Knight-Lord experiment: Mis amigos del bosque parte 1
Autor: Manuel RM Reyes
Fragmento Cortesía de Cosasdechicas.com, en la sección “Anécdotas”
Hola, mi nombre es Juliette, unas amigas me comentaron acerca de este sitio, ¡Vaya que tiene historias interesantes! Me alegra que muchas de nosotras podamos expresar nuestros temores y tribulaciones sin ninguna repercusión o rechazo. He venido aquí para hacer una advertencia a la vez que lo voy a contar como algo que me pasó hacia mitad del año. Sé que va a ser difícil de digerir, pero creo que está ligado con lo último que ha estado pasando en estos últimos meses, acerca de los rumores.
Trabajé un tiempo como docente en “Wallace’s and sons”, una escuela secundaria al sur de Escocia, pero luego de dos años me ofrecieron trabajar con niños huérfanos en “New Smiles”, que queda cerca de un bosque, esto debido a que tengo un fuerte don para atender a niños que han tenido una difícil etapa en su vida. Me ofrecieron el puesto como tutora y maestra de inglés, no me fue difícil adaptarme a los niños y que ellos pudiesen sentir simpatía conmigo. Sin embargo, mientras daba mis clases, ya saben como son los niños, nunca se callan y hablan en voz baja mientras el maestro en turno se voltea a la holo-pizarra para escribir o extraer un artículo del internet... Noté que varios niños hablaban de unos amigos que se encontraban en el bosque.
-Hablé con Giggles la otra vez
- ¿Qué te dijo?
-Me habló acerca de las rocas, que tienen poderes
- ¿Sí?
-La verdad no lo sé, confío más en Mom-paw…
- ¿Van a atender la clase, niños? -dije mientras terminaba de apuntar algo
-Lo sentimos profesora McMorrison
-No es momento de hablar de amigos imaginarios, cuando acabemos la clase pueden tener toda la libertad de hacerlo
Al principio no le tomaba importancia, pero como dije, eran varios los niños quienes hablaban de Giggles, Mom-paw, Whiskers y Hug-Cub. Me resultaba extraño que esos amigos imaginarios estuvieran en las boquitas de diferentes niños que no tenían conexión de amistad entre sí, me refiero que a que no convivían con cierto niño o que este convivía con otros de su tipo, pero que aun así hablaba de esa compañía.
Pensé en que había unos desconocidos en el bosque como en las historias de mi niñez, pero lo deseché, los sistemas de seguridad los habrían visto y la policía daría cuenta de ello. Puede que después de todo si sean amigos imaginarios. Hasta que encontré los regalos
- ¿Quién te lo dio, la maestra Norris? -pregunté en una ocasión al ver que una niña sostenía una orca de peluche
-Se llama Willy -me dijo la niña con ese talante de pseudo ofensa que hacen luego los niños. - y me lo dio Whiskers
- ¿Whiskers? ¿Es un compañerito tuyo?
-No -y abrazó fuerte a su peluche. - Es mi amigo del bosque
Eso me dejó en claro que había algo en él, un criminal probablemente, pero aún así no me atreví a conjeturar nada, quizá se había inventado a alguien y en realidad si se lo había regalado mi compañera Norris, maestra de Historia.
-Dime ¿Te encuentras bien? -me dijo un compañero
Asentí con la cabeza y luego le expliqué lo de los amigos imaginarios y el peluche de aquella niña.
-A esa edad los niños aman contar historias, además Mary (que así se llama la niña) trata de superar la muerte de sus padres, es posible que busque refugiarse en una compañía y hacerla ver como si fuera real, aunque si tiene que darle una vuelta a la Señora Thompson nuestra psicóloga.
Traté de calmarme, debía hacer caso omiso de esos amigos imaginarios y centrarme en su aprendizaje, pero salían con cada historia que era difícil saber si lo que estaban contando era un cuento o algo más. Lo único claro que tenía era que, durante mi infancia, el bosque era un lugar de misterio, de fábulas, algunas eran para divertirte y enseñarte algo de la vida, mientras que otras eran para tomar conciencia y ser precavidos. Un ejemplo es caperucita roja, ella puede ser cualquiera de nosotros sin importar su sexo o clase social, el lobo puede ser desde un ratero hasta un criminal experimentado, ese era mi cuento favorito no por otra cosa sino por su contextualización que se le puede dar, quitando la parte fantasiosa y poniéndolo en un plano realista. Los niños no tienen una noción del peligro como nosotros los adultos, pero es necesario ponerles prácticas que pueden ayudarles a salvaguardar su integridad.