—Siempre he sabido que a mi primo no le funciona del todo bien el cerebro, pero creo que en este momento se le volaron los tapones — respondió Frank, cuando Sugey le contó que ellos dos eran los encargados de conseguirle la novia a Zaid.
—Sabes, varias veces le pregunté a tu tía, si lo había dejado caer de cabeza, cuando era chiquito, pero nunca me respondió — agregó Sugey divertida.
—Capaz que así fue y le da vergüenza reconocerlo— agregó frank — eso explicaría muchas cosas.
Ambos, rieron divertidos. Pero lo cierto es que su amigo y jefe, había dado una orden y ambos sabían que debía cumplirla de la mejor manera, poque Zaid Moore, enojado era un verdadero engorro.
—¿Y cuál es el plan? — preguntó Frank, serio.
—Pues vine a buscar tu ayuda, así que dime tú que podemos hacer— contestó Sugey, mirando a su novio, mientras dejaba un casto beso en sus labios.
—Sigue haciendo eso, que de seguro me pongo creativo— respondió el chico con coquetería.
—Usa tu creatividad, para ubicar a la futura novia de tu primo cariño y te aseguro que te haré mucho más que esto, a manera de recompensa — contestó ella, ubicado en medio del ángulo que formaban las piernas, del rubio que la tenía sujeta por la cintura.
Con un aire de suficiencia, el hombre estiro su mano derecha y sacó de una pequeña cajita dorada que reposaba, sobre su escritorio, una tarjeta negra de letras plateadas. Tomó la misma y la puso en la mano de su novia, quien miró con curiosidad la pequeña tarjeta.
La chica leyó, con detenimiento y lo miró, un tanto desconcertada.
—¿Qué es? — preguntó ella.
—Es un lugar donde brindan servicio de acompañantes, es de lo más lujoso de la ciudad y te aseguro que si les dejas claras tus exigencias, sabrán darte lo que necesitas, además son profesionales y discretos.
—¿Alguna vez lo usaste? — preguntó ella.
—Sí, antes de conocer a mi hermosa novia, lo use un par de veces — respondió Frank.
—Son…
—El servicio que brindan es de acompañante, si el cliente y la chica se involucran en algo más es bajo su riesgo y va contra las reglas del lugar, incluso ella, puede perder el trabajo— respondió él.
—Deben ser mujeres muy hermosas, las que trabajan allí— dijo un tanto incómoda.
—Hermosas, refinadas e inteligentes, cariño. Según sé, Anya las escoge y capacita, pero ya las chicas, deben haber sido reclutadas — respondió él.
—¿Reclutadas? — agregó ella, un poco asombrada.
—Sí, hay un grupo de caballeros que las escogen, obviamente luego de observar en ellas algún tipo de cualidades— agregó Frank.
—suena un tanto extraño— señaló Sugey, bastante sorprendida con la información que su novio le estaba dando.
—Llama, solicita el catálogo y te ayudo a escoger a la chica, detallamos las condiciones, que nos indiquen el costo y listo— dijo el rubio acercándola a él para besarla.
La chica se sintió sumamente extraña, lo que su novio le decía sonaba tan bizarro, que efectivamente pensó que era como ir a una tienda virtual a comprarle una novia a su amigo.
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—Te felicito, realmente aprendes rápido— dijo Anya, mientras la miraba, usar la cubertería de plata de manera correcta — también he notado que tu postura y tu andar, han mejorado notablemente— sonrió mientras reía complacida.
—¡Gracias! — respondió Ashanty, mientras degustaba su postre, con elegancia.
Han sido dos días de arduo trabajo, pero según Anya ya se encuentraba lista. Ahora necesitaba que un cliente, la escogiera del catálogo de acompañantes, al que ya ha sido agregada y que se maneja de manera muy discreta entre los exclusivos clientes. Según Julián, le lloverán las solicitudes, pero Ashanty, no se sentía tan segura de eso.
Tal como se lo recomendó Julián, optó por no decirle a Sara al menos no aún, en que estaba trabajando. Solo le dijo que estaría un par de días en una capacitación.
Quería explicarle a su amiga con calma, de que se trataba y a decir verdad, ninguna de las dos había tenido el tiempo para sentarse a conversar.
Lo que más le preocupaba, era como iba a tomar Sara, el hecho de que hubiera sido Julián quién la reclutara, porque ahora entendía que era el hombre de ojos oscuros el que se encargaba de eso, bueno él y un par de caballeros más que aún Ashanty, no había logrado conocer.
Hoy le habían realizado un cambio de look, para las fotos que serían incluídas en el catálogo, le informaron que el vestuario que usó para las mismas, era suyo.
La verdad es que no tenía ni idea, donde podría usar algo tan hermoso y elegante.
Definitivamente que Sara, iba a tener muchas preguntas, cuando la viera hoy llegar a casa.
—Luces hermosa — dijo Julián, con ese tono de voz casi gutural, que hacía que a la mayoría de las chicas del lugar, le temblaran las piernas.
Era guapo o sí que lo era, elegante y porque no decirlo muy sexi. Ahora entendía, la fascinación de su amiga por ese hombre, había tenido la oportunidad de apreciarlo con detenimiento y la verdad, era como esos hombres de las portadas de revistas, que todas las chicas querían tener pegado en la pared de la habitación. Solo que para Ashanty Julián Anderson, tenía un gran defecto, los novios y los ex novios o parejas de sus amigas, no existían para ella, así que desde el primer momento que lo vio junto a Sara, lo descartó de su lista de papuchos.
—¡Gracias! — respondió sonrojada, mientras miraba las fotos, que ya estaban en el catálogo.
Ojalá pronto apareciera un cliente interesado en pedirle como acompañante pensó, mientras veía la foto. Necesitaba cuanto antes enviarle dinero a su familia y ya había decidido embarcarse en este trabajo.
De repente, una campanita roja se activó junto a su foto, lo que no pasó desapercibido para Ashanty, quien miraba el catálogo logo con su foto, en la misma plataforma donde los clientes, escogían a las chicas.