¿En peligro yo? No pude contenerme y comencé a reirme, lo hice tan fuerte que me olvide que mi madre y mis hermanas estaban durmiendo. Me tape la boca al instante y espere a que nadie me hubiera escuchado.
-¿Esto es una broma cierto?- repetí sus palabras con los ojos llenos de lagrimas.
Él me miraba con una cara de pocos amigos, lo cuál era entendible, hasta hace un momento la desesperación y el miedo se vieron reflejados en su mirada y yo solo me reí de eso.
-¿Porque sería una broma? Estás en peligro y si te lo digo es porque me importas.- sus palabras me sorprendieron. ¿Se preocupa por mi?
¿Desde cuando las deidades se acercaban a hablarme? Mejor dicho ¿Desde cuando una deidad se preocupa por mi? Por que hasta el día de hoy sólo han sabido evitarme.
-¿Porqué estoy en peligro?
-Por mi culpa- admitió mientras bajaba su mirada. -Yo lo siento, realmente lo siento... Debi elegir bien, debi prestar atención al momento en el que lo hice, debi... debi..- su voz se apagó.
En un principio cuando lo vi, solo pude ver al tipico chico malo que rompe el corazón de cualquiera. Ahora toda esa imagen se esfumó, dándole paso a la imagen de un chico asustado, que teme por no poder cuidar de nadie.
Me acerqué a él lentamente y cuando la punta de mis zapatillas tocaron las de sus botas, lo abrace. Esto era algo incomodo y me hizo dar escalofríos, ya que él era un desconocido y yo no soy muy afectiva que digamos.
Senti su cuerpo tensarse debajo de mis brazos y luego relajarse. De apoco fue subiendo sus brazos, hasta pasarlos en mi cintura y apretarme hacia él. Ese simple acto hizo que todo mi cuerpo temblara, no era la primera vez que abrazaba a un chico, pero si la primera vez en sentirme asi.
Estaba comoda, sus brazos al rededor de mi, su respiración en mi cuello y el calor que emanaba su cuerpo me quitaron el frío que sentí en un principio. Ni mi ex me hizo sentir asi, y eso que salimos por dos años.
- ¿Estas mejor?- no respondió, solo se limitó a asentir con su cabeza. -¿Crees que en algún momento vas a soltarme?- Sentía mis mejillas arder. Este desconocido provocaba cosas en mi, que nadie más hizo.
Cosas que me asustaban, pero me gustaban al mismo nivel.
Comenzó a alejarse lentamente, como si temiera el estar lejos de mi. Se separó lo suficiente y me soltó, odie sentir la sensación de vacío en mi cintura cuando sus brazos ya no me rodeban.
- Prometo protegerte- sus ojos azules brillaban como lo hicieron antes de desaparecer y mi corazón latio como nunca lo había hecho antes. Estaba nerviosa, ninguno de ellos nunca me puso asi de nerviosa.
Como soy taaaan normal, me dio un severo ataque de hipo por los nervios. Él me miro sorprendido y luego hizo algo que casi me mata, de a poco empezó a curvar sus labios en dirección a sus ojos y una amplia sonrisa salio de ellos. Mentiría si dijera que es la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida, pero no miento al decir que es la más perfecta.
Como el ataque de hipo aumentó con ese simple acto, me aleje de él poniendo una distancia prudente. Recorrí con mi mirada todo el cuarto, hasta que vi la hora en el reloj que estaba sobre la mesa de luz.
Abrí mis ojos de tal manera, que creí que perderían su forma. Son las 4:56 de la mañana, en pocas horas mi madre se levantará para prepararse y con ella me levantaré yo, pero con lo poco que dormíria, de seguro parecería un zombie.
- Ya es demasiada tarde y debo descansar - él me miro y solo asintió.-
En ese caso, nos vemos mañana.
- No voy a irme - su respuesta me dejó sorprendida.
- ¿Cómo?
- Que no voy a irme a ningún lado.
El ataque de hipo desapareció y me quedé observando al tiempo que decía no.
- Mira... eh, bueno no me dijiste tu nombre. Pero quiero que tomes tu trasero de ser divino y desaparezcas de la misma forma que desapareciste allá afuera. Me di la vuelta y volvi a mi cama me acosté y apague la luz.
Que no iba a irse, si claro. Suficiente tengo con que el señor me haga sentir cosas que ni yo comprendo como para saber que permanecerá en mi habitación toda la noche.
¿Cómo pude afectarme tanto? No se quien es más idiota, si el por tratar de ser un príncipe azul o yo por sentirme de esta manera.
Me odio.
Luego de sacar todos esos pensamientos de mi, me recoste y cai en los brazos de Morfeo, solo quiero descansar.