Ayla
—Ayla, Ayla, Ayla —unas manos pequeñas me mueve.
—Mmmm, 5 minutos más, ¿si Evangeline? —le doy la espalda y me tapo completa con mi sábana.
—Es que ya quiero comer —empezó hacer berrinche.
—Bien, ya me levante y ya voy —me cambié y salimos de la cabaña dirigiéndonos al comedor.
Al llegar a la mesa de Hades, vimos que Alice estaba ahí, pero no veía a Nico.
—Hola Alice —mi hermana y yo nos sentamos en frente de ella.
—Hola cuñis —dijo con un pequeña risa.
Ella puede parecer una chica fría igual que Nico, pero cuando quiere, puede parecer un amor.
—¿Y Nico? —pido una pizza y aparece.
—El dormilón sigue en la cabaña, al parecer hoy prefirió seguir durmiendo —muerde un pedazo de su pizza—. Al parecer esto es un mini aviso de Hipnos para que se mantenga alejado de ti —susurra y se ríe bajito.
—Él de por sin es así —me reí.
—¿A quién le dices dormilón? —me reí al reconocer la voz un poco ronca.
—Hola Nico —lo miro.
—Hola peque —me susurra, seguido de un beso en la mejilla.
—Me parece que alguien se va a poner de celoso —canturrea Evangeline con una sonrisa traviesa.
—¿A qué te refieres? —la miro.
—Solo espera —dice Alice—. Bueno, nosotras nos vamos, ven Evangeline —las dos se levantan y se van.
Alice
Me levanté temprano como es costumbre, decidí despertar a mi hermano, así que fui a su cama y lo empecé a mover.
—Nico, des-pi-er-ta —lo muevo de un lado a otro.
—Mmmm, 5 minutos más —se cubre por completo con la sábana.
—Aish, yo me voy a comer. Y ni creas que te voy a estar esperando —salgo de la cabaña.
Me dirigí al comedor, pedí pizza hawaiana, tenía muchas ganas de probarla, di mi ofrenda y me senté en mi mesa.
—Hola Alice —saluda Ayla y su hermana, ellas se sentaron en frente de mí.
—Hola cuñis —la saludo mientras suelto una pequeña risa.
—¿Y Nico? —pide igual una pizza, pero esta es de Pepperoni.
—El dormilón sigue en la cabaña, al parecer hoy prefirió seguir durmiendo —le doy una mordida a mi pedazo de mi pizza—, al parecer esto es un mini aviso de Hipnos para que se mantenga alejado de ti —susurro y me reí bajito.
—Él de por sin es así —se empezó a reír.
—¿A quién le dices dormilón? —me reí al igual que ella al reconocer la voz, aunque un poco ronca porque no se despierta totalmente.
—Hola Nico —lo mira.
—Hola peque —le susurra, y seguido de un beso en la mejilla.
—Me parece que alguien se va a poner de celoso —dice Evangeline mostrando una sonrisa traviesa.
—¿A qué te refieres? —la mira.
—Solo espera —dije con una sonrisa traviesa—. Bueno, nosotras nos vamos, ven Evangeline —ambas nos levantamos de nuestros lugares y no fuimos de ahí, dejando a los tórtolos.
—¿Crees qué sean muy celosos los chicos? —me mira la menor con una pequeña sonrisa.
—Mmmm, esa es una muy buena pregunta.
Ayla
Acabamos de comer y fuimos a pasear, tiempo después fuimos a entrenar a la arena.
Estábamos entrenando muy a gusto entrenando con las espadas, cuando escucho un grito.
—¡¿Qué mi hermana y Nico qué?! —creo que se escuchó hasta la playa, ok, estoy exagerando con eso, pero de que sí se escuchó, sí se escuchó.
—Hasta apenas se entera —me quejo.
—¿Te parece si escapamos de él? —me pregunta Nico.
Lo medité un poco, pero cuando escuché a Percy gritar fue de "sí, vamonos antes que nos envíe al Tártaro". Y de ahí nos fuimos al bosque.
Nico hizo su viaje sombra y nos encontrabamos en la ciudad de Nueva York.
Dimos un pequeño paseo por la gran ciudad y después fuimos al McDonald's.
—¿Me pregunto cómo se enteró de nuestro noviazgo? Ni siquiera se da cuenta de eso —le doy una mordida a mi hamburguesa.
—Por eso le decimos Sesos de alga —me reí ante su comentario.
—Ya entendí —salimos de ahí y fuimos a dar un pequeño paseo por el parque, ya estaba atardeciendo y se veía hermoso.
Platicamos un rato y cuando estábamos a punto de regresar al campamento, una voz nos detuvo.
—Hasta que por fin te veo niña —nos dimos la vuelta. Al ver a la persona dueña de esa voz, pude ver que era un chico más o menos de mi edad o uno o dos años más grande que yo, cabello corto y de color negro, unos ojos de color café intensos, he de admitir que es guapo, no lo niego... Pero Nico lo es aún más.
Nieguenmelo y era más alto que yo, sentía que ya lo conocía de algún lado, pero no recordaba—. No me reconoces, ¿Cierto?