Ayla
Salgo de la casa grande con mi hermano y Sujin. Íbamos platicando cuando Alice se nos acerca conpreocupación.
—¿Pasa algo? —le pregunto.
—Sí, es Nico, no sé qué tiene, pero no ha querido salir de la cabaña ni para ir a comer —ella realmente estaba preocupada, pero yo ya sabía porqué estaba así—. No te preocupes, iré a ver, chicos, luego hablamos —ellos dijeron que sí y se fueron con Alice.
Llego a la cabaña de Nico, toco pero no respondía, otra vez...nada.
—Nico, soy yo, abre por favor —dije tratando de sonar tranquila. Esperé unos minutos y no hubo respuesta. Iba dejar de intentar, le quiero dar su tiempo de procesar lo que soñó. Cuándo estaba apunto de irme, se escucha el sonido de la puerta abriéndose y seguido de esto, siento como alguien me abraza.
—No te alejes de mí, por favor —sé muy bien a lo que se refiere, pero no quería decirle, porque sé que él hará todo con tal de detenerme para evitar a que haga tal tontería.
—Tranquilo —no podía decirle que todo estaría bien, porque la verdad no sé si pase.
Fuimos a dar un paseo, tenía que calmar a Nico y tratar de hacer que olvidara la visión que tuvo.
—¿Por qué fuiste a mi cabaña? —me mira. Sus ojos aún se veían inflamados por llorar.
—Porque Alice se acercó a mí y me dijo que no querías salir, y no sabía porqué, lo que causó que se preocupara por ti —le respondo con un tono dulce.
—Es que...tuve una pesadilla —me detengo y lo miro—. Me salvaste y me llevaste a un lugar para que me protegiera, ya que estaba muy herido. Después te alejaste porque ibas a hacer algo y que esa era la única forma de ganar, yo no quería dejarte ir, pero te levantaste y te fuiste corriendo; ahí fue cuando me desperté y no quise salir —me explica mientras mira a otro lado.
—Nico —pongo mis manos en su rostro e hice que me viera a los ojos—. Solo fue una pesadilla —lo abrazo mientras acaricio su cabello.
Seguimos caminando para despejar nuestra mente, él usó su viaje sombra y aparecimos en un callejón; cerca del parque. Fuimos al parque y nos sentamos en una banca cerca del lago. Veíamos con tranquilidad el paisaje, cuando una pelota de plástico vino a dar a mis pies, lo levanté y vi que dos niños; una niña y un niño se acercaron a mi, ambos parecían tener entre 5 y 7 años.
—Señorita, nos puede dar el balón por favor —habló el niño.
—Claro que si pequeñín —se lo doy—. Tengan cuidado de que no se caiga al lago.
—Si señorita, gracias —me agradece la niña y ambos se fueron.
—Se ven tan tiernos —miro con ternura a los niños.
—¿Cuántos? —pregunta de la nada Nico.
—¿Qué? —lo miro confundida.
—¿Cuántos te gustaría tener? —ahí caí en cuenta a lo que se refería.
—Nunca lo he pensado, pero creo que dos estaría bien —lo abrazo—. Y que de preferencia sea un niño y una niña, para que ella sea tu única princesa —lo beso.
Me sonríe. —¿Y cómo los quieres llamar?
—Mmmm, tal vez cómo tú y tu hermana —respondo mientras respiro la loción de su chaqueta.
—Me gusta, aunque también puede ser que a la niña la llames Gina —lo miro sorprendida.
—Ese nombre lo amaba mi mamá, de hecho ella quería ponerle así a Sarahí, pero mi abuela se negó y quiso que le pusieran el nombre que ahora tiene —digo un poco molesta.
—Pero como ya no estás con ella, tu le puedes poner el nombre que quieras a tu futuro bebé —me da un beso en mi mejilla.
Regresamos al campamento y le dije que tenía que hablar con Hiyori. Él dijo que estaba bien, y se fue a buscar a los chicos para entrenar, solo rezaba para que Percy no metiera la pata.
Encontré a Hiyori y le pedí que me acompañara a ver a Jacob, ya que el fue nombrado el líder de su manada, ella accedió y ambas nos fuimos.
Al llegar al lugar, varios lobos nos rodearon, se ve que les da igual que la media hermana de su líder venga a acompañada de alguien.
Jake apareció, y sus guerreros se hicieron a un lado.
—¿Qué deseas? —ash, pero que frío es. A este punto lo llamaré cubo de hielo con patas. En referencia a su lobo.
—Si, también es un gusto verte —digo con sarcasmo y recibo un codazo por parte de Hiyori y suspiro—. Vine a pedir algo —comento con pesadez, pues tengo algo llamado orgullo, y más con él.
—¿Y cuál es tu petición? —me sigue mirando con seriedad.
Miro para otro lado, evitando su mirada. —Que nos ayudes en esta guerra.
—No —responde secamente.
—Por favor hermano —ruega Hiyori.
—Es su batalla, no la nuestra —mira a su hermana y se da la vuelta. Ok, se acabó lo de ser amable.
—En cuanto él se apodere de todo, puede que nada quede en este mundo. Puede que también surja otra guerra en el que ustedes se resistan, y pierdan; porque ellos son más —suelto eso de golpe, pero veo que no se inmuta ante eso y mejor decido irme. Hiyori y yo nos damos la vuelta cuando.