-Te pregunté ¿Quién es ese?- solo debo ignorarlo como lo he hecho todo el camino- ¿No vas a contestarme?
Acabo de bajar del autobús y camino delante de él, no quiero contestarle porque hay gente a mi alrededor y si lo hago, parecere una loca.
Al llegar a casa noto que no hay nadie, no me sorprende. Mi madre y mis hermanas pasarían estas fiestas en casa de mis abuelos y como yo trabajaba, no pude ir.
No terminé de ingresar cuando su voz resonó en mi oido otra vez.
-¿Crees que ignorandome, vas a lograr que me vaya?
Molesta por todo este asunto, me gire quedando cara a cara con él. El azul eléctrico de sus ojos me dejó hipnotizada por un instante, pero luego de recordar lo molesto que a sido entre en razón.
-Dime ¿Cómo quieres que te contesté en la calle, si nadie puede verte? Me exasperas sabes, apenas te conocí ayer y ya te quiero lejos de mi.
Me di la vuelta sin esperar respuesta y comencé a subir las escaleras. Estaba agotada, sólo quería dormir un poco, hoy fue un día largo.
Me puse mi pijama y me acerqué hacia la ventana, la lluvia que hace rato comenzó se habia convertido en una gran tormenta eléctrica.
Las odiaba, odiaba los truenos, los relámpagos y los rayos, odiaba la oscuridad más que nada y en estas tormentas siempre suele quedarse sin luz la casa.
Me recosté y me tapé hasta la cabeza esperando a dormirme, pero los truenos nos paraban y como era de esperar la casa quedó en completa oscuridad.
-¡Son sólo truenos, no pueden hacerte nada!- Solté un grito al escuchar su voz, me gire hacia donde lo escuche y ahí estaba, sentado en la silla de mi escritorio.
-¡AHG! ¿Cuál es tu problema? Pensé que te habías ido.-Dije sentándome en la cama- Espera... ¿Hace cuanto llevas ahí?... Me viste... ¿Me viste mientras me cambiaba?
Me cubri el cuerpo hasta el cuello, completamente asustada y avergonzada.
-No me mires asi, no llevo tanto tiempo aquí y tampoco es que tuvieras algo que no haya visto antes.
-¿Cómo que algo que no hayas visto antes? ¿Me has visto desnuda?- pregunté abochornada.
- No, a ti específicamente no, pero si eh estado con otras mujeres y supongo que todo es igual.
Bufe en respuesta y me acoste, realmente estaba cansada, había sido un largo día y no quería seguir discutiendo con él.
-¿Porqué les temes?- pregunto luego de un rato en silencio.- Prácticamente has bajado corriendo del autobús y te tensas cuando ves la lluvia.
Suspire y me volví a sentar en mi cama para poder verlo.
-No es a la lluvia en si a lo que le temo, amo los días de lluvia, esa sensación de limpieza que dan después de que se detiene, el aroma a metal que queda en el aire y la tranquilidad que hay en el ambiente me genera de alguna manera alivio.- respondí mirando fijamente a la venta, cuando volví mi mirada a sus ojos. Ese azul que me encantaba brillaba aún más fuerte -Me asusta la oscuridad.
Una leve risa resono en la habitación, sus dientes se notaron en la oscuridad de está y lo odie por burlarse.
-Es extraño ¿sabes? Digo, tu das más miedo que cualquier cosa y aún así le temes a la oscuridad. No hay nada en ella que pueda dañarte. -Me dijo mientras miraba directamente a mis ojos.
- Yo... yo no doy miedo... ¿o si?- pregunté con duda, realmente no lo creía pero ahora empezaba a dudar, casi siempre me evitan y me han dicho que todo el tiempo estoy sería.
Lo vi ponerse de pie y acercarse a mi cama, mi corazón se aceleró al igual que mi respiración, Las imágenes de mi sueño y la sensación de querer besarlo inundaron mi cuerpo. Me sobresalte cuando se sentó y deje de respirar cuando posó una de sus manos en mi mejilla.
-Tienes razón, no asustas para nada- cerré mis ojos y me concentre en lo suave de su toque. -Eres muy tierna cuando quieres y me alegra haberte escogido.
Abrí mis ojos lentamente al escucharlo y sentí una explosión dentro de mi cuando nuestras miradas se encontraron. Me aleje de él y su tacto por mi propio bien, nunca me sentí así y eso no es bueno.
- Tampoco soy tierna, soy... soy sólo yo y ya. No entiendo eso de que me escogiste, aún hay cosas que no comprendo con respecto a tú mundo, pero creo que podemos llevarnos bien e intentar aunque sea no matarnos. Bueno yo intentaré no hacerlo, pero no me provoques- solté una risita cuando lo escuché carcajear. Luego nos quedamos mirando a la ventana y note que volvió a llover.
No se por que, pero la curiosidad me puede, quiero saber más de él y de todo lo que lo rodea. Me asusta, pero al mismo tiempo me atrae de una manera descomunal, como un imán atrae al metal.
-Es la conexión- gire a verlo con incredulidad- la atracción que sientes, es por la conexión- dijo aún mirando hacia la ventana.
Nuestra deidad es un poco pesado ¿No creen? Pero aún así lo amamos.
Elisa querida, la curiosidad mató al gato. Ten cuidado.
Los espero en el próximo capítulo, espero que lo este disfrutando. Besos ❤