Dalia, una joven luchadora y de carácter intachable había buscado de forma incansable un nuevo trabajo, en especial durante la noche que era cuando tenía la oportunidad; infortunadamente eso no le había resultado en absoluto sencillo. Solía encontrar empleos en sitios de mala muerte e inseguros o al menos de ese modo había sido hasta que al fin se le había presentado una oportunidad que no podía rechazar. Su empleo como camarera en el bar de Carlo no solo se ajustaba a sus difíciles horarios, sino que la paga era buena y a pesar de tratarse de un bar en una zona un tanto de clase media, la gente hay solía ser muy amable y tranquila.
Llevaba laborando hay un par de semanas y se sentía muy satisfecha con todo en el lugar, las personas eran muy buenas y había logrado construir buenas amistades con el resto de los empleados y clientes regulares. Se encontraba a la mitad de su turno, cuando de pronto fue llamada por Carlo, su jefe. Este se encontraba ante la barra como siempre, más en cambio en esa ocasión se encontraba rodeado del resto de las meseras, quienes charlaban animadas en torno a uno de los clientes.
– Anda Dalia, ven acá – le animo llamándola desde el otro lado del local.
– ¿Que se le ofrece? – le pregunto un tanto preocupada porque hubiese hecho algo mal y pretendiera despedirla, pues no se podía dar el lujo de que eso pasase.
– Quiero presentarte a Renée – le dijo haciendo referencia a la joven que se encontraba al otro lado de la barra y quien reía encantada.
Era ella de quien tanto había escuchado hablar desde que llego hay y es que estaba consciente de que se encontraba ocupando su lugar y que todos la apreciaban en verdad.
– Que gusto me da conocerte, no sabes todo lo que he escuchado de ti – le aseguro extendiéndole la mano gustosa de conocerla al fin.
– Espero que sean solo cosas buenas – bromeo, dejándole ver ese sentido del humor que todos extrañaban tanto.
– De hecho así es, pues todos te extrañan mucho – afirmo consciente de cuanto lo hacían y ahora que le conocía sabía muy bien el motivo.
– No les hagas tanto caso, que la verdad es que ya no me soportaban; pero si están muy contentos contigo Dalia. Al parecer eres mucho mejor que yo – afirmo convencida de que era de ese modo.
– Ni lo digas, que me he equivocado varias veces en las órdenes. De hecho me sorprende que no hayan decidido despedirme – le confeso bien consciente de sus errores.
– Por lo que dices te va mejor que a mí. En mis primero días aquí casi quemo la cocina – revelo tratando de hacerla sentir mejor.
– Por fortuna eso no me ha pasado, no aun; pero no lo descartaría – acepto consciente de sus defectos.
Pasaron un rato charlando sobre cuanto la extrañaban y las anécdotas que compartían, ante lo cual Dalia comprobó una vez más el excelente ambiente que se vivía en el bar y lo afortunada que era por trabajar ahí, fue así hasta que de pronto al voltear a la puerta se quedó helada por lo que vio o más bien por quien vio hay parado.
Estaba tan guapo como la primera vez que lo vio.
Flashback
Derek se encontraba tomando una clase de economía, la cual le resultaba aún más tediosa que de costumbre y eso valla que era mucho decir. Después de todo se encontraba ahí por orden de su padre y no porque lo desease, ya que de ser ese el caso se encontraría en un sitio muy diferente indudablemente.
Decidió entonces ocupar su tiempo en algo mucho más entretenido y comenzó a coquetear con una chica que se encontraba un par de filas adelante que él. Esta era alta, rubia y de ojos claros; toda una belleza sin duda, tal como solían gustarle. Era exactamente igual a las muchas otras que se encontraban en la lista creciente de conquistas que había logrado conseguir en la universidad.
Pasaba por alto todas las palabras del maestro, empeñado en conseguir a aquella mujer. Por ende no dejo de lanzarle miradas y sonrisas cautivadoras, mismas que no pasaron por alto para esta, quien se afanaba por jugar con su cabello y morder sus labios de forma seductora. Para su desgracia la hora de la clase termino y todo el mundo comenzó a salir del salón con rapidez.
Aquella tarde el clima era realmente malo, caía una fuerte tormenta. Derek solo alcanzo a ver como aquella chica sacaba un paraguas de color rosa pálido, por lo cual cuando lo vio atravesar el patio hasta el estacionamiento corrió hacia ella dispuesto a detenerla y es que no estaba dispuesto a desperdiciar su esfuerzo; además de que sabía ella estaría más que dispuesta y es que así se lo había demostrado.
Dalia acababa de salir de su última clase, cuando se dio cuenta de que el clima era realmente malo, lo cual le complicaría el regresar a la estancia estudiantil. No obstante, era consciente de que este no aria más que empeorar y es que el cielo estaba completamente cubierto con nubes de tormenta.
Tomo entonces su paraguas, disponiéndose a correr hasta el estacionamiento; pretendía cortar camino por ahí para llegar a la parada del autobús cuanto antes y es que tenía mucho por estudiar si quería conservar la beca que había conseguido gracias a su promedio, misma que era lo único que le había permitido ingresar en una institución de tanto prestigio y donde solo acudían los hijos de gente muy rica.
Estaba a punto de ingresar al estacionamiento, cuando de pronto sintió como alguien la sujetaba por el brazo deteniendo sus pasos de forma de lo más repentina. Al voltear de lleno se percató de que se trataba de un joven en verdad apuesto, el cual la sujetaba por el brazo y antes de darse cuenta la había tomado también por la cintura.
Quedaron uno justo frente al otro, sus rostros a escasos centímetros, al tiempo que sus respiraciones parecieron acompasarse.
Si bien aquella acción la tomo tan por sorpresa que su primer instinto fue apartarse, aquel impulso pronto desapareció, al igual que todo a su alrededor. Ocurrió de ese modo hasta que el paraguas callo al piso, logrando que ambos se empaparan por completo de la lluvia que caía con fuerza.
Pronto se perdieron en la mirada del otro, en la profundidad de sus ojos. Derek era consciente de que no se trataba de la chica tras la que iba, pero no estaba nada decepcionado por su equivocación y eso era claro; pues entonces de pronto comenzó a sujetarla con cada vez más fuerza, acercándose para besarla.
Dalia se encontraba tan inmersa en aquellos bellísimos ojos verdes que poseía, en las marcadas líneas de su rostro y aquellos labios carnosos que invitaban a besar. Por desgracia ella era más bien tímida, además de que en ese punto de su vida en lo que menos podía pensar era en tener una relación con nadie y en cierto modo se lamentaba al respecto, cuando de pronto se dio cuenta de algo. Aquel chico que había visto quizás un par de veces a lo lejos en el patio, en esos momentos pretendía tomarla de esa forma tan repentina y besarla así nada más.
Aquel hecho causo que se rompiera el hechizo en que se encontraba, consciente de lo que pretendía y no lo permitiría. No dejaría que la tratase como una más de las chicas con las que estaba acostumbrado a tratar, así que pronto actuó y le soltó una sonora bofetada, misma que lo tomo totalmente por sorpresa.
Si bien aquel golpe le dolió y en especial lo tomo desprevenido. No obstante, no le molesto y es que siempre le habían gustado las mujeres que poseían carácter y ella sin duda lo tenía. Así que haciendo caso omiso al cosquilleo que sentía en la mejilla la volteo a ver, regalándole una deslumbrante sonrisa.
Fin del flashback