Las redes sociales
Al salir de la habitación de su madre, una enfermera le dice a Javier que la directora quiere hablar con él, que la espere en la sala.
Mientras Javier espera, retoma su observación del ambiente que había dejado media hora antes. La escena permanece inalterada, con la televisión aún encendida en un canal de noticias al que nadie presta atención, y algunos residentes continuando con sus actividades o simplemente dejando pasar el tiempo en sus sillones.
Buscando algo con qué distraerse, Javier se acerca a una mesa donde hay una pila de revistas. Entre ellas, una en particular capta su atención, quizás por el contraste que ofrece con el entorno en el que se encuentra o tal vez debido a su anterior dedicación a la informática. El artículo destacado lleva por título "Las Redes Sociales", un tema que le resulta tanto familiar como intrigante.
Al comenzar a leer, Javier se sumerge en un análisis sobre cómo las redes sociales han transformado la forma en que las personas interactúan, comparten información y se perciben a sí mismas y a los demás. El artículo aborda varios puntos críticos, algunos de los cuales resuenan profundamente con sus observaciones y reflexiones previas sobre la "gran ilusión del vivir".
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Las redes sociales han reconfigurado las dinámicas de las amistades y las relaciones familiares, ofreciendo nuevas formas de conexión, pero también generando malentendidos y distancias emocionales.
El papel de estas plataformas en la creación de identidades en línea está permitiendo a los usuarios presentar versiones idealizadas de sus vidas, lo que puede llevar a comparaciones desfavorables y a la insatisfacción con la propia realidad.
El uso excesivo o inadecuado de las redes sociales puede contribuir a problemas de salud mental, incluyendo ansiedad, depresión y baja autoestima.
La conversación pendiente con la directora de la residencia queda momentáneamente en segundo plano mientras Javier contempla las complejidades del mundo digital en el que vive y viven todos los ancianos que observa.
Las redes sociales en la era de Internet se han convertido en un componente central de la "gran ilusión del vivir" del ser humano en masa, redefiniendo las formas en que nos conectamos, compartimos y percibimos nuestras vidas y las de los demás. Este fenómeno refleja cómo nuestras existencias se entrelazan con la tecnología y cómo nuestras percepciones de la realidad y la felicidad están siendo transformadas.
Las redes sociales prometen una conectividad sin precedentes, permitiéndonos estar en contacto constante con amigos, familiares y comunidades enteras con solo unos clics. Sin embargo, esta promesa de comunidad a menudo se convierte en una ilusión, ya que la calidad de las conexiones puede verse sacrificada por la cantidad. La interacción
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humana profunda y significativa, que requiere tiempo, atención y empatía, a menudo se reduce a interacciones superficiales, likes y comentarios efímeros.
En este mundo virtual, cada usuario tiene la capacidad de curar y presentar una versión idealizada de sí mismo y de su vida. Esto puede crear una "gran ilusión" de vidas perfectas, éxitos constantes y felicidad ininterrumpida, lo cual, a su vez, puede influir en cómo los individuos se ven a sí mismos y a los demás, generando a menudo sentimientos de insuficiencia, envidia y descontento al comparar su realidad con las imágenes cuidadosamente seleccionadas que otros presentan.
Las redes sociales han transformado la validación social en una moneda de cambio digital cuantificable a través de likes, shares y comentarios. Esta búsqueda de aprobación puede convertirse en una fuerza motivadora poderosa pero también peligrosa, donde el valor propio y el reconocimiento dependen de la aceptación en línea. Esta dinámica refuerza la ilusión de que el valor individual está determinado externamente por la percepción de los demás, en lugar de por un sentido interno de autoestima y realización.
La omnipresencia de las redes sociales y su influencia en casi todos los aspectos de la vida cotidiana han planteado preocupaciones sobre el bienestar psicológico. La constante comparación con los demás, el miedo a perderse algo y la exposición a un flujo interminable de información y estímulos pueden contribuir a la ansiedad, la depresión y la sensación de aislamiento, contradiciendo la promesa de felicidad y conexión.
En un nivel más amplio, las redes sociales están redefiniendo lo que significa vivir en la era digital. Las experiencias ya no se valoran solo por su disfrute personal o su significado intrínseco, sino también por su "compartibilidad" y su potencial para generar interacción en línea. Esto puede llevar a una "gran ilusión" donde la vida se vive a
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través de la lente de cómo será percibida por los demás, en lugar de ser experimentada directamente y en toda su riqueza.
−Buenos días, Javier −le dice la directora interrumpiendo la lectura.
−Buenos días.
−Quería hablarle sobre el estado de salud crítico de su madre. La cuidamos todo lo que podemos, pero los médicos, y perdone que sea tan directa, le han diagnosticado un cáncer de pulmón en estado muy avanzado.
Javier se queda pensativo, con la revista en la mano, sin decir nada.
−Hoy tiene consulta la doctora que atiende en esta Residencia, vendrá en media hora, ¿puedes esperar?
−Sí, esperaré aquí.
Francisco se queda un momento pensativo, mirando alrededor. Luego abre la revista y sigue leyendo.
Sin embargo, esta interconexión trae consigo vulnerabilidades significativas, siendo el hackeo, la extorsión y la sextorsión problemas terribles que afectan a usuarios de todas las edades y orígenes.