Territorio Dracul en Bran, Braşov, Transilvania, Rumania, hace tres semanas.
En un frío, oscuro y sucio callejón del poblado de Bran, Sasha y su familia pasaban inadvertidos entre la población. Si bien era cierto que los vampiros habitaban el castillo y las medievales construcciones a las afuera de la ciudad, no estaban fuera de peligro porque toda la población humana de Bran eran sus fieles sirvientes. No había magia alguna que atara a los humanos a estar disponibles a los requerimientos o caprichos de Los Dracul, solo era la sed de poder, la ilusión de vencer a la muerte ganando la inmortalidad lo que les llevaba a atender a sus nefastos amos con la esperanza de recibir como recompensa el beber la suficiente sangre de un vampiro para que se dé la transformación. Por ello, aunque no hubiera vampiros merodeando, era altamente riesgoso que él y su familia transiten por las calles tratando de abandonar el área al mando de Los Dracul. Sin embargo, el brujo no podía recuperar sus fuerzas bajo el estrés que sufría al estar a la expectativa de que algún morador se percate de su presencia y la de los suyos. Debían salir de Bran.
Las fuerzas no le eran suficientes para hacer un hechizo de invisibilidad, por lo que se propuso ser lo más sigiloso posible para pasar inadvertido en su camino de reconocimiento de una viable ruta de escape. Recitó el hechizo para ocultar su olor y salió del callejón esperando encontrar algo que le ayudara a orientarse, ya que las grises nubes del cielo de Bran no le permitían ver el sol y ubicar los puntos cardinales. Caminó sin toparse con humano o vampiro hasta llegar a una casa abandonada que era la última construcción antes de salir del poblado por ese lado de la urbe. Consideró que sería prudente sacar a su familia del callejón, ya que ratas u otros inmundos animales podrían dañarlos, así que retomó sus pasos con la idea de trasladarlos a ese lugar. Paula lo esperaba armada con un palo que encontró entre la basura acumula en el callejón. Aunque ella era una licántropa, no era una guerrera, y eso reafirmó que la mejor decisión sería sacarlos de ahí para llevarlos a un posible mejor ambiente.
Con Laura en brazos caminaba detrás de su mujer e hijos, indicándoles hacia dónde debían dirigirse. Cuando llegaron a la casa abandonada, sintió que sus fuerzas volvían al creer que su familia estaba alejada del peligro, pero la voz que escuchó detrás de él le hizo caer en la cuenta de que su decisión de trasladarlos por el poblado no fue la mejor.
Sasha miraba a Paula, cuya cara de horror le mostraba que el dueño de dichas palabras no era más que un vampiro. Ella abrazaba a sus hijos, ocultando sus rostros, tratando de protegerlos; esa imagen desgarró el corazón del brujo, y al recordar que todo ese desagradable momento era por los excesos de Laura, maldijo la existencia de su cuñada y la conexión de gemela que compartía con su amada.
Lentamente dejó a Laura en el suelo. Por el comentario del vampiro entendió que no se había percatado que lo que cargaba era una mujer. Recitó el hechizo de liberación de olor y se volteó para ver a aquel vampiro que dirigía la captura. El brujo sintió que la sangre se le helaba al ver que Lucian, el primer general de los ejércitos Dracul, estaba enfrente de él. Esos ojos rojos opacaban toda la belleza que el mayor de los hijos de Morgan Dracul poseía. Lucian era tan alto como Sasha, por lo que calculaba su talla en 1.90 m. Los cabellos castaños claros caían desprolijamente hasta la base del cuello, y sus facciones delicadas y simétricas le prodigaban de una belleza que cautivaría gratamente a cualquiera si no fuera un vampiro el dueño de tal apariencia.
La mirada del vampiro no se despegaba de la imagen débil y descuidada que Laura proyectaba bajo el hechizo para dormir que el brujo le impuso. La cargó en brazos y dio la orden de trasladar a los prisioneros al castillo.
(…)
Habían pasado dos horas desde que Lucian los había atrapado. Sasha y su familia fueron trasladados a los calabozos subterráneos del Castillo Dracul. La preocupación llegaba al no saber de Laura, ya que Lucian la había separado de ellos después de obligar al brujo a quitar el hechizo que la mantenía dormida. Sus fuerzas habían retornado, pero no podía teletransportar a su familia, ya que no conocía la suerte de Laura, y el propósito inicial de toda esa trágica aventura era salvaguardar la vida de su cuñada para que su predestinada no sea afectada. Estando a punto de perder las esperanzas por no saber el destino de Laura, unos guardias abrieron la celda que los aprisionaba para ser trasladados al Salón de la Corte donde Morgan Dracul los esperaba.
Con cadenas que limitaban el uso de sus manos y andar, Sasha y su familia llegaron a la presencia del patriarca vampiro de ese clan. Morgan miraba expectante al brujo y a su familia, ya que a quién con una familia mestiza se le podría ocurrir arribar a territorio Dracul.
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hombre lobo alpha y luna, huerfana hija de la divinidad, sobrenaturales entre los humanos
Editado: 22.12.2023