Siento un aroma peculiar, un olor masculino que no sé dé donde puede provenir.
Era un encantador aroma, el cual me daba una sensación extrañadamente cómoda, me hacía sentir en casa y protegida.
Pero al mirar a mi alrededor no había nadie ni nada, estaba completamente sola.
Sola en el bosque, en una pradera de flores, mi único lugar secreto y escondite de la sociedad.
Y ese aroma en este punto no es para nada común.
De un momento a otro el seductor aroma se va, quedándome con un sentimiento de vacío dentro de mí, dejándome completamente sola, sintiéndome abandonada...
Mi mirada se fija directamente en el muro que está a unos metros de mí, en el cual mi nombre está marcado, pero ahora al lado de este hay una extraña marca de fuego, como si al final de mi nombre se hubiera quemado.
Algo extrañada me levanto, con temor camino y me acerco al muro con lentitud.
Al llegar ahí, paso mi pulgar por la extraña marca, siento un cosquilleo en mi cuerpo, mi vista se coloca nublosa y de poco todo se oscurece.