La carrera del viento

03. CAMUFLAJE

ALISON KENT

 

“Omitir las verdades no es otra cosa que una variedad refinada de la mentira.”
Almudena Grandes.

 

 

El jardín  se ve con más vida. Han colocado lámparas de colores en el contorno y han puesto un bar a un lado. La mesa con aperitivos está en medio. Todo tiene una luz tenue y cálida bajo las últimas horas de luz del día.

A pesar de que sólo han pasado tres horas desde que la gente comenzó a llegar a la fiesta de papá, estoy muerta de aburrimiento. Tengo que ser amable con las personas y sostener una plática cortésmente aburrida.

Mi padre a estado ocupado con sus invitados pululando a su alrededor esperando tener oportunidad de felicitarlo. Mamá se perdió de mi radar hace rato.

Papá me reservó un baile pero para eso todavía falta mucho.

¿Saben que es lo bueno de todo este asunto? Los chicos en smoking. Es una excelente vista si me lo preguntan. Aunque solo es eso, vista. Si alguno se acerca a hablarme solo hablan de lo bien que les va en la vida, en como son los más populares o queridos por sus compañeros. Muy  superficiales ¿Me entienden?

Rita y Dash aún no llegan por lo que mirar a los chicos no es tan divertido.

Podría ir a hablar con mis primas pero solo se interesan por sus vestidos, peinados, bandas, color rosa blah blah blah. Si las escucho demasiado me salen bombones y arcoíris por los oídos.

 

—Hey ¿Esa cara de fastidio venía con el vestido? — Me susurra mi primo Sam por detrás.

 

Me doy la vuelta para encararlo y me tiende una copa.

Sam es mi primo favorito. Una vez que pasó los quince años y dejó de tirarme pedos en la cara y embarrar sus mocos en mi ropa, claro. Sus padres son castaños pero él es rubio por alguna razón. Tengo mis sospechas pero no es nada seguro.  Es bronceado y tiene los ojos color verde pasto. Es bastante alto y ancho de espalda. El problema que tiene Sam es que es amante de todas las mujeres y me refiero a todas las mujeres.

 

—Gracias —Contesto mientas tomo la copa.

 

—Si Mahoma no va a la montaña…

 

—Lo siento, no te había visto.

 

—Eres tan distraída como siempre Ali —Responde divertido —. ¿Estás bien?

 

—Aburrida como un frijol solamente.

 

— ¿Cómo sabes que los frijoles se aburren?

 

Ruedo los ojos con diversión —Bueno, sabes a lo que refiero.

 

—Iré por un bocadillo para ti —Dice con la vista fija a mi espalda —. Espera aquí preciosa.

 

No me da tiempo ni de contestar cuando él ya emprendió la marcha. Cuando volteo me doy cuenta que no miraba la mesa si no a una muchacha. Mis bocadillos no llegarán pronto, de eso estoy segura. Me quedo mirando un poco. La chica claramente encantada con la compañía de Sam, juguetea con su cabello.

No teniendo muchos sitios a donde ir me dirijo al bar.

Estoy a dos metros de la barra cuando comienzo a arrepentirme de venir. Beth está hablando enfadada con un barman. Beth es la chica de la boda ¿Ahora la recuerdan?

 

—Hola —Le digo al barman que está libre mientras pongo la copa que me dio Sam en la barra.

 

— ¿Qué le sirvo señorita?

 

—Una piña colada, por favor.

 

—Enseguida.

 

—Gracias —Es todo lo que digo tratando que Beth no me note.

 

Mientras espero me doy cuenta que la razón por la cual está molesta es porque no le quieren dar alcohol. ¡Ja! En tu cara tonta Beth.

 

—Lo siento señora, tengo órdenes de no hacerlo —Dice el chico con un poco de temor en su voz.

 

— ¿Problemas Beth? —Pregunto sin mirarla —. Mejor déjalo en paz, ve a molestar a alguien más.

 

—Ahora, sírveme un whisky o me encargaré de que te despidan —Le dice al chico ignorando mi sugerencia.

 

Bien.

 

— ¿Qué es eso? —Pregunto señalando una botella.

 

—Rob Roy, pero es un poco fuerte.

 

—Me das un poco por favor.

 

Enseguida toma un pequeño vaso vertiendo el líquido y me lo entrega con una sonrisa.

Dejo mi bebida en la mesa y camino hacia Beth. Estoy a dos pasos de ella pero no me mira, aprovecho esa ventaja para mirar a alrededor buscando mirones, pero nadie nos presta atención. Ahora, más segura que hace un momento le toco el hombro para llamar su atención. Ella se voltea lentamente, por un segundo me da la impresión de que le dará la vuelta completa a su cabeza, como en esa película de terror.

 

— ¿Que quieres? —Pregunta un poco más tranquila.

 

Pero ya es demasiado tarde, no me voy a echar para atrás.



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En el texto hay: joven adulto

Editado: 05.03.2018

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