La Cicatriz

Valeria

Valeria

Salí corriendo de allí. Sentía rabia, traición y culpa. No me podía creer que Hugo supiera algo y no dijera nada, pero yo tampoco me había tomado muy en serio que a Elián le estuvieran siguiendo.

Llegué hasta el centro dónde solíamos pasar el rato. Todos nos conocimos en un programa de ayuda. Elián ya estaba allí cuando el resto nos unimos. Fué dónde conocí a todos mis colegas.

Me llevé la mano al bolsillo y saqué la hoja de diario que había cogido de la estantería de Elián mientra Hugo estaba en babia. La abrí y leí su contenido. Tenía un número de teléfono y “Si me pasa algo llama” escrito. Llamé.

“¿Hola?”

“¿Qué sabes de Elián?”

“¿Quién eres?”

“Alguien que busca respuestas sobre su muerte.”

Nadie respondía e iba a colgar cuando volvió ha hablar

“Te espero en el parque del túnel.”

Y colgó. Me fuí hacia el punto de encuentro, me quedé esperando sentada en la valla un rato. La verdad es que tardaba mucho.

“¿Tú eres la que me ha llamado?”

Me dí la vuelta y ví a una chica que daba vibras de ex militar. Llevaba un tatuaje de una daga tachada con una cicatriz. La verdad es que no sabía qué podría saber de Elián, ni cómo habían llegado a coincidir, porque se notaba que era mayor que nosotros.

“¿Qué sabes de Elián?”

“¿Cómo te llamas?”

“Valeria”

“¿Así que tú eres la famosa Val?” No sabía cómo responder, ¿Cómo es que me conocía? “Elián me ha hablado de tí. Que sepas que eras una de las únicas personas con las que tenía tanta confianza.”

Se apoyó en la valla junto a mí, giró su cabeza para verme.

“Soy Roxy, amiga de Elián.” Cómo veía que no le daba la mano dejó de intentar saludarme. “Era un buen tío, que pena que se quisiera largar con algo tan grande a sus espaldas.”

“¿De qué hablas?, ¿tú sabes lo que le pasó?”

Vaciló mientras se alejaba de la valla

“Sí, y ojalá no haberlo sabido.” Se giró y me lanzó algo. “Escucha, el camino que estáis tomando tú y tus colegas es peligroso, dejadlo, iros a casa y seguir como si nunca hubiera pasado nada.”

“¿Qué es esto?”

Se estaba yendo, me dijo adiós con la mano y ni siquiera se molestó en dar explicaciones. Tenía en mi mano un USB. Volví a la casa de Elián.

Estaban todos en la entrada con algunas cajas. Mateo fue el primero en verme.

“Val, ya que has vuelto ayúdanos a llevar todo esto a mi casa.”

“¿Y qué es?”

“Todas las pruebas de Elián, para no tener que estar molestando cada vez que queramos echar un vistazo.”

No pregunté. Llevamos todos los trastos a casa de Mateo, a un trastero que había en el patio. Lo sacamos todo y colocamos las pistas.

Saqué el USB de mi bolsillo y se lo enseñé.

“¿Qué es eso?” Mateo tenía curiosidad por el chisme.

“¿Es lo que cogiste antes de irte corriendo?”

Hugo me pilló por sorpresa. No creía que me hubiera visto coger algo.

“No, lo que cogí fue esto.” Les enseñé el papel y les conté lo de la tía del parque, sin mencionar que ella ya sabía lo que le había pasado a Elián.

“¿Has actuado sola?, ¿Tú sabes que podría haber sido peligroso?”

“Pero ha salido bien, y ahora tenemos otra pista más.” No entendía por qué Hugo se había puesto mosca. De todas formas yo seguía un poco cabreada con él.

“Valeria, quedamos en que iríamos todos juntos a buscar las pistas.” Mateo se estaba poniendo de su lado y no me lo podía creer. Había conseguido una pista más, ¿Por qué no me daban las gracias y ya?

“Además podrías habernos dicho antes lo del papel para ir todos juntos, no que te hubieses quedado la información.”

“¿En serio quieres que hablemos de ocultar información, Hugo?” Me dió una mirada de amenaza.

Nos quedamos en silencio. Lucas fué quien volvió a hablar.

“Bueno, lo hecho, hecho está, ahora que tenemos otra pista vamos a sacar información de ella.”

Nos tomamos un tiempo para calmarnos.

Sacamos el portátil de Mateo y metimos el USB. Solo había un vídeo. Le dimos al play.

“¡¿Me estás tomando el pelo?!, ¿Quién le pone contraseñas a los vídeos?” Me había quedado flipando.

“¿Y cómo se hace?” Mateo también. “Bueno, ¿Alguna idea para la contraseña?”

Estuvimos probando contraseñas al azar toda la tarde pero no conseguimos nada, sabiendo como era Elián, podía ser cualquier cosa.

La verdad es que después de todo lo que estábamos pasando, ya no creía conocerle tan bien.

Quedamos en irnos a casa, Lucas se llevó el diario y el USB para guardarlos, yo me quedé la sudadera y Mateo se encargaría de encontrar al tal sombras. Hugo no quiso llevarse nada.




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