La eternidad en un mar de estrellas.

Cap. 75: No quiero morir.

Muy en lo profundo del bosque, en la orilla de un lago, Yanis abrió los ojos y vio el cielo nocturno con una infinidad de brillantes estrellas y una gigantesca luna creciente a unos días de convertirse en llena, se quedó unos minutos viendo la luna para recordar lo que había sucedido, luego de sentir frío por una pequeña ráfaga de viento que le hizo notar que su cuerpo estaba empapado, giró su cabeza y visualizó mi cuerpo tendido a unos metros de él, la luz de la luna fue suficiente como para que se apreciara la sangre de mi cuerpo regada por todas partes, así que ignorando el dolor de su cuerpo, Yanis se levantó lo más rápido que pudo y corrió hacia mí, aunque luego se tropezó  y tuvo que terminar de llegar hasta mí arrastrándose.

—No… no está muerto este desgraciado, ¿cierto? —farfulló Yanis.

Unos momentos después, abrí los ojos con dificultad luego de escuchar a Yanis llamándome por mi nombre a gritos—. Je… sé que… no… quieres que… yo muera… porque… Camila estaría triste —, sonreí—… pero si vieras… tu cara… jugaría que estás… muy... preocupado por mí.

—Cállate, princesito. —Rompió un pedazo de tela de su camisa con ayuda de sus dientes y lo ató a mi brazo.

—Deberías hacer… eso contigo… tu brazo…

—Dije que te callaras. Sí, tengo un enorme agujero en mi brazo, pero al menos lo tengo pegado a mi cuerpo, no puedo decir lo mismo de ti.

Intenté mover mi cabeza para mirar mi al parecer inexistente brazo, pero mi cuello no me lo permitió—. Yanis… mi cuello está roto… ¿cierto?

Él hizo una mueca—. No puedo decir que esté doblado de una forma muy natural. Luego de que Basilisa te mandara disparado junto conmigo, activé las frutas de buena suerte que aún te quedaban mientras estábamos en el aire, gracias a eso caímos en un lago y nos mantuvimos con vida, pero creo aun así te tocó la peor parte del impacto.

—Sabes… de ser posible… preferiría… que Camila… fuera feliz al lado… de un buen hombre… tú jamás me gustaste… tu mirada da miedo… tu personalidad apesta… casi siempre… estás enojado… eres posesivo… y celoso… incluso inmaduro… pero la amas… la amas incluso más que… yo… así que… conviértete… en el buen hombre… que ella merece…

—… Si Lucía no hubiera aparecido, tú habrías sido ese buen hombre.

—Hmm… puede ser… pero resulta que… ella ama… inmensamente… el lunar que tienes… debajo del ojo… y los perros… de tu barriga… no puedo… competir… contra eso. —Me reí ligeramente, quise contenerme porque en serio me dolía hasta respirar, pero no pude reprimirme del todo—… Lo sabes… ¿verdad…? Cuando el Sol… salga de nuevo… yo ya no…

—No dejaré que eso pase —me interrumpió con una mirada asesina, pero no logró intimidarme, no cuando sus ojos lucían a punto de llorar—… activaré… activaré las frutas de buena suerte que te sobraron y entonces…

—Solo lo retrasarás…

—… Entonces… pondré más semillas en ti, invocaré al Dios del Karma y le pediré que te salve.

—No lo hagas… Camila me dijo… sobre… el inmenso… dolor que… te hace sentir…

—¡Pero tengo que hacerlo! No podré ver a Camila a la cara si dejo que mueras… ella se pondrá de verdad triste si eso pasa.

—Luces tan… desesperado… ah… creo que… estoy viendo lágrimas… en tus ojos…

—Estás alucinando. —Puso su mano derecha sobre el dorso de la mía y colocó una segunda semilla.

Enseguida lo vi apretar los dientes, tenía heridas bastante feas por todo el cuerpo, pero no parecía quejarse ni un poco, así que verlo poniendo esa expresión de dolor en el instante que su mano tocó la mía para ponerme esa segunda semilla, me hizo darme cuenta de que en serio dolía demasiado. Un momento después puso la tercera y está vez lo vi morderse la lengua y maldecir, y entonces, cuando me puso la cuarta, lo escuché gritar mientras caía al suelo sosteniendo su mano.

Las veces anteriores que Yanis colocó 5 semillas en los cuerpos de personas, o gato, que causaron un intenso enojo en él, fue la rabia misma que sentía lo que le permitió permanecer consciente a pesar del intenso dolor, pero esta vez no había nada que lo mantuviera consciente, así que sintió el insoportable dolor en su máximo esplendor.

Según Yanis le explicó a Camila, y luego Camila me explicó a mí, el dolor que sintió por años en el cuello luego de ponerle 5 lunas menguantes a Yannel, disminuyó un montón luego de desear que la encadenaran a él, ese dolor estaba al mismo nivel al que sintió cuando me puso la segunda semilla a mí, pero ya el dolor de la cuarta semilla le provocó un dolor con el que no le fue posible lidiar.

No podía girar mi cuello, pero desde el rabillo de mi ojo pude ver como él intentó estirar su mano hacia mí para colocarme la quinta semilla, pero pronto cayó al suelo y con ello su última oportunidad de salvarme. Yanis se había desmayado preso del dolor. Fue una lástima… no pude decirle: «Gracias por haberlo intentado».

Miré al cielo estrellado y pensé en lo raro que me parecía aquella situación, seguía sin poder creer que Yanis se había esforzado a tal punto por mí. Comencé a sentir la vista nublada y lo odié ya que no me pudo permitir admirar la belleza de las estrellas que estaban por presenciar mi partida, sentí como si yo fuera incapaz de verle la cara a quienes velaban por mí. Mi cuerpo se sintió más frío y el dolor comenzó a desaparecer, sabía que el momento estaba por llegar cuando entonces noté que mi vista se tornó más nublada, aunque esta vez era por culpa de las lágrimas que habían adornado mis ojos.



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En el texto hay: muertes, viajes en el tiempo, super poderes

Editado: 29.10.2023

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