La Gordita de los Converse

Capítulo 1

6 años antes
 

—¡Mami! —mis ojos brillan como las de Bob esponja cuando mira un cangreburger —ven pronto— estoy mirando a través de la ventana de una tienda de zapatos en la esquina del mercado — estos son los zapatos de que te había contado, ¿me los podías comprar?

Mi madre estaba cotizando unas faldas de uniforme en la sastrería, a unos centímetros de distancia. Acompañada de mis dos hermanas estábamos comprando útiles escolares y recogiendo nuestros uniformes de la sastrería cuando vi los tenis de mis sueños. Los converse.

Mi madre se acercó y me da una mirada de confusión —¿por qué vas a querer eso tenis si tienes zapatos más lindos que esos? —En ese momento se acercó un vendedor, limpiando el sudor de su rostro e interrumpiendo nuestra conversación.

—Doña, estos zapatos están de moda entre los jóvenes de hoy en día.

—Si mami, todo mundo tiene un par de estos tenis, y mis otros tenis no se comparan con estos —los tenis converse que quiero son de color rosado con pequeñas flores alrededor, son totalmente bellos e igual van mucho con mi estilo. Aunque sé que no son los originales, las imitaciones son muy buenas igual —¡por favor mami, cómpramelos! Te prometo que nunca más te vuelvo a pedir algo.

—Patty, te acabo de comprar tus zapatos del colegio, tu uniforme y todos tus útiles escolares; estos tenis son innecesarios —mi madre se alejarse de la ventana de la tienda y le agarro de la mano casi suplicándole.

—Ok mami hagamos un trato —dije suplicando y tratando de convencerla —tú me compras estos tenis, y yo limpiaré el negocio después del colegio por un mes completo —mi madre tiene una tienda de ropa que se llama variedades Jackie, donde vende ropa, zapatos y accesorios para niños y adultos en el centro de la isla en que vivimos.

Mi madre me quedó observando, parece ver que realmente quiero estos tenis más que nada en este mundo, y dando un suspiro de cansancio le dijo al vendedor —¿cuánto cuestan amigo?

—Valen 250 lps doña, pero porque es usted, se los doy a 200 lps.

Mi madre se volteó hacia mí observándome con mucho cariño y me dijo —te los voy a comprar —antes que terminara de hablar comencé gritar y hacer mi baile de la felicidad, que es constituida de la macarena y el baile de los extraterrestres -—pero— ese  "pero" detuvo mi baile y me quede congela adelante de madre — tendrás que limpiar la tienda por 2 meses, no uno —acepté las condiciones de mi madre, aunque sabía que estaba sacrificando mis tardes libres, pero esos converse valían la pena.

—¡Por fin recibí mis converse, por fin recibí mis converse! — canté alegremente mientras seguí con mi baile de la felicidad. Mi madre pagó al señor, mientras el le entregó la caja de tenis en una bolsa.

Mi madre me observó divertidamente dándome un pequeño abrazo —vámonos niña loquita, tus hermanas nos están esperando.

 

***
 

Ring, ring, ring

Fue ese sonido que me despertó de mi leve sueño, era la alarma que sonaba las 5:30am. En ese momento el entusiasmo dominó mi corazón y me desperté como una loca para ir corriendo al baño. Mi casa se volvió un zoológico, todos peleando por el baño y corriendo por todas partes tratando de alistarse. Gracias a Dios que me levante a bañarme primero, porque si no me hubiera quedar de ultima para usar el baño como de costumbre.

Mi outfit de primer día de clases se constituía de una falda jean paleteada con unos cuantos centímetros sobre la rodilla, una camiseta con franjas color rosado y blanco, mi cabello está peinado un moño con pequeños ganchitos de flores en su alrededor, y mis nuevos converse que combinaban mucho mi atuendo. Es una desgracia que solo el primer día de clases puedo ir vestida de civil, y por el resto del año el sistema de educación nos obliga a vestir uniformados como si fuéramos prisioneros. Pero bueno, hoy voy a sacar mi mejor provecho.

Después de desayunar en familia, todas nos montamos en el auto de mi madre que nos fue a dejar a nuestro destino. Mientras mi madre manejaba, nos iba dando la charla de todos los días. Cuidarnos, no hablar con extraños, esperar que las 3 estuviéramos juntas para venirnos al negocio porque ella estaría trabajando y no podría venir a recogernos, cuando estuviéramos en casa no abrir la puerta para nadie y que nos amaba mucho. Mi madre es un poco sobre protectora, pero sé que lo hace para nuestro bien.

Llegamos primero a la escuela a dejar a mi hermanita y después mi madre nos fue a dejar al colegio. Cuando llegamos, mi hermana apenas salió del auto y ya se había reunido con sus amigas; mi querida hermana ya está en su segundo año de ciclo común. Ella ya sabía los tejes y manejes del colegio, y yo, al contrario, estoy totalmente jodida.

Me quedé observando en la entrada del portón del colegio totalmente aterrada, realmente el instituto José Santos Guardiola (La Guardiola) es gigante comparado a mi pequeña escuela que había asistido por seis años. Hay un montón de clicks (como yo les digo) agrupados en diferentes partes del colegio.
 




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