La Elegida (en Edición)

Capitulo 26

-Corran!- gritaban a mi alrededor- no dejen que los atrape- seguían gritando.

Personas corrían de un lado a otro, niños, ancianos incluso jóvenes corrían desesperados intentando escapar del fuego que caía a su alrededor.

Un olor metálico inundo mis fosas nasales, un olor que se podría sentir a kilómetros.

Sangre.

Podía sentir el miedo de las personas a mi alrededor.

No entendía lo que sucedía, podía ver fuego por cada lugar que veía, las personas corrían de un lugar a otro sin una dirección, los gritos eran aterradores, sus miradas expresaban pánico.

De un momento a otro los gritos cesaron, las personas pararon de correr para mirar hacía mi dirección.

-Sálvanos!- gritaban desesperados señalándome.

-Tu eres nuestra salvación- oía gritos de otras personas.

-La hora se acerca- gritos desgarradores se escuchaban haciendo que mis oídos dolieran.

-Eres nuestro destino!- logre escuchar a duras penas.

Mis pasos se dirigieron hacía todas las personas que se encontraban expectantes a cada uno de mis movimientos, al acercarme aun más podía notar algo extraño detrás de estas.

Un momento a otro todo cambio, el fuego paro y el olor a sangre se había disuelto en unos segundos dejando en el aire una presencia extraña.

Mis pasos frenaron al ver como las personas se movían formando un camino, y ahí lo vi. Frente a mi se encontraba un gran lobo pero este no era un lobo normal sino que una mitad de su cuerpo era de un color negro tan oscuro como la inmensa oscuridad, y la otra de un color  blanco, tan blanco como la nieve.

Pero algo estaba mal, sus ojos eran diferentes, uno de ellos era rojo como la sangre este expresaba maldad pura, y el otro era un celeste lleno de pureza pues este demostraba todo lo contrario al anterior, en el se podía visualizar la paz incluso la esperanza.

Sus ojos me miraban fijamente, se inclino levemente para luego correr hacia mi.

Ya es hora de despertar, princesa- escuche una voz sonando en eco en mi cabeza.

Un fuerte rugido hizo que centrara completamente mi atención sobre aquel animal que cada ves estaba más cerca de mi, intentaba moverme pero mi cuerpo no parecía responder.

Entonces vi como salto hacia mi intentando atacarme pero antes que eso pasara todo se volvió oscuro.

Un grito desgarrador me despertó rápidamente, gritos desgarradores provenían de mi interior, descargas eléctricas recorrían mi cuerpo sin cesar, punzadas de dolor hacían que me doblara rápidamente dejándome sin respiración.

Intentaba bajar de la cama para dirigirme hacía el baño, pero el dolor era tan severo que me era imposible moverme. 

Cada extremidad de mi cuerpo dolía, las recargas eléctricas iban disminuyéndose permitiéndome poder moverme aunque sea lo suficiente para poder dirigirme hacía el baño.

Mis piernas dolían tanto que tuve que arrastrarme hacía el baño, cada movimiento era desgarrador y punzadas eléctricas volvían  cada ves más fuertes.

Pero justo antes de siquiera tocar la puerta una gran punzada sobre mi espina dorsal hizo que gritara aun más fuerte que las veces anteriores, mi cuerpo se arqueo haciendo que mi espalda chocara violentamente sobre el frío suelo, cada grito era más  fuerte que el anterior.

Cada poro de mi cuerpo ardía incluso mis ojos.

 




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