Capítulo 3

Pasaron dos semanas y Julia todavía se acordaba de la muerte, de su abuela y un viernes por la mañana recibió una llamada de su amiga Victoria.

—Como estas Julia, soy Victoria.  

—Como estas Victoria.  

—Te llamo para avisarte, que mañana vamos a tener una despedida de soltera.   

—¿Y quién se casa?

—Se casa nuestra amiga Vanesa.   

—Me sorprende un poco, alguna vez lo dijo de pasada.

—Sí, decidió casarse.      

—¿A qué hora va a ser la despedida mañana?   

—A las diez de la noche empieza.

—El sábado a esa hora, voy a estar por allá.    

Julia comenzó a vestirse, primero se probó un vestido de color fucsia, no le gustó y luego se colocó una pollera negra y una camisa azul. Como sabía que se le podía hacer tarde, se decidió por ponerse un vestido azul. Julia llamó a un taxi. Cuando escuchó la bocina del taxi  Tomó el bolso y luego el regalo. Se subió al taxi y sacó el celular del bolsillo para ver Instagram.

—¿Hasta dónde va?

—Voy hasta la calle Pilar 937

—¿Te entretienen las redes sociales?    

—Sí, bastante.   

—Yo antes tenía Facebook, pero ya está pasando de moda.    

—Eso es cierto. ¿Y hace mucho que eres taxista? 

—Hace unos diez años.     

Julia siguió entretiéndose con el Instagram y luego dijo:

—Voy a una despedida de soltera.

—¿Quién se casa? 

—Una de mis amigas.  

—Eso está bueno.   

—Hace tiempo que mi amiga le viene dando vueltas al tema. Y bueno, así decidió casarse.

—Claro, todo fue cuestión de decidirse.    

Luego de la conversación, ni Julia ni el taxista hablaron. Julia se entretuvo viendo fotos en Instagram y el taxista se concentró en el manejo. Cuando el taxista vio la dirección en el gps dijo: 

—Ya llegamos.

Julia reconoció la casa de su amiga y dijo: 

—¿Cuánto le debo?

—Serían 1500$. 

Julia abrió el bolso, sacó el dinero y se lo entregó al taxista.  

—Acá está el dinero, gracias por acercarme  —dijo Julia y bajó del auto.     

La música estaba fuerte y Julia golpeó la puerta. Como nadie le abrió, decidió llamar a su amiga. El celular sonó tres veces, luego su amiga atendió.

—Hola, Julia. Ahora te abro la puerta.  

Abrime, estaba golpeando la puerta y nadie atendía.

—Sí, es porque la música está fuerte. Ya te abro. 

Su amiga le abrió la puerta y Julia entró a la casa. En la mesa de la cocina había seis cervezas, y una botella de vino. Otra de sus excompañeras de universidad se acercó para hablar.

—¿Como estas, Julia? ¿Te sirvo un vaso de cerveza o preferís una copa de vino?  

—Te acepto un vaso de cerveza.   

—Bien, ahora te sirvo.  

En el comedor sonaba la música de Linking Park. 

—¿Te gusta la música, Julia? Contratamos a un disjockey  —dijo su amiga y le entregó un vaso lleno de cerveza.             

—Sí, me gusta. Los disjokey suelen poner buena música.     

Julia tomó un trago de cerveza.     

—Si queres, podes pasar al comedor.  

—Ahora paso.     

En el comedor había cuatro chicas, que Julia nunca había visto. Había tres hombres sentados en el sillón. Julia se acercó a las chicas para saludarlas. Luego a sus ex compañeras universitarias y por último a los tres hombres. 

—Estos tres hombres son los streppers, y vinieron a animar la fiesta. 

—A mira, vos se ven bien  —dijo Julia y siguió bebiendo cerveza del vaso.

—¡Esta noche hay que beber mucho! —dijo una de las chicas que estaban en la fiesta.   

Las chicas que había en la fiesta, comenzaron a gritar de alegría.   

De pronto a una de las chicas le suena el móvil.  

—¿A qué hora vas a venir esta noche? Tengo tiempo libre.  

—Estoy en la despedida de soltera de una de mis amigas.

—Eso ya sé, ¿Y a qué hora vas a venir para salir a bailar?

—Tarde, no vamos a poder salir esta noche.     

—Le das más prioridad que a mí, a la despedida de soltera de tu amiga.

—No es cierto, es solo por una noche.   

—Si esta relación sigue así, voy a tener que parar con este noviazgo.

—¿Qué queres decir con eso?  

—Es ya la segunda vez que no estás disponible para mí.   

—No lo hago al propósito, me están surgiendo cosas.   

—Bueno, pásala bien.  —dijo el novio y cortó la llamada.