✓Geovani
Estaba durmiendo tranquilamente hasta unos llantos irrumpió mi pacífico sueño.
¿Será la llorona?
Quién sabe, ya nada me sorprende hoy en día.
¿Acaso estaba lamentándose en frente de mi casa?
Sí, donde más?!!
Tenía planeado levantarme pero creo mi padre se adelantó y se lo deje en sus manos.
Cerré mis ojos para volver a dormir, pero no funcionó.
Escuché a mi papá preguntarle si estaba mejor.
Sentía curiosidad de quien podría tratarse, me levanté de la cama. Abrí la puerta y por la luz que recibía tuve que brotarme los ojos con las manos.
Mientras hacía aquel acto hablé.
—Papá todo está bien?, Escuché a alguien llo........., —al ver a la persona que me estaba observando con los ojos todo hinchado y rojo mis palabras se quedaron en el aire.
En mi mente se formaron muchas preguntas confusas, estaba confundido, ¿Que habrá pasado?.
Se que estos últimos días Elena estaba pasando por algo raro.
Digo raro porque las cosas que le suceden no le suceden a cualquiera y ha sido muy difícil para ella.
Me acerqué en donde se encuentran, ella se levantó con rapidez y me abrazó, me quedé paralizado, no sabía como reaccionar ante aquel acto inesperado, ella soltó un sozollo.
Mi padre mira expectante pero no dijo nada, él simplemente me dejó ahí solo con ella.
Ella seguía aferrándose a mí como si fuera su lugar seguro. Mis manos sin mi permiso fueron acariciar su cabello con suavidad.
Ella se separó de mi y luego me miró a los ojos. Y no saben lo mucho que me dolió verla en ese estado. Algo pasó, pero no me atrevería a preguntarla.
No le iba a preguntar si estaba bien, porque se bien en el estado en la que se encuentra.
—¿Quieres que te lleve a tu casa?, —pregunté, pero ella negó con la cabeza.
Okay, creó que se quedará acá.
Que nervios.
Tendría que idear donde dormiría.
Sin darme cuenta me removía de un lugar a otro, al parecer ella notó esa inquietud e intervino.
—Yo puedo quedarme acá, no te preocupes no haré ningún tipo de ruido. —dijo en voz baja.
—Por supuesto que no, —solté sin pensarlo.
No la dejaría sentada ahí, le hice pasar a mi habitación, ella entró dudosa.
—Tu duerme en mi cama, —dije con seguridad.
Al principio se negó pero insistí tanto que terminó cediendo.
—¿Y tú dónde dormirás?, —preguntó mirándome preocupada.
—En el piso, —dije con una media sonrisa.
Ella abrió sus ojos como platos.
Se me hizo gracioso en la forma que puso su cara, se veía bonita igual con esas ojeras, los ojos hinchado y rojo.
—Buenas noches Elena, —me despedí pero cuando estaba a punto de salir de la habitación ella me detuvo.
—Espera.
—Si.
—Por favor quédate, — suplico con los ojos aguado.
Estaba confundido pero de igual manera me quedé. Traje algunas colchas y puse en el piso y acostarme ahí.
—Me da miedo la oscuridad, y no quiero estar sola, estoy exhausta, no he dormido días y lo sabes. Cada día empeoran las cosas y no entiendo la razón. —comenzó a hablar.
Yo la escuché con mucha atención, me habló de lo que sucedió en su casa y que todo fue un caos. Que ella no soportó seguir estando en esa casa y salió sin rumbo fijo y acabo en frente de mi casa.
Mencionó también que su padre fue violento con su madre y que tuvieron una discusión fuerte y en sus ojos pude notar que ella se sentía culpable sobre todo lo que sucedió.
—No fue tu culpa, —expresé con seguridad proporcionándola un cálido abrazo.
—Duerme, cuidaré de ti mientras lo haces.
Le dí un beso en la frente antes de separarme de ella.
Sus ojos se iban cerrando de a poco. Se veía tan preciosa en la manera que dormía.
No iba a dormirme, la cuidare hasta el amanecer. Ella dormía plácidamente, no había consolidado el sueño éstos últimos días a de estar cansada después de todo.
Había pasado un largo rato desde que se quedó profundamente dormida.
Algo captó mi atención, ella estaba hablando, pensé que se había despertado pero en realidad estaba dormida.
¿Serán las pesadillas que la atormenta cada noche?
De eso no hay dudas.
Se movía constantemente, daba vueltas y vueltas como si estuviera huyendo de algo o alguien.
Ella pedía ayuda.
—Ayuda
—Ayuda
—Ayuda
No sabía que hacer. Entre en pánico pero peor aún.
Parecía que se estaba ahogando y eso fue suficiente para que me acercará a ella para despertarla.
—Elena, despierta, —dije con desesperación.
La sacudí una y otra vez pero ella no respondía.
Mi desesperación aumento.
Quería pedir ayuda a mis padres pero ellos no iban a ceder.
Había rumores sobre Elena, que ella está maldita, es decir, fue maldecida. Se que suena loco pero todo coincide, la aldea era muy tranquilo antes de la llegada de la familia Griffin, todo cambio cuando ellos llegaron.
Todo empezó desde aquel entonces, en la aldea sucedieron cosas extrañas por más que no lo crean pasaron varias cosas que eran difíciles de explicar.
Con esto no quiero decir que Elena sea una mala persona, en cambio ella es una buena persona solo inmadura.
Recuerdo la primera vez que se había perdido en el bosque, yo estaba con mi hermana Keith cuidando los rebaños cuando mi papá dijo que tenía que ir al bosque en busca de una adolescente. Mi papá me presento con los Griffin y ellos describieron a la chica y se notaba verdaderamente preocupados a excepción del del señor Griffin, él no mostraba ningún tipo poco de preocupación o solo fingía, pero la señora Griffin estaba muy preocupada.
Después de tener todos los detalles, me alejé de la aldea, ya estaba por oscurecer así que me apresuré.