La eternidad en un mar de estrellas.

Cap. 21: Corre.

¿Te imaginas estar en mi lugar? Saber que hay un traidor entre los tuyos y que sea justo tu primo, sangre de tu sangre. Yo estaba a punto de gritar despavorido porque no podía creer que Sasha fuera el traidor, pero sentí tu mano tomar la mía y logré mantener la calma, fue así como pude percatarme de algo, mientras más se acercaba Sasha, más visible era el mal estado en el que se encontraba, parecía débil y tenía la cara completamente roja, era obvio que él tenía muchísima fiebre, y con el sol de aquella tarde, estoy seguro de que él estaba a punto de desmayarse por insolación.

—Y-Ya —balbuceó. Dio unos torpes pasos más y luego se detuvo para tomar aire—… ¡Yannel!

Sentí un frío terrible en mis pies que enseguida subió por mis piernas, y cuando bajé la cabeza para ver lo que me ocurría, vi que mi cuerpo se había congelado hasta mi pecho, y yo no era el único, todos, incluyendo a Sasha, estaban del mismo modo.

—De verdad lo siento —dijo Yannel, aunque no había arrepentimiento o culpa reflejado en su rostro. Dirigió su mano hacia un cadáver y atrajo hacia su mano las agujas de hielo que había en él para formar con ellas un cuchillo, luego caminó hacia un aliado del supervisor y lo atravesó en el corazón, un chorro de sangre salió disparado, pero ni una sola gota alcanzó a Yannel, y luego de que ella retiró el cuchillo, hizo lo mismo con el hombre de al lado, y así se siguió con los demás.

—¿¡Por qué  haces esto, Yannel!? —cuestionó el supervisor.

—Ellos van a morir de todas formas, es porque me he encariñado con ustedes que les estoy dando una muerte rápida a estos sujetos —, se detuvo cuando llegó a mí—… oh, pequeño Massiel~.

—¡Detente! ¡No te atrevas a matarlo! —gritó César con una cara que jamás había visto, él estaba tan asustado como furioso.

Yannel sonrió—. No… no lo voy a matar, no mataré a ninguna de las personas con las que compartí buenos recuerdos en la casa del señor Guilmer. Los quiero mucho como para matarlos yo misma, eso se lo dejaré a mis nuevos compañeros. —Se giró hacia Yanis, quien parecía igual de sorprendido que nosotros—. Ven conmigo, vayamos al lado del señor Tahiel.

Yanis miró en silencio a Yannel por unos segundos y luego asintió con la cabeza, tras esos, ambos caminaron en dirección a la mansión, Yanis unos pasos detrás de ella, y sin poderlo evitar, durante el camino él miró un par de ocasiones hacia la dirección en la que se encontraba Camila con Frank.

—Así que Yannel lo logró, ya es capaz de copiar un poder con solo verlo —dijo César mientras usaba ventiscas de aire caliente para derretir el hielo que nos aprisionaba.

—O quizás siempre fue capaz y solo lo estaba ocultando —comentó Alan—. Pienso que su poder debe tener alguna debilidad o limitación, pero como nunca nos lo mostró debidamente, si peleáramos contra ella estaríamos en una gran desventaja.

—Sí, es una suerte que no nos vayamos a enfrentarnos a ella… porque de otro modo matarla me habría emocionado mucho. —Y de nuevo, una cara jamás vista apareció en el rostro de mi hermano, estaba hecho una furia por la traición de Yannel y Yanis, sus ansias de matar a alguien eran tan fuertes que hasta se podían sentir.

Quedábamos el supervisor, Alan, Eider, Camila, César, Sasha, tú y yo. Éramos ocho contra cinco, los superábamos en número, pero para ese punto, ya no sabía si lograríamos sobrevivir. Para empeorar las cosas, un nuevo enemigo salió de la mansión azul, era un hombre de unos 40 años, de pelo negro, ojos verdes y usaba ropa de militar.

—Mierda, ¿por qué tuvo que salir él? —musitó el supervisor y una gota de sudor frío recorrió su frente.

Aquel hombre era el famoso hombre rayo que protegía a la mujer que quería matarme, el supervisor se había enfrentado a él una vez en el pasado, mientras todavía intentaba recuperar a su esposa él solo, al hombre rayo se le habían dado órdenes de no matar al supervisor, pero era tan condenadamente fuerte que casi lo mata sin querer, luego de aquel enfrentamiento, el supervisor tuvo que pasar 3 meses pegado a una cama.

—La ropa-escudo también la hiciste contra rayos, ¿verdad, Alan? —preguntó el supervisor.

—Así que ese hombre es Jano Mintzberg, el famoso hombre rayo —comentó Alan—. Sí, la hice para protegernos de descargas eléctricas en caso de que nos enfrentáramos a él, pero no esperes que nos proteja totalmente si ese tipo se pone serio.

—¿Crees poder enfrentarlo?

—Oye, oye, ese tipo es peligroso, ¿no? —preguntó César—. Mejor déjamelo a mí.

El supervisor negó con la cabeza—. No… quiero que tú te enfrentes al par que provocó la lluvia de agujas, y a la chica que envenenó a Mireya.

—¿Harás que César peleé contra tres? —cuestionó Alan.

—¿Puedes hacerlo? —inquirió mirando a César a los ojos.

—¡Puedo hacerlo! —respondió él lleno de seguridad.

—Entonces~… César enfrentará al dúo lluvia de agujas, y la chica venenosa. Alan enfrentará a Jano, quiero que Eider lo ayude.

—Pero yo quiero proteger a Massiel —se quejó el pequeño.

—Si peleas contra el tipo más peligroso, asegurarás que no dañe a Massiel.

Eider lo pensó por un momento—. Entiendo, pelearé contra el hombre rayo.



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En el texto hay: muertes, viajes en el tiempo, super poderes

Editado: 29.10.2023

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