Kukri

CAPÍTULO…

Dicen que para una mujer no hay día más anhelado y esperado que el día de su boda. Todas las niñas sueñan con ese día, el momento de caminar por el pasillo central, con un ramo de flores en las manos y un velo cubriendo el rosto, la liga en la pierna izquierda y las damas de honor vestidas de colores pastel. Un sueño para todas las mujeres, menos para las integrantes del Clan Kukri.

La fecha de la ceremonia de coronación y de matrimonio siempre se ha realizado el mismo día, coronando a la general del clan kukri como la emperatriz y elevándola al nivel de la nobleza para luego casarse con el príncipe real, otorgándole a la nueva pareja real la calidad de mandataria suprema en el imperio y la antigua emperatriz pasa a ser la asesora real. Esta es la ceremonia más importante en el imperio, toda la alta sociedad, políticos, empresarios, artistas, científicos y demás personalidades importantes están invitados.

Esta ceremonia es la única que se realiza en el Gran Salón Versalles en el interior del Archiministerio y todos los medios de comunicación la transmiten, asegurándose de que toda la población en el imperio conozca a la nueva emperatriz.       

Al final del Gran Salón Versalles, en el centro, está el altar con todo el ajuar de los sacerdotes que dirigen ambas ceremonias, la civil y la sacramental; del lado derecho, está sentada todos los ministros con sus parejas, así como los socios comerciales más importantes del imperio; y del lado izquierdo, están los tronos de los príncipes y la emperatriz en curso. Toda la estructura gubernamental, de los todos los niveles, preside la ceremonia. Dos proyectores holográficos se encargan de proyectar en enormes pantallas situadas a los lados del altar principal, toda la ceremonia, para que la gente que no está al frente pueda ver la coronación y la boda.

Quitando los personajes de alta sociedad, la presencia de los guardias imperiales, la elegancia de la vestimenta de las personas y lo exclusivo de los invitados, sigue siendo una boda como cualquier otra.

Los niños y niñas con sus diminutos trajes de gala corriendo de un lado al otro; los caballeros haciendo bromas sobre el hombre caído y las mujeres criticándose mutuamente los vestidos con una sonrisa de falsa empatía, etc.

La novia está encerrada en un cuarto especial, con Amatista, Tigrina y otras cazadoras del clan como escoltan, asegurándose que no se escape, y vigilando que las sirvientas preparen adecuadamente Cobra para la boda. 

Cobra se ve en el espejo, observando cada detalle del vestido que diseñaron exclusivamente para ella y viendo cómo le arreglan por doceava vez el peinado, las chicas de la servidumbre están más nerviosas que ella. Como el vestido tiene muchas partes que dejan al descubierto la agrietada piel de la novia, las chicas tienen que hacer malabares para cubrir cada parte del cuerpo de la presa. Cuando terminan de arreglarla, las cazadoras del clan las sacan de la habitación, asegurándose que ninguna tuviera contacto con la elegante prisionera.

Mientras Amatista y Tigrina salen con las demás, Coralillo se queda con Cobra, asegurándole las esposas que oculta debajo del ramo de novia.

- ¿Nerviosa? – pregunta Coralillo, con una sonrisa en el rostro.

- ¿Por la boda o por mi inminente muerte? – pregunta sarcásticamente Cobra.

Coralillo se asegura que en los tobillos de la novia estén bien colocadas las tobilleras de seguridad.

- ¿Encontraste las magnolias y los lirios que te dije? – le pregunta Cobra a Coralillo.

- Si, estaban exactamente donde me dijiste. Ya están en el Gran Salón con el resto de las flores.

- Y… ¿viste al padrino?

- Sí. Me regañó por la pulsera.

- Lo sé, en serio lamento haberla descuidado. Y ¿le preguntaste por los anillos?

- Los va a cuidar bien, los tuyos y los míos.

Amatista y Tigrina se colocan en la puerta, esperando a que su compañera termine de revisar a la novia. Coralillo termina su revisión y está a punto de caminar hacia la puerta cuando Cobra la sujeta del brazo. Las otras dos cazadoras reaccionan al instante, pero Coralillo les indica que no es necesaria su intervención.

- ¿Encontraste el collar? – le pregunta Cobra. Coralillo asiente.

- Está aquí.

Coralillo se zafa de las manos de Cobra y se aleja, sale de la habitación con las otras cazadoras y la deja encerrada en la habitación.

En la habitación solo está la novia, parada frente al espejo, contemplándose una y otra vez, suspirando pesadamente. Pasados unos segundos sola, a un lado de la puerta, aparece una figura que se le acerca lentamente hasta quedar detrás de ella.

Tan pronto Cobra la ve, se da la vuelta, reconociéndolo al instante.




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