No se podía decir precisamente que volver a casa había supuesto un enorme consuelo para mí, ni mucho menos considerando que en mí bolso cargaba con dos papeles que tenían el mismo peso que dos rocas del tamaño de mí cabeza y eso era decir mucho.
Con mucho cuidado, metí mi mano dentro de este para sacarlos de allí y colocarlos delicadamente sobre mí escritorio, y en cuanto pude liberarme de ellos solté un suspiro que podría haber llenado toda la sala.
Mis ojos iban de uno al otro constantemente mientras intentaba dilusidar cual de los dos tendría mayor poder al momento de cambiar mí vida.
-Veamos cual de ustedes obraran un enorme cambio en mí universo- dije sentándome frente a estos, apretando la grabadora que tenía en mí escritorio para dejar constancia del monólogo que estaba a punto de pronunciar y que quizás algún día me serviría de algo-Por un lado tenemos la dirección donde supuestamente viven mis padres, y el resto de mí familia que teóricamente me abandono por mí propio bien, por qué aparentemente estaban relacionados con personas muy peligrosas y prefirieron entregarme a desconocidos para preservar mí salud, pero si lo que la investigadora decía era cierto y tenía más hermanos que vivían con ellos porque no habían corrido con mí misma suerte? Es que acaso yo tenía algo especial que hacía que ellos querían ir tras de mí? Era por esas casualidades de la vida una especie de niña súper dotada? Podía mover los objetos con mí mente como en "Matilda" o había algo en mi de lo que no estaba al tanto que podría ayudar a la humanidad? Es que cargaba yo con la cura, no lo sé … Para el cáncer o algo por el estilo y es por eso que los mafiosos querían quedarse conmigo?- me pregunté a mí misma, siendo sumamente consciente de que nadie más estaba en esa habitación y me quedé viendo al papel, con mí ceño fruncido intentando levantarlo de dónde estaba, algo que obviamente no sucedio.
Menee mí cabeza para luego respaldarme contra la silla y tirarla para atrás.
-No seas ridícula, Rebecca. Eso solo sucede en la ficción - masculle y dirigí mí vista hacia la tarjeta que Brooke me había entregado- Según sus palabras este sujeto no solo era uno de los mejores psicólogos de la ciudad sino que también formaba parte de su círculo de amigos por lo que era una persona de confianza para ella y si me lo había recomendado era por algo ya que dudaba que ella fuese a dejarme en manos de alguien que pudiese actuar en mí contra. Y si, se que no estaba loca y que no necesitaba de sus servicios, sin embargo había que ser realista, si yo decidía ir detrás de mis padres, "originales" por así decirles, me haría falta que alguien me escuchase y no me juzgara, y de acuerdo a la descripción de su trabajo, esa era su tarea, nada más que cobraría un ridículo precio por oírme hablar sobre ello por una hora. Siendo honesta, apreciaba las buenas intenciones que tenía mí mánager, no obstante se que aceptar ir a terapia no era más que enorme símbolo de debilidad. Que debería hacer una en estos casos?- inquiri- Ambas opciones marcarán un antes y un después en mí vida… Así que por cual se supone que debo iniciar este nuevo viaje- añadí cerrando mis ojos, moviendo mí dedo índice de la tarjeta del psicólogo a la dirección y viceversa.
Un leve crujido llego a mis oídos cuando mí uña chocó contra una superficie rugosa, dándome cuenta de inmediato que no había elegido la alternativa brindada por Brooke, sino que el destino habia decidido que la elegida fuese la que Marlene me había dado.
Y no iba a negarlo eso me ponia sumamente nerviosa.
Ya había elegido, y conociéndome me odiaría a mí misma si me acobardaba justo ahora que había tomado juntado el coraje para hacerlo, por lo que con mucho cuidado levanté la tapa de mí laptop, demorandome a propósito para concederme así a mí misma unos cuantos minutos de ventaja que usaría para prepararme mentalmente para lo que fuese que pudiera encontrar cuando ingresara el apellido de mis supuestos padres en el buscador y así obtener información sobre ellos.
La pantalla se puso en blanco y el una rayita aparecía en la barra de búsqueda indicandome que a partir de ahí empezaba la verdadera aventura, ya había podido abrir el navegador, y este era el siguiente paso, uno donde debía escribir letra por letra el nombre y apellido de mis progenitores para así rogar que hubiese algo sobre ellos en esta amplia y basta red.
Una parte de mí , con cada segundo que pasaba en el enorme reloj que colgaba de la pared me trataba de convencer para que presionara las teclas que formarían el apellido "Fedra" y otra no paraba de decirme que esto era una pésima idea ya que podría encontrar allí algo que me destrozaste por completo. Aún más.
-Tu puedes con esto- murmure - Mereces saber quién eres y de dónde vienes- agregué dandome ánimos para hacerlo.
Mis manos iniciaron su travesía, tipeando primero la. "F", la "E" y así sucesivamente hasta llegar a la "A".
Ya estaba listo, ya había llegado a la mitad de mí misión solo faltaba que apretasen"enter" y podría obtener las respuestas que tanto ansiaba tener.
Mis latidos resonaban en mis oídos y sentía como la taquicardia y la ansiedad iban invadiendome poco a poco.
No podía hacerlo. Simplemente no podía.
-Eres una cobarde - gruñi ofuscada,enfadada, conmigo misma.
Cerre con fuerza la computadora y me puse de pie, para recorrer la estancia a grandes zancadas hasta llegar al único lugar donde encontraría algo de consuelo. El refrigerador, donde encontraría comida que contribuiria a disminuir mí insatisfacción, frustración y enojo.
Sabía que posiblemente me arrepentiria más tarde de haber hecho esto, pero esta era la alternativa a la que podía acudir para solucionar esto.
Torta de chocolate, nachos de la noche anterior, una hamburguesa rebosante de queso cheddar, con trozos de tocino cayendole por los costados, cosas que se veían por demás tentadoras y que estaba al tanto que me harían olvidarlo todo.
Editado: 18.02.2023