La Coneja Me Pertenece

Capitulo diecisiete

Asra mantenía su rostro serio mientras enfocaba su vista en Javaid, suelta un pesado suspiro y de reojo observa a quien parece ser el Alpha, en su rostro crece una pequeña sonrisa ladeada al voltear a verlo.

Se acerca a la altura del hombro de Javi y pronuncia algo que todos los presentes en la sala alcanzaron a oír – me gusta tu olor, es dulce – en su rostro aun estaba esa pequeña sonrisa ladeada casi burlona y su mirada estaba puesta en el tipo que llego junto con Addal. – aunque tiene un toque a perro mojado – su sonrisa crece.

Al final de la sala se oye un gruñido y a un lobo negro y mas grande que los demás, caminar hacia nosotros, no solo con su gruñir daba miedo también esa aura amenazante que tenia al caminar hacia Asra. Todos los demás que se encontraban presentes tenían sus cabezas agachadas ni yo ni Javi reaccionamos, pero los demás se notaban como si estuvieran haciendo el esfuerzo mas grande del mundo al respirar.

El lobo cada vez se acercaba mas al lugar en el que Asra y Javi se encontraban, que era a varios pasos a mi izquierda, fueron dos pasos mas que el lobo dio parecía como si se dirigiera a ellos, así que doy un par de pasos largos para poder estar al frente de ellos, una parte dentro de mi quería saltar encima de Asra y empezar a golpearlo por estar oliendo la esencia de otro, contrario a eso otra parte de mi me recordaba que yo no tenia olor y que el estaba en su derecho de buscar a quien quisiera como pareja, después de todo no era un cambia formas conejo.

Al estar en frente de ellos cierro mis ojos fuertemente y agacho un poco mi cabeza, solo segundos bastaron para que mis pequeñas orejas de conejo salieran impulsadas, segundos en los que lo único que pude escuchar fue un silencio absoluto.

Era como si todos en la habitación hubiesen desaparecido de la nada, así que abrí los ojos lentamente temiendo encontrarme con algo peor a como estaba la situación hace tan solo segundos. Levante mi cabeza lentamente y lo que mis ojos enfocaron primero fue el rostro de todos los presentes en mí, eso me ponía aun mas nerviosa que el lobo gruñón que había se había detenido a un par de pasos en frente de mí.

Al parecer ahora yo era el centro de atención, bueno más específicamente mis orejas eran el centro de atención. Y eso solo ocasionaba que me sintiera aún más incómoda. Cierro mis ojos fuertemente y me vuelvo bolita en mi puesto intentando salir de la mirada de todos en mí.

– Una coneja – escucho al chico que nos trajo susurrar.

Un fuerte gruñido retumba en la habitación, provenía del lobo negro, fue tan repentino que mi transformación fue una sorpresa aún más grande.

Asra

La chica se había convertido en un animal, y no me agradaba mucho que la vieran como si se tratara de una presa, débil, me agacho un poco y la agarro en mis brazos. Sentía su temblor. Los lobos seguían sin agradarme, me parecían una de las especies mas irritantes y altaneros que existen en el mundo.

Llevo años estando en la obligación de tener que convivir con lobos y nunca los había odiado tanto como hasta ahora, desaparecerlos ahora me parecía una idea fantástica, nadie echaría de menos una especie que cree que puede mandar sobre las demás.

Luego de tomar a la pequeña coneja en mis brazos, enfoco mi mirada en el lobo que no quitaba su mirada amenazante de ella, no para de gruñir, claro su instinto Alpha le daba a entender que debía defender su territorio del intruso frente a él. Ahora bien, aunque entendiera su postura a la defensiva con el “atacante” que intentaba invadirle.

Por alguna razón y de alguna manera me invadía un sentimiento que no me gustaba, la sensación al pensar que le esta intentando hacer daño me llena por dentro como si me estuviera quemando, esa sensación que solo lograba disgustarme completamente.

Me mantengo en mi postura más amenazante.

– Creo que al parecer el Alpha tendrá que volver a su forma humana – cualquiera con cinco dedos de frente sabría que sería un poco difícil que un lobo con su instinto protector activado volviera a sus cinco sentidos.

Claro que lo sé, pero sentía la necesidad de demostrar que yo también tenia mando, que yo también era fuerte e intimidante, el que yo no tuviera una manada a defender no me hacía más débil, quería demostrarlo, quería que viera lo fuerte que yo también era.

No lo hice, es irracional este sentimiento. Respiré hondo conté hasta tres y volví mi mirada al lobo y al que creía era su beta, o tal vez era solo un tonto desconocido y yo lo estaba sobreestimando.

– Dile a tu Alpha, que no trato con perros, así que cuando vuelva a su forma original, me encantaría tener una charla con el – muestro mi mejor sonrisa y me dirijo a uno de los sillones que había en la sala, en la que todos nos encontrábamos.

Solo basto que yo ignorara al “jefe” para que el chico que nos trajo hasta aquí y el otro que llego con el amigo de la coneja reaccionaran e intentaran moverlo del lugar, sin lograrlo.

– Joven Javaid –

A la vez que llamaban al chico, golpeo sus manos, que se encontraban intentando tomar a la conejita silenciosamente. Como respuesta recibo un gruñido el doble de fuerte, y un pequeño sonido intentando parecer a un gruñido, solamente que más agudo.

Volteo mi cabeza al lugar donde provino el pequeño gruñido agudo y sonrío al notar como el pequeño chico que nos trajo tenia en su rostro enmarcada la sorpresa, por lo que acababa de hacer.

– Ah lo siento – retrocede varios pasos.

– Creo que el alpha puede volver en sus cinco sentidos con la ayuda del joven Javaid – pronuncia un poco nervioso.

– ¿Cómo podría yo hacer que ese chucho vuelva a su forma humana de nuevo? – al parecer el chico delante de mí aun no entendía el gran efecto, y la importancia que tenia en esta manada.

– Si, como podría él hacer que ese chucho vuelva a la normalidad – sonrío enormemente – se nota de lejos que el no tiene la capacidad de que la bestia regrese a su forma humana -




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