Tranquilízate- Maest desvía su mirada a las manos de Ivy.
- ¡Oh, no!- exclama sorprendida la aludida. Cientos de luces de colores revolotean rodeando sus manos, cada vez brillan más y giran más rápido.
- ¿Jay, estás viendo lo mismo que yo?- pregunta asustada Zera.
- ¿Las ves Zoe?- no se puede creer que las vea. ¡No está loca!
- ¡Da la señal de alarma!- le dice la hechicera de repente a Zoe- Han cruzado la barrera muy cerca de aquí. Están a punto de llegar- agarra a Ivy por el brazo fuertemente e intenta sacarla de la habitación.
- ¿Qué?- Zoe y Jay la miran con los ojos desorbitados, el pelo le ha cambiado a su color azul habitual y su cuerpo se ha cubierto de una armadura azul oscuro que parece pegada su esbelto cuerpo, cada pocos segundos luces brillantes la recorren por toda la superficie.
- No hay tiempo para explicaciones, cerrad la boca que se os va a desencajar la mandíbula y preparad la defensa de la ciudad - les ordena.
- No vamos a ir a ningún lado hasta que nos digas quién eres- se cruza de brazos Jay.
Las manos le queman a Ivy, las luces giran tan velozmente en ellas que mirarlas produce mareo, la chica cierra los ojos y sucede como en la noche de Myor, ve flotar en la oscuridad la extraña palabra, su cuerpo le pide a voces que la diga y el dolor desaparecerá, abre los labios para pronunciarla y Maest le tapa la boca a lo justo, Ivy forcejea sin fuerzas, sus manos parecen que se van a derretir, las lágrimas caen por su pálido rostro, necesita gritar la extraña palabra a los cuatro vientos pero la maga se lo impide, Jay y Zera se enfrentan a ella, pero no son rivales, con un movimiento de cabeza los hace caer al suelo cómo a dos muñecos.
- Escúchame, tienes que controlarte, si no lo haces pasará cómo en el bosque y todo a tu alrededor explotará.
Al pensar que ella fue la culpable del incendio, de sus manos empiezan a salir pequeños rayos de luz que queman lo que tocan, la angustia de la joven aumenta al ver lo que está haciendo y más rayos salen disparados sin control.
- Puedes pararlo, puedes hacerlo, controla la energía, no dejes que salga como un torrente, tú puedes dominarlo, es un don, una bendición, debes de darlo con amor no con destrucción- la voz tranquila de Maest la calma un poco- debes entregarlo sin miedo pues en él está nuestra salvación y debes de hacerlo ya.
- No sé como- gimotea.
- Piensa en algo agradable, distrae tu mente del dolor, no dejes que te domine, el dolor físico se puede aguantar, el dolor del alma si les haces daño a ellos no lo superarás— señala a Jay y Zoe.
En vez de tranquilizarla sus palabras, el miedo de hacerles daño hace que una gran llamarada escape de sus manos y prende las sábanas de la cama.
— Está claro que no estás lista— murmura entredientes.