La Dinastía (libro 11. Vannya)

Cap. 56 Iliar

 

Iliar había nacido con ciertos privilegios dentro de su tribu, pues no solo era hijo y nieto de levjaners, algo que no era del todo suficiente si no se demostraba tener lo necesario para sobrevivir y serle útil a su Hlavary, pero como el muchachito lo hizo desde mucho antes de lo que podrían haber esperado, su posición se consolidó y se ganó con rapidez el respeto de los hombres que algún día comandaría. El problema con Iliar siempre había sido su espíritu exageradamente bromista, algo que al inicio lo metió en muchos problemas, porque todos los niños de la tribu siempre estaban persiguiéndolo por las bromas que les hacía. Aquella no era una característica muy común, porque aquellos hombres no parecían tener tiempo para las bromas y desde luego, desmembrar enemigos no lo era, pero el otro sujeto que al menos Iziaslav había conocido y que se comportaba igual, que era Allier, el abuelo de la criatura, era tan letal como cualquier devliano y eso evitó que Iolan suprimiera su cabeza.

La otra característica que Iliar compartía con su abuelo, era una que éste le había heredado también a Kireg, y era la incapacidad para guardar silencio, la cuestión era que, si la misma podía resultar útil en algunas circunstancias, en el caso de Iliar era exasperante al ir acompañada de sus pesadas bromas.

A pesar de todo, Iliar había logrado sobrevivir y su caótica existencia había hecho miserables a muchos, pero eso no invalidaba su legendaria peligrosidad en las áreas deseables y lo había demostrado hasta la saciedad.

Bien mirado, y a día de hoy, eran más bien pocos los que habían conocido al Iliar guerrero, porque quedaba un número reducido de verdaderos primigenios, pero quienes interesaba, le tenían un saludable respeto. Los miembros del Arkel, fueran muy antiguos o no tanto, igual tenían una información bastante amplia acerca de la carrera de Iliar y de Iván, pues ambas habían ido de la mano durante todas sus vidas, y era materia obligatoria en el Laki, por ejemplo, las estrategias de batalla de aquellos dos, que estaban ilustradas con algunas descripciones de batallas importantes en las que aquel par había arriesgado sus anárquicas cabezas de formas impensables y aquello los había conducido a victorias memorables. Sin embargo, información no era conocimiento, y aunque Iliar era muy duro a la hora de impartir formación, no exhibía con los havariks un comportamiento sanguinario, caso diferente al de Iván que sí lo era en forma terrible, porque juzgaba que era la mejor forma para que aprendiesen, en especial aquellos que eran portadores de algún poder mental, así que más de la mitad de ellos, y aunque agradecían la formación, terminaba odiándolo por el resto de sus vidas. Mientras que la simpatía de Iliar y el ser menos brutal que Iván, hacía que los chicos le temiesen, pero no que lo odiasen.

A raíz de la desaparición de la casta de los levjaners del ojo público, ellos mantuvieron un bajo perfil, y si bien los guerreros en formación los conocían, tenían absolutamente prohibido el mencionarlos siquiera, y aquellos que no formaban parte del Arkel y que por cualquier motivo los habían visto, lo que no podrían sería decirlo, pues no conservarían la vida.

Una vez que entraron nuevamente en activo, para la gran mayoría de los devrigs eran solo una leyenda que hacía parte del folclor devliano, y siendo que ya no iban por ahí haciéndole la guerra a nadie, esa idea tomó fuerza, y solo los primigenios y algunos itslievs sí estaban seguros de que no era ningún cuento folclórico como lo catalogaban los que no. Y aunque en los últimos años, algunos habían sido testigos del accionar de Iliar en algunos de los enfrentamientos que habían tenido lugar, la imagen que tenían de él y su siempre alegre sonrisa, estaban en total contraposición con el comportamiento salvaje y peligroso que podía exhibir.

Por todo lo antes descrito, después que Iván lo dejó en el Haigala, porque en su opinión, no podían avanzar hasta que Yves se recuperase, Iliar no estaba del mejor humor, algo muy poco habitual y de más bien difícil consecución para casi cualquiera, pero se daba el caso de que, si había algo serio para Iliar, era la seguridad y bienestar de su soberano y de su raza, y en ese momento tenían dos problemas que amenazaban ambas cosas. Uno era el de los ikedevs, aunque ya los tenían presos; y el otro, lo que Iván había descubierto en los interrogatorios. De manera que salió de allí con un ceño que extrañó a todo el que lo vio, pero que exhibiría ante una criatura inocente y que fue la primera a la que se le ocurrió saludarlo.

  • Kasny din, Iliar
  • A un lado, kandly. Si tú tienes tiempo para perderlo, yo no – dijo intentando seguir su camino
  • ¿Siempre tienes que ser tan…?
  • No es tu problema cómo o qué sea – la interrumpió

Armand y Haliq que avanzaban en aquel momento por el Hall, se detuvieron y elevaron las cejas, pero si Haliq podría haber entendido lo que sucedía, Armand definitivamente no, y para complicar aún más las cosas, en ese momento iba entrando Derek, que al ver la expresión de Irushka, que era hacia quien Iliar estaba dirigiendo su ira, y sabiendo que aquella chica era no solo educada y decente, sino muy sensible, enfureció con Iliar.

  • ¡Iliar Drachavo! – exclamó – Discúlpate ahora mismo

Tal vez y solo tal vez, si Iliar hubiese visto a Derek y no solo lo hubiese escuchado, lo habría ignorado, pero siendo que lo primero que había registrado era la voz, y ésta era una extraordinariamente parecida a otras dos a las que de ninguna manera podía ignorar, es decir, la de Iziaslav y la de Lucien, fue que se detuvo, pero al verlo, las cosas cambiaron.

  • No tengo por qué hacerlo, ya que nada me obliga a soportar a niñas que tienen más interés en meterme en sus camas que en respirar




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