La comida estuvo deliciosa. La noche estuvo placentera. Todo fue maravilloso… Hasta él.
Creí que mi corazón, aunque no estaba listo para verle, al menos había creado una coraza, algo que me ayudaría a ocultar la emoción, o emociones, que emanaban de mi cuerpo por su presencia. Me creí más fuerte.
Al menos lo suficientemente fuerte como para fingir, a su lado, o a su espalda. Pero fallé en ambos momentos.
Quisiera ocultarme, u ocultar mis intensiones de llorar, pero apenas pude respirar profundo cuando las últimas palabras de él fueron pronunciadas hacia mí. Sin intensión alguna mis ojos se cargaron de cierto rencor, cosa que él pudo comprender muy bien, ya que durante toda la velada jamás volvió a hablarme…
Y yo tenía tantas cosas que quería decirle aún.
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Editado: 12.12.2024