La Dama De Negro

CAPÍTULO 18

—Habrá una reunión en unos días, puedes asistir y hacer un discurso para disculparte. - recomendó Geovani mirando fijamente a unos de los rebaños.

Se preguntarán que estoy haciendo hablando con Geovani después de todo lo que pasó.

Bueno les voy a resumir.

Mis padres se habían enterado y se enfadadoron mucho por ser grosera principalmente con Geovani, quién fue muy amable desde un principio y por haber ofendido a todos los aldeanos. Y me dijeron que debía solucionar aquel problemilla en la que me metí por mi inmadurez y yo debía saber cómo resolverlo, ya que todas las personas de la aldea se habían enterado y se sintieron muy ofendido. Y el primer pasó que tuve que hacer fue disculparme con Geovani.

Y por eso estoy acá hablando con él como hacer para que todos los aldeanos me perdonen al igual que él lo hizo.

Al principio fue un poco complicado para hacer que me perdonará, insistí bastante, hasta me ofrecí para cuidar a sus hermanitas, pero rechazó mi oferta.

Uy sí, tiene dos hermanas muy bellas idénticas a él. La más pequeña de nombre Brianna tiene unos seis a siete años de edad aproximadamente, y la más grandecita de nombre Keith tiene unos once a doce años de edad aproximadamente.

Ambas son muy adorables.

Después de a ver pasado un buen rato con Geovani cuidando los rebaños y todos los animales que tenían en la granja, decidí que era momento de irme. Él se ofreció para llevarme a casa pero me negué.

Sus padres no estaban, su mamá tenía que trabajar en una pequeño local según me comentó, y su padre es guardabosques, y su trabajo es patrullar todo aquel bosque que rodea a la aldea. Y él se queda a cuidar de sus hermanitas y del rebaño.

Cuando estaba por irme me topé con la hermanita más pequeña de Geovani.

-Nos vemos pronto pequeña Brianna, - me despedí de ella con una sonrisa.

-Cailin es mala, - dijo antes de ir corriendo dentro de la casa.

Me quedé confundida antes aquellas palabras de la pequeña, no entendía a lo que se refería. Sentí un mal presentimiento pero preferí ignorarlo. Aunque me quedé pensativa por unos segundos. Fue suficiente tiempo para que Geovani apareciera.

-¿Todo está bien?, - preguntó.
-Oh, sí... Sólo qué.... No nada, me siento cansada me iré a casa para descansar. No te preocupes. -expresé no muy convencida de mis propias palabras.
-De acuerdo, - dijo dejándome sóla nuevamente, y agradecí mucho por no haber insistido.

***************
 


 

-Estoy algo nerviosa, -dije caminando de un lugar a otro.
-Tranquila, todo saldrá bien. -me ánimo Geovani. 
 


 

Todos los aldeanos estaban presentes en está reunión, según Geovani es algo propio de ellos que cada un año hace está reunión y que es muy importante para cada uno de ellos ya que es una tradición que han llevado acabó desde hace mucho tiempo y que lo siguen haciendo para no perder la costumbre.
 


 

Me aleje un poco de la multitud. Es que si había muchas personas y es algo desesperante.
 


 

He vuelto a tener extraña pesadillas en estos días, no lo recuerdo del todo bien, aún me tienen confundida, todo era muy borroso y no podía distinguir nada en lo absoluto.
 


 

Algo llamó mi atención era una sombra que estaba a unos cuantos metros de aquí, se podía ver muy bien aquella silueta a pesar de la oscuridad pero es gracias luz de la luna.
 


 

La sombra se empezó a alejar y algo en mí me impulsaba a seguirlo.
 


 

Pero justo cuando empezaba a caminar hacia aquella silueta Geovani apareció informándome que ya era hora.
 


 

-Elena, es tu única oportunidad puedes hacerlo, vamos.
 


 

-Elena?, - insistió, parecía que por fin estaba reaccionando. 
 


 

-Te encuentras bien?, - insistió, ascendí moviendo la cabeza.
 


 

Geovani se quedó paralizado por unos segundos, noté que se había puesto nervioso y pálido, como aquella vez cuando me perdí en el bosque y él se fue a buscarme.
 


 

Yo sé que él vió algo pero no quería preguntarle qué es lo que vió porque no lo quería incomodar como lo hice la última vez, si él quiere contarme lo hará pero no en éstos momentos.
 


 

Muy madura de tu parte.
 


 

Obvio. Sonreí sintiéndome satisfecha conmigo misma.
 


 

Después de mi dramático discurso me alejé de la multitud.
 


 

Los aldeanos me habían perdonado, y agradezco que lo hicieran porque ya me estaban haciendo tener mala fama.
 


 

Desde acá podía escuchar las risas y charlas de las personas.
 


 

Estaba sentada encima de una piedra plana.
 


 

-Elena, -dijo una voz femenina familiar.
 


 

Me sobresalte al ver a Cailin parada a lado mío con una sonrisa inusual.
 


 

-Cailin, -dijo llevando una mano en el pecho.
 


 

-No esperaba verte de nuevo, -deje salir con inquietud.
 


 

-Toda la aldea asiste porque yo no lo haría, -comentó con tranquilidad.
 


 

No dije nada antes sus palabras, solo ascendí con una sonrisa fingida. 
 


 

Una ráfaga de viento hizo que los mechones de mi cabello se alborotaran.
 


 

-Te quiero mostrar algo, -cailin dejo salir.
 


 

La miré extrañada.
 


 

-¿Qué es?, -pregunté con curiosidad.
-Si quieres saber lo que es sígueme. -comentó.
-Bien pero será rápido porque ya es tarde.
 


 

Ella hizo un gesto que no comprendí y se dirigió hacia el bosque.
 


 

Y obviamente la seguí pero me detuve al darme cuenta que me estaba alejando mucho de la aldea.
 




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