Ayla
Estoy en el departamento viendo que me voy a poner hoy en la fiesta de la playa, Percy fue a comprar no se qué y yo aquí buscando una ropa cómoda en caso de tener que pelear con algunos monstruos, hasta que encontré una playera color vino un poco ajustada, unos mayones negros y unos tennis del mismo color.
Me fui a darme un baño, me puse la ropa y de peinado una coleta alta. Lo sé, muy fanática de la coleta, pues no, lo que pasa es que tengo el cabello largo y luce mejor con una coleta. Llevo una navaja que me prestó Leo, ya que según mi arma me la tiene que dar mi madre, pero como no ha venido tengo que usar esto.
Llega Percy y trae una bolsa. —Ya llegué —cierra la puerta.
—Que bueno, ya me sentía algo sola —reí.
—Yo sé que me extrañas —pone la bolsa en la mesa.
—¿Y que traes ahí? —miré con mucha curiosidad la bolsa.
—Es una sorpresa, cierra los ojos —hice lo que me pidió.
—¿Ya? —seguía tapando mis ojos.
Poniendo la sorpresa en la mesa. —Ya —respondió y me destapé los ojos.
—No.... Lo.... Puedo.... Creer —me sorprendí al ver el regalo que me dio Percy, era lo que más anhelaba en mi vida. Un kit de pinturas para dibujar, pues amo el dibujo.
—¿Te gusta? —me preguntó.
—Como no me va a gustar, era lo que más quería —lo abrazo—. Gracias mi sesos de alga.
Eran las siete de la noche y ya estábamos en la fiesta, algo me decía que Percy tendría razón en cuanto a los monstruos. Yo estaba platicando con Alice, Hailee, Ariadna y Abril, Jeannette y otros chicos no vinieron a la fiesta debido a que sus papás no los dejan; Percy estaba con Dylan, Kevin y Austin.
La fiesta iba bien hasta que vimos unas dracanae que iban directo con los chicos, Percy y yo actuamos rápido; Percy se encargó de las dos dracanaes y yo de las tres que sobraban, así es, eran cinco en total. Una de ellas iba directo a Hailee y yo le lancé uno de los cuchillos y le di, después de que terminaramos con ellas me acerqué a los chicos y les hice una pregunta, no sin antes que ellos me la hicieran.
—¿Qué eran esas cosas? —preguntó Hailee asustada.
—¿Eran monstruos? —ahora pregunta Alice.
Antes de que siguieran con las preguntas yo les hice una.
—Haber, ¿quién vio a cinco personas que nos iban a asaltar? —Kevin, Julieta, Kaay y Natalia alzaron la mano. Ok, otra cosa que descubrí, puedo ver lo que los humanos desean ver en la niebla.
—Muy bien, ustedes vayan con Percy, yo voy a hablar con los chicos —dicho esto, ellos se fueron con Percy.
—¿Qué eran esas cosas Ayla? —me preguntó Dylan.
—Esas cosas se llaman Dracanaes, y vienen por ustedes —le respondí.
—¿Pero por qué? —esta vez preguntó Austin.
—Si lo quieren saber, vamos a mí departamento y ahí les diremos todo —todos asintieron.
Nos fuimos antes de que la fiesta terminara, fuimos al departamento y se sentaron; me dirigí a la cocina por agua para ellos y al llegar a la sala iniciaron las preguntas.
—Bien, primero, ¿por qué esas cosas nos querían? —me ve Abril.
—Porque ustedes son diferentes a los demás —respondió Percy.
—Entiendo, pero lo más importante, ¿por qué solo nosotros vimos a esos monstruos? —preguntó tranquila Ariadna.
—Como ya lo dijo Percy, ustedes son diferentes en ciertos aspectos —respondí.
—¿Pero en que aspectos? —nos ve Alice.
Mire a Percy y él asintió para que les dijera lo que estaba pasando aquí.
—Antes que nada, ¿creen en la mitología griega? —pregunté.
Los chicos se miraban entre sí, y no sabían que responder, hasta que Ariadna dijo.
—Yo si creo —respondió.
—Me basta con ella. Seré directa, ustedes son semidioses. Por eso esas cosas los buscan, nosotros los semidioses tenemos una esencia única y fácil de reconocer.
—Si que fuiste directa —me miró Percy.
—Era necesario —lo miré haciendo un ademán de “qué querías que hiciera”.
—Entonces, quieres decir que uno de nuestros padres es una deidad y el otro mortal —comentó Hailee.
—Sí —respondió Percy.
—Vayan por sus cosas y en el camino se los vamos explicando poco a poco —les ordené.
Percy y yo empacamos todo lo necesario para regresar al campamento; al salir del departamento los chicos nos esperaban y nos fuimos caminando casi todo el trayecto.
—¿Así que somos semidioses? —preguntó Dylan.
—Sí. Así es, y si me vas a preguntar quién es tu padre o madre divino, no lo sé —tomé mi mochila.
—¿Entonces como saben que son hijos de algún dios del Olimpo? —preguntó Abril.
Iba a responder, pero Percy me ganó la palabra.
—Ellos nos reconocen.
—Y, ¿cómo es eso? —nos ve Ariadna.
—Aparece una luz arriba de nosotros con un símbolo que representa a cada uno de los dioses —respondí.
—Y hablando de eso, ¿hijos de quienes son? —se acomoda su mochila Austin.
—Yo soy hijo de Poseidón, dios de los mares —respondió Percy.
—Que bien, ¿y tú Ayla? —me ve Hailee.
—¿Quieren que se los diga? —los miré de reojo.
—Si, no creo que sea tan malo —comentó Dylan.
—Conste, yo se los dije. Soy hija de Nix, diosa de la noche y... —los chicos a excepción de Percy terminaron la oración.
–Hermana de Tánatos e Hipnos —dijeron al unísono.
—Así es —no sabían que responder—. Yo se los advertí —comenté.
—Y —habló Alice alargando el sonido de la y—. ¿Alguien sabe como vamos a llegar al campamento?
Miré a Percy. —Percy, es la única opción —hizo una cara de “No hablarás en serio” a lo cual yo asentí.
Creé un portal que lleva al campamento mestizo. Al llegar, empezamos a caminar directo a la casa grande y entramos, Quirón nos recibió.
—Me da gusto que estén de vuelta —comentó—. ¿Son todos los semidioses? —veía a los chicos.
—No todos —respondí.
—¿Cómo sabes que no son todos? —me miró Percy.