La Duquesa

XVII

El cuaderno que empleaba para anotar toda la información de " mi tía " contaba ya con un gran número de hojas repletas de garabatos sobre toda la información que habíamos ido recopilando.

Por lo visto, su institutriz había muerto un par de semanas antes de que mi padre partiera a su viaje de negocios, por lo que no pudimos obtener ningún tipo de información de ella. Sin embargo, la ama de llaves de la casa de Campo, según decía Toni, parecía muy ansiosa por hablar del tema. Al parecer mi padre los había amenazado a todos, pero ahora, una vez había fallecido ella está más que dispuesta a colaborar. Según contaba, mi tía había intentado ocultar que estaba embarazada a todos, pero cuando ya fue imposible de esconder hizo que el Personal de la casa se produjera el mínimo, he hizo jurar a todos los que quedaban en ella la mayor discreción posible. Al parecer, a nadie le costó no delatarla, puesto que " mi tía " era una mujer bondadosa y cariñosa con todos. Según contó el ama de llaves, cuando mi padre llego a la casa enterado de la noticia, estaba cegado por la cólera y exigía a su hermana el nombre del canalla que le había hecho eso, pero ella jamás se lo dió, dijo que no quería que la obligaran a casarse con un hombre que solo buscaba la riquezas de su familia. Después de aquello no volvieron a sacar el tema. Cuando mi tía falleció en el parto, mi padre amenazó de muerte a todos los sirvientes si hablaban del tema, y después partió de la casa con el bebé, pero unas horas más tarde volvía solo y nadie llevó a saber dónde lo había dejado.

-Necesitamos algún hilo del que poder seguir tirando-Toni estaba sentado en mi silla con los pies sobre mi escritorio, llevaba el pelo revuelto y la camisa un poco abierta. No pude evitar reír, aquel joven se había convertido en mi mejor amigo y se tomaba tan en serio mi vida como si fuera la suya.

-Toni tienes que relajarte. Solo llevamos aquí una semana, y la verdad es que hemos avanzado mucho- Unos golpes en la puerta hicieron que ambos nos giráramos hacia ella.

-Adelante- dije en tono solemne, y al instante un criado entró en la habitación.

-Duquesa, la señorita London ha venido a verla. - Me levanté tan rápido que tropecé con mi propio vestido, provocando que Toni se riera.

-No te rías-Le increpé nerviosa- ¿qué se supone que debo hacer?

-No lo se, ¿confías en ella?- dijo mientras se acertada para ayudarme a levantarme.

-Sí- conteste muy segura de lo que decía- yo se que es mi amiga. No se puede fingir toda una vida, de todas formas no le voy a contar nada sobre esto-Toni me dedico una sonrisa muy tierna y me acompañó hasta la puerta-nos vemos en la cena.

...

Entra en el salón y me encontré con un gran ceño fruncido, Marta parecía enfadadísima y la verdad es que tenía motivos de sobra para estarlo. Yo era la peor amiga del mundo.

-Buenas tardes Marta ¿ cómo estás? - Marta función más el ceño y entrecerró los ojos-yo... Yo lo siento de verdad Marta, no quería distanciarme de ti, pero con lo de tu hermano yo... Perdóname no sabía qué hacer.

Me sentía fatal, sabía que no estaba siendo sincera ni justa con ella pero mis palabras parecieran tocar su corazón. Su cara cambió por completo, se acercó y me abrazó. Siempre la apartaba cuando me abrazaba, pero la verdad es que me encantaba que lo hiciera, su cabeza apenas alcanzaban mis hombros, por lo que tenía la altura perfecta para depositar en la ella un beso, y así lo hice.

-no te odio, solo que no esperaba que me tratarás así, no sé lo que pasó entre mi hermano y tú y no debo saberlo. Os quiero a los dos, pero debes saber que está muy apenado, hasta mi padre está enfadadísimo con él por haberte dejado escapar- Ese comentarios solo hizo que me hirviera la sangre, pero Marta no lo sabía, ella no había hecho nada malo.

-¿Cómo has estado?

-Yo... fenomenal ¿Y tú?

-hombre, estar un mes en cama no sería mi definición de fenomenal, pero te veo muy bien... Yo... Bueno como sé que no lo has olvidado, me caso en nada- definitivamente era la peor amiga del mundo, lo había olvidado por completo, pero por la cara de Marta supe que ella ya lo sabia- la verdad es que he echado mucho de menos a mi mejor amigo, dime que te vas a quedar para ayudarme....

-Yo...-Como iba poder negarle a sus ojos lastimoso salgo-yo... Tengo que hablar con Toni-lo dije casi sin respirar, fue la única respuesta que se me pasó por la mente.

-¿Con el archiduque? ¿Por qué?- dijo sorprendida, pero pronto su boca y sus ojos se abrieron muchísimo- ¡No lo puedo creer! Necesito sentarme... vosotros dos... ¡Sira! ¿cómo no me lo has contado?

-Marta no se que te estás imaginando pero...

- Calla calla, te conozco perfectamente así que antes de que me mientas prefiero que no digas nada. Cuando estés preparada ya me lo dirás- Agradecí aquello, no quería mentirle más, y además no tenía idea de lo que le iba decir.

El resto de la tarde la pasamos hablando de los preparativos de la boda y cuando llegó la hora de cenar, creí que sería descortés no invitarla, pero he de confesar que nunca pensé que fuera decir que sí. Y al parecer ella se llevó la misma sorpresa al enterarse de que Toni estaba en mi casa. Aquello era muy atrevido, ya que estábamos viviendo bajo el mismo techo sin la "vigilancia de nadie".



#873 en Otros
#167 en Novela histórica

En el texto hay: misterio, romace, epoca victoriana

Editado: 13.04.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.