Esta mañana, todos nos despertamos temprano. ¿El motivo? Todos incluyendo nuestras mascotas, iríamos a pasar una estadía de dos semanas en La Playa Paloma, Niza, Costa Azul. Más precisamente a Niza: Una bellísima ciudad francesa ubicada en el departamento de Los Alpes Marítimos, justamente en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. Como datos coloridos: Niza está situada a más de 900 km de París y 230 km de la capital regional, Marsella. Sus playas y balnearios atraen a gente con altísimo poder adquisitivo, al igual que su cultura, museos, vida nocturna y sus espectaculares vistas del mar, las que constituyen un atractivo turístico por sí mismo. Además, cabe destacar algunos de los personajes históricos que pasaron por Niza, como por ejemplo: El Premio Nobel de literatura Jean-Marie Gustave Le Clézio, el filósofo Friedrich Nietzsche, residente en Niza desde 1883 a 1888 y Alfredo Bineti, importante pionero de la Psicología, etc. En fin, tras hacer las maletas, partimos con celeridad con destino a Niza, dejando la mansión al cuidado de mi tía Dirly Joy y mis primos, quienes nos despidieron con un caluroso abrazo. Y, tras varias horas de intenso viaje... ¡por fin llegamos a La Playa Paloma, en Niza!
Llegamos por la tarde... y en época de verano, lugares como éste son auténticos hervideros de gente hasta las pelotas. Paramos en un suntuoso, exótico y bonito hotel a pocos metros de la entrada principal a La Playa Paloma. La vista desde la terraza era realmente sensacional. Nos duchamos y acicalamos un poco y tras vestirnos a tono, partimos rumbo a la playa con una sonrisa de oreja a oreja. En tanto, una vieja canosa con más arrugas que una tortuga y cara redonda y llena de granos como culo de gordo, llegaba a París, para instalarse a vivir allí. ¡Justamente frente a nuestra casa! Estoy hablando de una de las peores enemigas de las huidas de mi papi para encontrarse con mi mami, Cindy. ¡Sí! ¿Quién si no? Era ni más ni menos que la vieja más tirana y entrometida de Canadá: Eduviges. ¡La peor pesadilla de la vida privada ajena! ¡Era incluso más fea y malvada que la niña protagonista de El Exorcista! ¡Cuántos enredos de bombachas y calzoncillos saldrán a la luz con esta maldición llamada Eduviges! ¡Que Dios nos ampare! ¡Mi más sentido pésame a nuestros vecinos parisinos! ¡Ja, ja, ja!
Y al llegar a la playa, tras hallar un bonito sitio donde parar y descansar..., y, tras haber alquilado con antelación una colorida sombrilla arcoíris... nos sentamos en las sillas plásticas... mientras observábamos como Isósceles, edificaba auténticos monumentos a base de arena y agua: Una Torre Eiffel, La Estatua de La Libertad, El Everest y hasta creo que una auténtica Torre de Pisa, tan real que costaba creer que todo lo haya hecho posible con un arena, agua y una pala de juguete.
__ ¡Creo que nuestro hijo, será un gran arquitecto, querida Cindy!__ le dije a mi maravillosa esposa, mientras desfloraba su ardiente perfume a canela, con la potencia arrolladora de un beso.
__ ¡Creo que este niño nos dará grandes sorpresas, mi amor!__ pronunció mi gordita, mientras me pasaba bronceador por mi delgado pero bien musculado pecho. Y acto seguido, nos miramos brevemente... y sonreímos cómplices. Pero Isósceles, se aburrió bien pronto y se fue a jugar un partido de fútbol con otros niños. En tanto un viejo borracho con la barriga como un lechón, bebía un licuado de kiwis. ¡Isósceles... era un rayo! ¡Parecía elevarse como un águla sobre la arena a la velocidad de la luz... y remataba con una potencia realmente inaudita para un niño de solo año y medio. Cada avance de Isósceles era un gol y diez pancitos... eso si contamos que el portero contrario, no se comía los mocos... y le tapó no menos de once de los veintidós disparos que Isósceles había lanzado hasta el momento. Pero en ese preciso instante, sucedió lo peor: Isósceles pateó...
El balón era una auténtico meteoro en llamas... surcó el aire a gran velocidad, rozó el travesaño y se coló en la red, atravesándola... y tras seguir su rumbo el balón colisionó contra el brazo de una niña que comía helado justo al lado del ebrio gordinflón, la cual tras el impacto, estrelló el cono con el helado en la tetilla derecha del obeso lechón... quien, tras el inesperado suceso, se enfureció, más por verguenza que por otra cosa, ya que media playa se pillaba a carcajadas de Francis, el viejo con la teta de cono de helado. ¡Ja, ja, ja! En tanto, mi papi, Noah, se descostilló de la risa al ver al pobre gordito atormentado, pero justo en ese preciso instante, Boludín 2, sacó sus garras y súbitamente, se las enterró en el culo a papi, quien tras semejante sorpresa, cayó violentamente contra la arena, golpeándose la cabeza contra una gris y dura roca, dejándole dos chichones del tamaño de las tetas de Pamela Anderson, pero enormes y colorados. Y ahora mismo, toda la playa se estaba cagando de risa de mi papá. ¡La ley del Karma, como le dicen! ¡De ésta nadie se salva...! Mientras tanto, Vaquita y sus amigos: Colmillos y Ewewé, surfeaban con gran maestría las más desafiantes y pronunciadas olas. Justo en ese momento, pasó caminando una atractiva y voluptuosa chica y el apasionado de Ewewé, la persiguió a la distancia... y, tras alcanzarla, tras agitarse varias veces contra ella como palmera que azota el viento, se orinó en sus pies de la emoción, y la chica furiosa, lo espantó para poder limpiarse con un pañuelito de papel, pero, al escuchar su canción favorita, Ewewé se enloqueció y la volvió a seguir hasta alcanzar a esa chica de nombre Alizeé y, sin previo aviso, prendió sus patitas a su cintura y bailaron a todo trapo, mientras músicos locales, en un improvisado escenario, tocaban la famosísima conga del ex gato Dj de mi papi:"La Conga del Perro Salchicha" con guitarras, charangos e instrumentos típicos locales. ¡Un auténtico festival de música para los oídos! ¡Je, je!
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Editado: 19.03.2020